Las educadoras infantiles se plantan: "Sentamos las bases del desarrollo humano y ganamos 900 euros"
Más de 80.000 trabajadoras del primer ciclo de Infantil están llamadas a la huelga para denunciar la precariedad de sus condiciones laborales.
No son niñeras y tampoco “guardan” a los hijos de otros durante unas horas. Las educadoras del primer ciclo de Infantil –de 0 a 3 años- son profesionales que realizan un trabajo fundamental para el desarrollo de los más pequeños. “Sentamos las bases de los bebés para que en el futuro sean personas emocionalmente estables, las bases que les hacen ser humanos y les permiten desarrollar inmensas habilidades a lo largo de su vida”, protesta Lucía Pandaán, trabajadora de una escuela municipal de la Comunidad de Madrid.
Pese a ello, una gran mayoría considera que su labor diaria no está valorada ni reconocida, ni social ni económicamente y ha decidido secundar la huelga convocada por CCOO para luchar por una mejora de condiciones. Este miércoles 25 de octubre se llevó a cabo la segunda de las cuatro jornadas de protesta establecidas por el sindicato y fue respaldada por más de 80.000 educadoras.
“Si te contratan en jornada completa cobras el salario mínimo con las pagas prorrateadas. Me da hasta vergüenza decir en cuánto se queda eso al mes”, cuenta a este medio Ana Méndez, educadora de primer ciclo de EF en un centro público de gestión indirecta. Lo cierto es que la cantidad no llega a los 1.000 euros. “Los tutores se llevan como mucho 900 euros limpios trabajando ocho horas al día y varias más fuera del aula entre claustros, boletines o informes (…) El convenio está obsoleto, hace años que no se toca para nada, hace años que no se mueven tampoco las tablas salariales”, asegura.
En este sentido, las trabajadoras consultadas destacan que en las escuelas privadas las tutoras cobran aún menos que en las públicas. En el caso de Verónica Santos, su sueldo de media jornada como educadora infantil supera por poco los 500 euros mensuales. "No te da ni para empezar".
Ocho bebés por persona
Más allá de los sueldos, las afectadas relatan que el principal de los problemas se encuentra en la ratio de niños por educadora. Sobre esto explican que “en el aula de bebés tenemos ocho bebés por tutora, en la clase de 1 a 2 años hay 14 niños por educadora y en la de 2 a 3 años hay 20 niños para una sola persona”. Destacan que esta sobrecarga de trabajo “impide que dediques el tiempo que te gustaría, vas en automático: comen, les lavas, juegan un rato unos mientras vas cambiando a otros...”, apunta Ana.
“Quien no conoce nuestro trabajo se piensa que estamos mirando aquí a los niños mientras juegan, pero esta labor no es meramente asistencial, no es solo cubrir sus necesidades básicas...También debemos educarles, fomentar su independencia y su autonomía”. Sin embargo, de esta manera les resulta cuanto menos complicado a las educadoras.
Con el fin de reducir la ratio, algunos centros públicos gestionan las aulas mediante ‘pareja educativa’. Es decir, con dos trabajadoras por clase. En el caso de las escuelas privadas lo habitual es que la tutora se encuentre sola o en ocasiones puntuales cuente con la figura de una “monitora de apoyo” que va rotando por las clases en función de las necesidades.
Horas no pagadas fuera del aula
Por si la carga dentro del aula no fuese suficiente, las educadoras reclaman que se reconozcan y retribuyan las horas de trabajo fuera de su jornada. “Hay mucho trabajo más allá del aula. Yo estoy 8 horas en la escuela. Sin embargo, hoy de cuatro a siete de la tarde hemos tenido claustro y esas horas no se nos pagan. Y no es puntual, hay un claustro a la semana”, explica Lucía.
A estas labores ‘extra’ las trabajadoras consultadas añaden que en sus casas “hay que hacer programaciones, informes de cada uno de los niños, preparar las tutorías con los padres... En muchos casos tienes que ponerte de acuerdo con tu compañera y hacer una videollamada e incluso traer ideas para el aula, buscar juegos y materiales o recibir formación constante. Se te van las tardes”.
Consideran, además, que esta falta de reconocimiento y organización se debe a que este primer ciclo de Educación Infantil no es obligatorio. Un hándicap que también afecta a las vacaciones de su personal. “No funcionamos como los coles... Tenemos 10 días por convenio y si los días que los niños están de vacaciones nosotras no vamos a trabajar y superas entonces esos días... Pues los tienes que devolver. Es decir, o haces más horas o te lo quitan de la nómina”, cuentan.
Por todo ello los próximos 8 y 15 de noviembre -tras el apoyo "masivo" a las dos primeras jornadas de huelga- las educadoras infantiles volverán a salir a la calle para reclamar “derechos y reconocimiento” contra la precariedad y para recordar que de “la romantización de la vocación” no se come.
“Es un sector que está repleto de gente enamorada de su profesión y es una pena que la mayoría tenga que buscar otras salidas para poder vivir dignamente. Yo me quiero quedar en el primer ciclo, es lo que siempre he querido, pero necesito que mi trabajo me permita vivir”.