El frustrado plan de un capitán de rescatar a unos canarios de ser esclavos del Rey de Marruecos
Íñigo de Brizuela murió en diciembre de 1636 con la gran pena de no haber podido defender a las familias de los esclavos canarios.
Entre los años 1630 y 1635 el palacio real de Safi, en Marruecos, utilizaba esclavos que procedían de las Islas Canarias. Los llevaban al país africano gracias a las incursiones que hacían en el archipiélago, imposibles de controlar por el ejército español. Les capturaban para "hacer obras emblemáticas con sangre de cristianos", tal y como indica ABC.
Los canarios captados por Mordahay Zamor, un judío que se dedicaba a embarcar a canarios cristianos para venderlos como esclavos, eran llevados directamente para atender las órdenes del rey Abul Amlak Sidi Muhammad. Inició su reinado en 1631 y su deseo era construir un palacio real antes de abdicar en 1636 en favor de su hijo Muhammad ibn Sharif.
Les llevaron primero a una casa y después les encerraron durante 40 días. A continuación, les cedieron como mano de obra personal del rey de Marruecos. Algunos de ellos estuvieron hasta dos años haciendo trabajos forzados y la mayoría no regresó nunca a las islas. Solo uno de ellos pudo escapar.
Intento de rescate
Íñigo de Brizuela, capitán general de Canarias, estuvo implicado personalmente en la defensa de sus compatriotas de la esclavitud. Nada más llegar a las islas se puso manos a la obra para llevarles de vuelta y, para ello, se puso en contacto con Juan Fernández de Talavera, el juez con la competencia de comercio y contrabando en Canarias.
Fue entonces cuando imputaron a Mordahay Zamor por el delito de tráfico de esclavos. Sin embargo, no le acusaban de hacer negocios con moros -algo que estaba totalmente prohibido en España-, sino de "cautivar con fraude y engaño" a cristianos, algo que "era mayor delito el cometido contra las personas que contra los bienes".
Pero eso no le impidió seguir traficando, y en diciembre de 1632, Zamor preparó un viaje desde las islas a la costa de Marruecos. Contrató como patrón a Bartolomé Antibo, a quien convenció para entrar en el negocio. La idea era volver de nuevo a Canarias con dinero y algunos de los esclavos. Pero cuando los barcos llegaron a Marruecos, Zamor se escapó y les dejó tirados con la mercancía.
Antibo pudo escribir una carta a su mujer para que denunciase la red clandestina de esclavos antes de ser capturado y llevado con otros esclavos a trabajar al puerto de Salé. Finalmente pudo escapar y llegó desde Salé a Mazagán, donde se encontró a Zamor, a quien no pudo denunciar por ser un prófugo del rey. Aunque el traficante de esclavos pudo ser detenido en 1635 en Las Palmas.
No se supo más de los esclavos
Nunca se llegó a saber nada del final de los esclavos canarios en Marruecos, aunque varios de ellos sí que se pusieron en contacto con sus familiares a través de cartas. "Nos han cogido y llevado a Marruecos delante del Rey", que "no quiere dar a ninguno por rescate", decía Bartolomé Nicolás, uno de los esclavos.
Íñigo de Brizuela intentó por todos los medios que se condenaran estos hechos, pero dio con un ordenamiento jurídico en el que se decía que esclavizar a canarios era competencia del juez de comercio. De Brizuela murió en diciembre de 1636 con la gran pena de no haber podido defender a las familias de los esclavos canarios.