Las trampas ocultas con flechas causan pavor a los arqueólogos que intentan abrir la tumba de un emperador
Se trata del mausoleo del que fuera primer emperador de China, Qin Shi Huang.
Suena a película de misterio, pero tiene mucho de realidad. Más de 2.200 años después, la tumba del que fuera primer emperador de China, Qin Shi Huang, que gobernó del 221 al 210 a.C., sigue sin abrirse principalmente por miedo a lo que pueda haber allí y en sus alrededores.
Los arqueólogos temen que la tumba esté repletas de trampas contras las manos y los ojos de quien ose abrir la construcción funeraria, en un mausoleo que cuenta con un patrimonio escultórico clave: los célebres guerreros de Xi'An.
Como recoge La Razón, pese a que hace mucho tiempo del hallazgo de estos conocidísimos guerreros de terracota a tamaño real, además del miedo a lo que pueda salir, existe un temor real a que las labores de excavación dañen el conjunto.
No obstante, otras labores de desentierro de construcciones similares se saldaron con éxito y sin daños para el elemento arqueológico, por lo que el principal riesgo que argumentan los especialistas es el de esas posibles 'trampas'.
Como cita también La Razón, del legado del antiguo historiador chino Sima Qian ha llegado un testimonio donde recoge la existencia de trampas ocultas dentro de la tumba de Qin Shi Huang.
Estas serían ballestas y flechas estratégicamente ubicadas para dispararse automáticamente ante cualquier intruso, así como un sistema de ríos de mercurio que imitaba los cauces de un río, diseñado para fluir ininterrumpidamente. Unas incógnitas que aún hoynadie se atreve a despejar.