Este es el motivo por el que este depredador se le considera el 'toro carnívoro' de los dinosaurios

Este es el motivo por el que este depredador se le considera el 'toro carnívoro' de los dinosaurios

Su descubrimiento ha llevado a una revisión taxonómica de muchos otros géneros y ha proporcionado una nueva visión de la fauna de Gondwana a finales del Cretácico.

DinosauriosGetty Images

El Carnotaurus sastrei, un dinosaurio terópodo de la familia Abelisauridae, vivió hace aproximadamente entre 72 y 69,9 millones de años en lo que hoy es Sudamérica. Este depredador destaca por sus dos pequeños cuernos sobre los ojos, lo que le ha valido el apodo de “toro carnívoro”. Estos cuernos, formados por los huesos frontales, eran gruesos y aplanados en sus lados superiores, y medían alrededor de quince centímetros de longitud. En vida, probablemente estaban cubiertos por vainas queratinosas, aunque no mucho más largas que los núcleos óseos.

El Carnotaurus era un terópodo de tamaño medio a grande, con una longitud de entre ocho y nueve metros y una altura de aproximadamente 3,5 metros. Su peso oscilaba entre 1350 y 2100 kg, lo que lo convierte en uno de los abelisáuridos más grandes conocidos. Su constitución ligera y su capacidad para correr a velocidades de hasta 56 km/h lo hacían uno de los terópodos más rápidos de gran tamaño.

Este dinosaurio tenía una cabeza proporcionalmente pequeña en comparación con otros depredadores de su tamaño, con un cráneo de unos 60 centímetros de largo. El cráneo estaba fuertemente construido pero era ligero, gracias a los espacios vacíos a sus lados. Los ojos de Carnotaurus, situados en unas órbitas oculares protegidas, miraban hacia el frente, lo que sugiere que tenía visión binocular y percepción de profundidad. Además, su hocico masivo indica que poseía órganos olfativos de gran tamaño, lo que apoya la idea de un olfato refinado.

Los hábitos alimentarios de Carnotaurus aún no están del todo claros. Algunos estudios sugieren que era capaz de cazar presas muy grandes, como los saurópodos, mientras que otros indican que se alimentaba principalmente de animales relativamente pequeños. Lo que sí se sabe es que estaba bien adaptado para correr, lo que le permitía cazar con eficacia. Su mandíbula inferior, delgada y débilmente construida, tenía una articulación que le permitía ampliar el área de la mordida, facilitando la captura de presas6.

El esqueleto del Carnotaurus muestra varias características distintivas, como sus miembros delanteros extremadamente reducidos y atrofiados, provistos de cuatro dedos. Estos miembros eran más cortos en comparación con los de otros terópodos, y sus dedos estaban fusionados e inmóviles, posiblemente sin garras. Esta reducción de los miembros superiores es una adaptación única entre los abelisáuridos.

El Carnotaurus es conocido por ser el primer dinosaurio terópodo descubierto con impresiones completas de piel fósil. Estas impresiones, encontradas a lo largo del costado derecho del esqueleto, no muestran evidencia de plumas u otras estructuras filamentosas. La piel estaba incrustada por pequeños osteodermos, escudos óseos, que le daban un aspecto similar al de un cocodrilo actual8. Estos osteodermos probablemente proporcionaban protección durante combates con otros terópodos.

El único esqueleto conocido de Carnotaurus fue descubierto en 1984 en la Patagonia argentina por una expedición dirigida por el paleontólogo José Fernando Bonaparte9. Este hallazgo fue significativo porque proporcionó a los científicos una visión detallada de la anatomía y la piel de los dinosaurios. El esqueleto, bien conservado y articulado, pertenece a un individuo adulto y se encuentra depositado en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.

El Carnotaurus, con su cráneo corto y profundo, sus cuernos prominentes y su capacidad para correr a gran velocidad, es un ejemplo fascinante de la diversidad de los dinosaurios terópodos. Su descubrimiento ha llevado a una revisión taxonómica de muchos otros géneros y ha proporcionado una nueva visión de la fauna de Gondwana a finales del Cretácico.