Le gritan desde la obra y la estudiante les trae un pastel: "Lo pensé todo el fin de semana"

Le gritan desde la obra y la estudiante les trae un pastel: "Lo pensé todo el fin de semana"

Pero lo más loco es la nota de agradecimiento.

Imagen de archivo de un Brunsviger, un tipo de pastel danés.Andrey Pronin via Getty Images

Singular historia la que recoge la cadena danesa TV2 Nord sobre lo que ocurrió con una estudiante universitaria que iba camino de su hogar cuando volvía de una dura tarde en un grupo de estudio. Por el camino, se encontró una obra en la que estaban trabajadores de la construcción trabajando. Y comenzaron a gritarle algo.

Es conveniente pausar la historia un momento para recordar que esta escena ocurrió en Dinamarca y no en España, con toda la carga y contexto machista de lo que supone que un obrero se dirija a una mujer en nuestro país. En esta ocasión, en Dinamarca, el final arroja un desenlace culinario inesperado, si bien no está exento también de reflexión.

Bien, lo que le ocurrió a Amelia Gade es que llevaba consigo los restos de un clásico pastel danés, un brunsviger que ella misma había preparado para compartir con sus colegas en el grupo de estudio. "¿No es ese pastel para nosotros?", le comentaron desde la obra los trabajadores.

El inesperado agradecimiento de los obreros a Amelia

Gade, que al principio ni se dio por aludida, cuando cayó en la cuenta les dijo que quedaba muy poco. "Lo pensé todo el fin de semana y, de hecho, me sentí un poco culpable", aseguró la joven a la cadena danesa. Reflexionó tanto sobre ese encuentro, que como le tocaba volver a preparar más tarta porque el sábado era su cumpleaños, aprovechó para hacer mucho brunsviger. Su novio asegura que fue premeditado el hacer tanta cantidad.

Efectivamente, Amelia se dirigió a la obra y se plantó ante los trabajadores: "Les llevé a Brunsviger y les pregunté si querían. Estaba totalmente fuera de mi zona de confort al  entrar allí", confiesa a la citada televisión. Evidentemente, claro que querían el pastel en cuestión. Pero lo más sorprendente de la historia es que, a modo de agradecimiento, dejaron escrito en una tabla el siguiente mensaje: "Gracias por la tarta, M". Amelia Gade tiene la sospecha de que no entendieron bien su nombre.