Cómo hacían caca los romanos: una aventura incómoda
Todos usaban la misma esponja para limpiarse, aunque con asiduidad se cambiaba.
En la Antigua Roma todo era distinto. Hasta ir al baño. Para hacer caca los romanos usaban baños públicos y todos utilizaban la misma esponja para poder limpiarse, tal y como explica en uno de sus vídeos la conocida tiktoker Judith Tiral.
El hecho de que fueran lugares públicos hacía de la acción de ir al baño todo un encuentro social en el que podías encontrarte a amigos, vecinos, familiares, y hasta a tu jefe, y charlar (o discutir) con ellos.
Este clase de habitáculos públicos en los que los romanos hacían sus necesidades fisiológicas recibían el nombre de letrinas, y se encontraban repartidas por la ciudad. No obstante, siempre estaban ubicadas en las zonas en las que había más tránsito de gente.
Por lo tanto, aquellos que vivían en los barrios más deshabitados tenían que desplazarse para poder ir al baño.
Las citadas letrinas eran circulares y mixtas, es decir, en el mismo habitáculo se encontraban tanto hombres como mujeres. Ello significa que, si una persona se encontraba sentada haciendo de vientre, podía ver las caras de las demás (y al revés).
Eso sí, al encontrarse en la vía pública, para acceder a estos particulares baños había una especie de cortina que protegía la intimidad de la gente que se encontraba en las letrinas y evitaba que los curiosos pudieran mirar desde fuera.
No existía el papel higiénico, se llamaba tersorium
Una vez que los romanos terminaban de realizar la acción, obviamente, no disponían de papel higiénico para limpiarse. Lo que tenían se llamaba tersorium, y básicamente era una esponja unida a un palo.
En la letrina había un único tersorium para todos, aunque se cambiaba con asiduidad por el riesgo de infecciones. Además, esa esponja se limpiaba con agua mezclada con sal o con vinagre para evitar las enfermedades que podían contagiarse al utilizar todos el mismo instrumento de aseo.