La Navidad plurinacional: los 'Papá Noel' regionales, símbolos de identidad antes que comerciales
Hace tres años analizamos con dos familias otros tipos de celebración navideña en varias comunidades autónomas. Ahora, esos hogares han crecido y con ellos la ilusión que va más allá de los regalos materiales y pone la tradición y cultura propias por bandera.
Un tronco que defeca regalos si lo golpeas. Un carbonero con poderes mágicos. Un señor de las montañas que baja anualmente a tocarle la barriga a los niños. Un pescador de angulas que lleva regalos en su barca mágica. Si no saben de qué les están hablando, a priori podría tratarse de una suerte de Liga de la Justicia a la española. Si la dibujase Ibáñez, claro. Pero no, tras esta superficial carta de presentación se encuentra un auténtico desfile de cultural y tradición regional.
La Navidad que no suele trascender de los umbrales de algunos hogares, pero, sin duda, la Navidad más plurinacional. Se tratan de las distintas versiones de comunidades autónomas del Estado español acerca del mítico y replicado hasta la saciedad personaje de anuncio de Coc... perdón, de Papá Noel. Un Santa con orígenes en distintos folclores europeos que entroncan con la figura de Nicolás de Bari, San Nicolás.
Hace tres años, dos personas brindaron su testimonio a El HuffPost relatando sus experiencias con dos de estas tradiciones regionales. Actualmente, esas familias han crecido y han cambiado, pero lo que no ha variado ni un ápice es la esencia de lo que les lleva a repetir las mismas celebraciones con las que crecieron ellos. Una ilusión que ahora comparten con los suyos.
El Tió: "Al ser escatológico, con 3 años les chifla"
El Tió de Nadal, también conocido como 'cagatio', es probablemente una de las tradiciones navideñas más extendidas en España fuera de los Reyes Magos y Papá Noel. De nuevo advertimos, sí, el nombre es muy literal y no deja lugar a equívocos. Estamos ante un tronco o rama gruesa al que se le dibuja una cara en un extremo y es tapado con una manta las cuatro semanas anteriores a Navidad -efectivamente, cuando comienzas a comerte los chocolates del calendario de Adviento-.
Aunque esta tradición se celebra con fuerza en Cataluña, lo cierto es que también es muy típica de las zonas de montaña de Aragón, en el Pirineo aragonés, o incluso en Andorra. Independientemente, el rito es común en todos esos puntos. Después de haber dejado que los más pequeños se responsabilicen de darle de comer al tronco mágico llegará el momento de Navidad en que hay que cobrarle la cuenta. A palos. Como una piñata estática de la que comienzan a salir golosinas y regalos nada desdeñables.
"Este año que ya tiene 3 años, es más consciente de todo, de que es Navidad", explica Alejandra González Aramburuzabala, que comparte con sus dos hijos la misma tradición que ella vivió durante su infancia en Castelldefells, pero ahora con mayor intensidad. No solo se han percatado de que en esta época hay regalos, también el motivo y todo lo que rodea.
"El Tió está presente en esta casa, tenemos dos, uno grande y un pequeñito. Le encanta leer juntos el cuento con la leyenda de la tradición", explica de una tradición que es doblemente especial. Porque celebran el Tió lejos de Cataluña. En Alemania. De hecho, ya han exportado esta tradición, porque Henry, el padre, tuvo que contarle a la cuidadora de qué iba todo. Acabó yendo a la típica sesión participativa para relatarlo ante toda la clase: "¿Los niños? Encantadísimos, al ser escatológico, con 3 años les chifla", resume González dejando claro que este año también "haremos cagar al Tió".
Olentzero: "Es importante que tenga apego a su parte de la cultura vasca"
Sin lugar a dudas, el Olentzero es la otra gran figura navideña que se celebra en el Estado español. Es mágico, pero esta vez es una persona y no un objeto inanimado que ha cobrado vida para ser golpeado. Se trata de un carbonero que solo abandona las montañas, en las que prepara su carbón vegetal, para ir a llevarle regalos a los niños. Habitual en los centros educativos y pasacalles navideños de Euskadi, en casas como las de Unai Arteaga fue una tradición mucho más importante que los Reyes o Papá Noel.
"La verdad es que el Olentzero tiene un gran peso en Euskadi y en el norte de Navarra, de dónde viene mi madre, Lesaka, una zona en la que hablan mucho euskera y se sienten vascos a parte de navarros", recuerda de una tradición con gran arraigo en su familia y que no dudará en repetir. No repetirla para él, claro, sino para la pequeña Lola. La bebé celebrará en estas fechas la primera visita del Olentzero.
"Con Lola tengo una ilusión que llevaba años sin tener, obviamente no crees en el Olentzero, pero revives los sentimientos. Para mí es muy importante que Lola tenga un apego a su parte de cultura vasca", explica Arteaga, de un motivo fundamental. Tanto él como su pareja, Olalla Tuñas, dejaron sus tierras -Euskadi y Galicia- para trabajar y vivir en Madrid.
"Va asociado a cosas muy importantes, pero sobre todo por el euskera. Al vivir en Madrid, para ella ese va a ser el idioma que habla su aita [su papá]. Para mí el Olentzero es una forma de convertir eso en una realidad, que asocie el idioma a la realidad a la que está unida", indica Unai, esperanzado de que "en el futuro, si hay suerte, ella pueda contribuir a que siga existiendo".
¿Por qué tanto euskera o qué pasa con el Apapaldor? Podría preguntar algún gallego sobre este caso y por qué no dejar hueco al 'papá noel de Galicia'. "Sí que le doy mucho peso a la visibilidad euskera porque el galego lo escucha más, le hablamos en galego y nos escucha hablar entre nosotros", explica Arteaga, que aprendió él mismo a hablarlo cuando se enamoró de Olalla y es la lengua en la que hablan a diario.
En primer lugar, el Apalpador se corresponde con una tradición que ha ido cobrado popularidad en Galicia en la última década, pero gracias al trabajo pedagógico y cultural realizado en aulas o a través de asociaciones, en aras de fomentar la identidad de dicha tierra. En la práctica, como celebración o tradición, tenía lugar en la zona de O Courel y O Cebreiro (Lugo) además de en la comarca de Terra de Trives (Ourense). De una forma similar al Olentzero, era un carbonero pelirrojo que bajaba del monte a tocarle la barriga a los niños para ver si habían comido bien ese año. Y darles castañas.
Teniendo eso en cuenta, Olalla Tuñas explica que en su hogar se impondrá el Olentzero. "Es importante mantener esta tradición por la misma razón por la que yo celebraba Papá Noel. Es un día convencionalmente acordado que alguien te traiga regalos y mejor que te los traiga un señor patrocinado por Coca-Cola es que te lo traiga un adorable carbonero vasco", esgrime riéndose y recordando que ella no vivió el Apapaldor cuando era pequeña.
"Estamos viviéndolo con mucha ilusión", explica Tuñas, quien también pone el foco en otro factor a resaltar de esta suerte de 'Santa' vasco: "Tiene una ayudante que se llama Mari Domingi, que es una mujer... y también está bien que haya una mujer que te traiga regalos y no solo un hombre, ¿no?".
'Bonus track': ¿Y el de las angulas?
Bajo pena de no poder regresar a Cantabria o a Asturias, toca hablar del cuarto y hasta del quinto 'papá noel regional'. Se trata del Esteru y el Anguleru. El primero, propio de Cantabria y de Llanes (Asturias) es una representación de un monumental leñador que va acompañado de su compañero Burru. Sí, un burro con el que vive todo el año cortando leña -sí, hemos encontrado el patrón-.
El segundo, también el más reciente de todos como celebración moderna, es un pescador de angulas mágico, que el 24 atraca en puertos asturianos cargado de regalos para los más pequeños. Como el resto, también tiene barba, pero se caracteriza por su chubasquero amarillo.