Un ingeniero jubilado ha salvado de la extinción 1.200 variedades de manzanas en EEUU
La mayoría de ellas llevan sin comerciarse más de un siglo o más y muchas han sido clonadas a partir de los últimos árboles conocidos.
El ingeniero químico ya jubilado Tom Brown, de 81 años, ha logrado gracias a un trabajo constante salvar de la extinción hasta 1.200 variedades de manzanas en Estados Unidos. La mayoría de ellas llevan sin comerciarse más de un siglo o más y muchas han sido clonadas a partir de los últimos árboles conocidos, según ha resaltado el medio El Periódico Mediterráneo.
Brown, que vive en Clemmons, Carolina del Norte, ha dedicado a esta labor un cuarto de siglo. En su huerto particular tiene más de 700 de las más raras. Además, según el mismo medio, señala que es posible que aún existan miles de variedad más desconocidas por la mayoría, pero salvarlas es una carrera contrarreloj para este anciano.
Brown se topó en 1998 con una muestra de manzanas tradicionales en un mercado histórico de agricultura cuando apenas sabía qué eran. "Había un pequeño puesto con un montón de manzanas de aspecto extraño metidas en cestas”, afirma.
Los colores iban desde el verde brillante hasta el amarillo rayado, el rosa y el negro violáceo. Tenían nombres como Bitter Buckingham, White Winter Jon, Arkansas Black y Billy Sparks Sweetening. Al realizar una degustación, descubrió, además, una variedad de sabores y texturas que hasta entonces desconocía.
“Entonces pensé: ¡Sería genial encontrar una manzana que nadie haya probado en 50 o 100 años!”, y empezó su búsqueda. Brown se lanzó a investigar la historia de las manzanas antiguas de los Apalaches.
Cómo logró salvar la desaparición de la variedad Junaluska
Entre las variedades que ha salvado, Brown ha explicado, según el mismo medio, cómo rescatar la Junaluska, que ya era consumida por los indios Cherokee en las Montañas Humeantes hace más de dos siglos, y que debe su nombre al del principal jefe de la tribu.
Aunque había sido una de las manzanas favoritas en el sur de EEUU, desapareció alrededor del año 1900 sin dejar apenas rastro. El ingeniero comenzó a buscarla en 2001 tras descubrir algunas referencias de esta variedad en un catálogo antiguo.
Su investigación le llevó a encontrar la ubicación aproximada de un huerto que podía haber acogida estos manzanos, pero que se abandonó en 1859. Con la ayuda de un horticultor local, los dos pasaron varios días llamando a diversas puertas y preguntando por viejos manzanos.
Finalmente, una anciana los condujo a los restos de un huerto abandonado que ya estaba totalmente invadido por el bosque desde hacía tiempo. Allí logró identificar un único árbol de Junaluska, cortó vástagos para llevar a su huerto y así reintrodujo esta manzana ya desaparecida.