El megarascacielos de 2000 metros para millonarios que vivirán sobre las nubes aislados del mundo
Para salir del edificio se estima que habrá invertir media hora en ascensor (con sus correspondientes transbordos).
En estos momentos, el edificio más alto del mundo, con 828 metros, es el Burj Khalifa de Dubái (Emiratos Árabes Unidos). Sin embargo, únicamente se encuentra habitado hasta los 584 metros de altura, es decir, la planta 163. Los pisos superiores se encuentran ocupados por maquinaria y una gran antena.
En cualquier caso, el Burj Khalifa podría perder pronto ese honor. Este pasado mes de marzo se adjudicó un concurso para la construcción de un megarascacielos de 2000 metros de altura en el norte de Riad (Arabia Saudí). Su presupuesto es de 4.620 millones de euros y, si se acaba llevando a cabo, será diseñado por el estudio de Norman Foster.
No obstante, tal y como recoge un reportaje de El Mundo, hay serias dudas de que el faraónico proyecto llegue a buen puerto. Juan Carlos Arroyo, el ingeniero que ha firmado el proyecto de estructuras en la reforma de las Torres de Colón de Madrid, ha pronosticado, en declaraciones al mencionado medio de comunicación, que “el proyecto se hará y se divulgará, pero no se construirá. Pero lo mismo pensaba de The Line (una ciudad de 170 kilómetros en Arabia Saudí) y las obras ya están en marcha”.
Uno de los grandes interrogantes es qué clase de personas pueden estar interesadas en vivir en un edificio así. Andrew Harris, profesor de Estudios Urbanos y Geografía del University College London, ha indicado a El Mundo que “mi intuición es que, antes que nada, existe un estatus social en ese vivir física y metafóricamente por encima de los demás. En segundo lugar, esos modos de vida que prometen una forma de bienestar, de escapar de la congestión, la contaminación y la criminalidad que a menudo se asocian con el nivel de la calle. Y, en tercer lugar, esta emoción de ver el mundo desde la altura”.
Media hora de ascensor para salir del edificio
Por su parte, Eduardo Prieto, arquitecto y profesor en la Universidad Politécnica de Madrid, ha señalado al citado medio, en cuanto a la utilización del edificio, que “lo previsible es que el primer tercio del edificio se dedicase a oficinas y usos comerciales, el segundo tercio a viviendas y hoteles y que el tercero no tenga muchos usos más que los miradores y algunos servicios técnicos”.
“La enajenación respecto al mundo sería total. Ni siquiera tengo muy claro que las vistas compensen. A 200 metros de altura se ve la ciudad, pero a un kilómetro y medio sólo se ven brumas y nubes, no se ven las personas en la calle”, ha añadido Prieto.
A ese aislamiento total del mundo colaboraría de forma decisiva la dificultad de salir de las viviendas ubicadas en los pisos más elevados. Juan Carlos Arroyo ha calculado que, con los ascensores más rápidos, llegar desde las plantas más altas hasta la planta baja llevaría media hora. Además, habría que realizar varios transbordos, como si de un Metro se tratara.
Solo el tiempo dirá si este proyecto (tan llamativo como poco práctico para vivir) acaba siendo una realidad.