Gripan las macroplantaciones del fruto seco preferido de España
Los inversionistas abandonan explotaciones ante la falta de rentabilidad.
Uno de los frutos secos más populares en España es la almendra. Por eso, los inversores comenzaron a apostar por ella en 2017 y 2018, cuando la cotización de variedades como la Llargueta y la Marcona rondaban los cinco euros por kilo y la de la comuna no solía bajar de los cuatro. Esto funcionó un tiempo, alcanzando su máximo apogeo en 2022.
Sin embargo, la situación actual muestra una crisis de consumo y precios estancados. Así, sus macroplantaciones han disminuido considerablemente en los últimos años. La reducción en un 27% de la superficie dedicada a este cultivo, que superó las 1.400 hectáreas en 2022 solo en Lleida, se ha traducido también en la liberación de más de 12,5 hectómetros cúbicos de agua.
Esto se debe a que la demanda de cada hectárea de almendro de regadío supera los 9.000 metros cúbicos por campaña, una cifra significativamente más alta que la requerida para otros cultivos, como los 6.000 metros cúbicos destinados a frutas de hueso o los 2.000 dedicados a los riegos de apoyo a los frutos secos.
¿Por qué sucede esto?
Bernardo Funes, responsable del sector de Frutos Secos de la organización agraria COAG, ha explicado recientemente en el medio Segre que "los fondos de inversión van a por beneficios rápidos, a por rentabilidades inmediatas, y si no las consiguen, se van". Esto ha derivado en que grandes empresas del sector de la almendra estén parando su trabajo en zonas como Lleida, lo que se traduce en una menor presión sobre la disponibilidad de agua de riego.
"Las expectativas sobre los precios eran altas, muy grandes, pero no se han cumplido y hoy, cuando han quedado a expensas de las cotizaciones internacionales, se quedan por debajo de los costes de producción para la de regadío", señala también Funes. "Eso y las elevadas inversiones hacen que haya dejado de ser rentable ese modelo", añade.
Por su parte, Joan Girona, investigador senior del Programa Uso Eficiente del Agua en Agricultura del IRTA, argumenta que "el cultivo del almendro, como todos, requiere transpirar mucha agua para producir alimentos. De hecho, almendros con disponibilidades de agua muy por debajo de su demanda son altamente ineficientes". Por ejemplo, los riegos de goteo se instalaban con capacidad para suministrar siete litros diarios al árbol, cuando en el melocotón suelen ser dos.