Esta es la mejor forma para saber que estamos ante un mentiroso patológico
La mitomanía o adicción de las personas a mentir es un trastorno psicológico.
Mentir, mentimos todos. Cuando decimos que nos encontramos bien y, en el fondo, nos preocupa o afecta algo; cuando nos piden consejo sobre ropa o complementos, cuando hablamos de nuestra situación profesional...
Pero una cosa es mentir alguna vez, la denominada 'mentirijilla' sin gran efecto, y otra mentir compulsivamente. Y eso, aunque no se reconozca muchas veces como tal, puede llegar a ser una enfermedad.
La mitomanía o adicción de las personas a mentir, también conocido como mentira patológica o pseudología fantástica es un trastorno psicológico. El término proviene del griego. Por un lado, mitos que significa ficción, historia fantástica y por otro, manía que indica compulsión, conducta caprichosa. La mitomanía es cuando alguien miente mucho para conseguir atención o evitar castigos. También se le llama mentiroso compulsivo.
Pero, ¿por qué alguien es un mentiroso compulsivo? Nicolas Delorme, psicólogo clínico, admite en journaldesfemmes.fr que no están claras las causas. “La mentira busca llenar algo que no existe, pero lo hace de manera no auténtica, en un proceso que altera el vínculo con el otro”, asegura.
Los mentirosos patológicos pueden mentir a cualquiera y sobre cualquier cosa (su vida diaria, su vida privada, su vida profesional). “Son plenamente conscientes del proceso de engaño que están poniendo en marcha. Todos están atrapados en su red de mentiras”, afirma nuestro experto.
Para reconocer a un mentiroso patológico, hay que buscar en su discurso "un personaje inauténtico, caricaturizado, un poco como el mal teatro", explica Nicolas Delorme. Así, el mentiroso puede inventarse una profesión prestigiosa, decir que ha crecido en otro país o incluso haber vivido desastres o acontecimientos conocidos por el gran público.
Lo más importante que debemos tener en cuenta es que el mentiroso patológico no es sutil. Al contrario, hace todo lo posible para impresionar. Abre tus oídos si alguien te cuenta sistemáticamente las mismas historias improbables. Por ejemplo, si te dice esta frase: “¿Te he contado alguna vez cómo sobreviví a ese accidente?”. También podría decirte: "Me hice amigo de este famoso y viajé mucho con él" o "Gané este prestigioso premio por mi carrera profesioal".
Es decir, las mentiras del mentiroso patológico son excesivas, exageradas y constantes. Sus historias pueden estar salpicadas de detalles extensos y no solicitados o con ligeros cambios al contarlas. Lo mejor es alejarse de esta persona para protegerse porque “la terapia es muy difícil de implementar en personas que son mentirosas patológicas”, advierte nuestro experto.