Muestran cómo es el manual de okupación y su técnica de asalto revela un detalle inquietante
Es algo que poca gente se imagina.
Durante los últimos años hemos visto cómo la okupación se ha convertido en uno de los temas más mediáticos, copando portadas, programas de tertulias, informativos y noticias en todos los medios. Pese a ello, la realidad es que a día de hoy, las okupaciones continúan siendo un problema menor, y que afecta un pequeñísimo porcentaje de la población, aunque es cierto que se ha producido un aumento de estas prácticas en líneas generales.
Y ante esta situación, es lógico preguntarse cómo es posible que los okupas permanezcan en los domicilios que asaltan sin ningún tipo de impedimento legal. Y la respuesta la podemos encontrar en el conocido como 'Manual de Okupación', compartido y difundido en redes sociales y donde se recogen las principales directrices a seguir para lograr sus objetivos.
En dicho manual se exponen de forma detallada y pormenorizada todos los paso que hay que seguir para mantenerse durante un tiempo indefinido en un hogar okupado. Pero para verlo de forma mucho más clara, expondremos un ejemplo práctico y verídico.
Hace un tiempo, el periódico La Vanguardia dio a conocer un caso de okupación en el municipio catalán de Llagosta. Según explicaron, una constructora que se había embarcado en la construcción de un edificio, quebró de forma súbita antes de entregar las viviendas. En ese momento el banco que financió a la constructora decidió poner parte del dinero para finalizar el edificio y compartir el anuncio de las viviendas a través de internet y redes sociales. Y ese fue su gran error.
Y es que, mientras que las familias -trabajadoras y del municipio- esperaban ansiosas a que les entregaran las llaves de sus nuevos domicilios, un grupo de jóvenes de entre 18 y 20 años decidió colarse en las viviendas después de analizar los anuncios compartidos por la entidad bancaria, comprobar su ubicación, disposición y, en definitiva, estudiar al detalle todos los aspectos de los domicilios, tal y como recoge el manual del que antes le hablábamos.
Nada de improvisación
Pero lo más llamativo no se había producido todavía, y es que, los nuevos 'inquilinos', tal y como confirmaron sus portavoces, decidieron meterse en los pisos después de verlos en la web del banco. Así, entraron en 11 viviendas y aquí llega el giro de guion inesperado: llamaron a la policía para autodenunciarse, y les comunicaron a los agentes que llevaban varios días en los domicilios, algo que era mentira pero que era vital para que su plan saliera bien.
Y decimos esto porque según la normativa actual, la policía solo puede desalojar un domicilio de okupas sin orden judicial si se encuentran en las primeras 48 horas del allanamiento. El problema era que, al tratarse de viviendas aún vacías, nadie podía contradecir a los okupas, de modo que sus testimonios eran los únicos en los que se podía basar la policía.
Por todo ello, es evidente que el asalto de los domicilios no se produjo de forma improvisada, sino que se trató de un allanamiento preparado, estudio minuciosamente y ejecutado a la perfección, tal y como señala el manual.
Entre sus páginas, el Manual sostiene que “negamos la propiedad y negamos la legalidad entendiendo que éstos son los elementos que perpetúan el sistema de opresión vigente”, además de que “la ley del Estado está hecha para defender el status quo”.
Las primeras 48 horas son clave
En el caso de que la vivienda estuviera vacía y no cuenta con ningún cartel de alquiler o venta, como ocurrió en esta situación, una vez que transcurren las primeras 48 horas, el dueño no puede solicitar el desalojo, y se denomina 'desahucio en precario'.
Para evitar esta situación, los abogados aconsejan que se trate de una 'demanda civil de desahucio', ya que en este caso, el juez puede convocar a un día y una hora determinada a los okupas al juicio, donde se presentarán con un abogado, retrasando así el desalojo durante un tiempo. Aunque finalmente, se verán obligados a abandonar el domicilio okupado ya sea pacíficamente o por la fuerza.
Ocurre lo mismo si la vivienda que ha sido okupada era utilizada por el propietario de forma habitual. Si hubiesen pasado 48 horas desde el allanamiento y no se ha interpuesto denuncia alguna, no quedará más remedio que presentar una demanda civil de desahucio.