Los 3 emperadores romanos que nacieron en España y dejaron huella en el Imperio Romano
Repasamos la trayectoria de Trajano, Adriano y Teodorio, tres emperadores romanos con un nexo común: su origen hispano.
En tiempos del Imperio Romano, España jugó un rol vital en la civilización, con varios emperadores de origen hispano que ejercieron el mando en Roma y dejaron una huella perdurable en la historia. Ciudades españolas como Tarraco (la actual Tarragona) y Valencia tuvieron una labor central en la difusión de la influencia cultural a lo largo del imperio. Entre los emperadores romanos españoles más notables se encuentran Trajano, Adriano y Teodosio I. A continuación, te los presentamos, ya que muy poca gente sabe de su procedencia.
Trajano, el primer emperador de origen hispano
Trajano fue el primer emperador de origen hispano. Concretamente, nació en la provincia romana de Hispania Bética, en lo que hoy es España. Su mandato presenció la máxima expansión territorial del Imperio Romano, desde Britania hasta Mesopotamia, y desde el Danubio hasta el norte de África. Trajano se destacó por su liderazgo militar y sus proyectos públicos, como la icónica construcción del Foro de Trajano en Roma. Su ascenso al trono se debió a su destacada carrera militar y su fidelidad al emperador Nerva, quien lo adoptó como su heredero.
Adriano, líder militar y amante de las artes
Adriano sucedió a Trajano en el trono imperial. También nacido en la provincia romana de Hispania, específicamente en Itálica (actualmente en España), Adriano se enfocó en consolidar y defender el vasto territorio conquistado por su predecesor. Destacó por su amor por la cultura griega y su patrocinio de las artes, siendo famoso por la construcción del Muro de Adriano en el norte de Britania. Con habilidades militares y administrativas probadas, Adriano fue considerado un líder competente y la elección natural para suceder a Trajano.
Teodorio I, el último emperador romano en gobernar todo el Imperio
Finalmente, Teodosio I, nacido en Hispania Tarraconensis, en la actual España, fue el último emperador romano en gobernar todo el Imperio, dividiéndolo entre sus dos hijos antes de su fallecimiento. Se le reconoce por adoptar el cristianismo como religión oficial del Imperio Romano y por su victoria sobre los godos en la Batalla de Adrianópolis en el año 378 d.C. Su ascenso al poder coincidió con desafíos considerables para el Imperio, incluyendo invasiones bárbaras y divisiones internas. Su éxito en estabilizar el imperio y sus habilidades militares lo llevaron a ser coemperador junto a su hijo Arcadio en el este, y posteriormente, el único emperador del Imperio Romano después de la muerte de Graciano.