Colas, malestar y sanciones de 600 euros por la legalización de gallineros en Galicia
Avalancha de visitas a oficinas de la Xunta para regularizar las instalaciones animales. Si no se hace, hay consecuencias.
Las leyes están para cumplirlas, pero todo lo que cambia, todo lo nuevo, altera y complica. Luego, llegará la calma y la rutina, pero de primeras... Es lo que está pasando en Galicia con la nueva normativa para los gallineros, un articulado que adecenta la vida y atención de los animales y obliga a sus propietarios y beneficiarios a cumplir una serie de pasos.
No es algo menor, teniendo en cuenta el dibujo del campo gallego y que es bastante común que haya un gallinero en casas de este entorno, tanto para consumo propio como para venta.
La nueva normativa establece la obligación de registrar todos los corrales avícolas cuya finalidad sea el autoconsumo familiar donde se mantengan aves de las especies gallinas, pavos, patos, pintadas, gansos, codornices, perdices, faisán o palomas. Esta medida se establece como método de control de la administración en el caso de la aparición en estas pequeñas explotaciones de virus o enfermedades en las aves como la influenza aviar para favorecer su control y facilitar su erradicación.
Según explican medios como La Voz de Galicia o Faro de Vigo, hay "colas de usuarios que quieren legalizar esas instalaciones y funcionarios dedicados prácticamente a esa tarea en toda la jornada laboral son situaciones habituales" en los últimos días para poder ajustarse a la nueva norma.
Según se dice en el articulado, se entiende como explotación de autoconsumo aquella explotación que tenga como máximo 0,15 Unidades de Ganado Mayor (UGM) de capacidad máxima de aves de corral (máximo 30 gallinas ponedoras o 50 pollos de engorde y sus equivalentes en otras especies), y que en ningún caso, comercialice los animales o sus productos (carne, huevos, otras producciones...). En caso de que exista comercialización serán consideradas como explotaciones avícolas reducidas.
La única finalidad de este registro, dice a la COPE el jefe de Sanidad Animal de la Xunta, Jesús Orejas, "es conocer su existencia y su localización por parte de las autoridades competentes en el caso de alerta sanitaria derivada de una enfermedad que puedan sufrir las aves". La solicitud se puede realizar a través de internet entrando en la sede electrónica de la Xunta de Galicia y cubriendo el formulario "MR501A - Registro obligatorio de explotaciones avícolas de autoconsumo".
Además también se puede acudir presencialmente con una copia impresa de ese mismo formulario a la sede administrativa de la Xunta más próxima a nuestra localidad de residencia. La solicitud irá dirigida a la Jefatura Territorial de la Consellería del Medio Rural que corresponda al lugar donde esté ubicada tu pequeña explotación avícola. Esto es lo que está generando colas en las instalaciones correspondientes. Los afectados se quejan un poco del proceso administrativo. "Tanto papeleo para cuatro gallinas", dice una señora en Faro.
La Voz da una de las claves de las prisas: "conviene tener en cuenta el momento del año en que estamos, ya que estos son meses en los que se suelen comprar aves para ir criando en los gallineros domésticos". El trámite ante la administración autonómica es gratuito, y permite a cada propietario disponer de un código (REGA) para su explotación. En cada solicitud hay que especificar el número de aves, el emplazamiento del corral y el sistema de cría, ya que los animales pueden estar siempre a cubierto, siempre al aire libre o en un sistema mixto.
Hay que pararse, pues, pero es que si no, las consecuencias son duras: quien no haga los papeles se expone a sanciones que pueden tener una cuantía mínima de 600 euros, según el Real Decreto 637/2021 sino en otra norma estatal, la Ley de Sanidad Animal. En el artículo 88 de esa ley se recoge que las infracciones leves podrán sancionarse "con una multa de 600 a 3.000 euros o apercibimiento". El apercibimiento sólo será posible si antes no se ha observado fraude o mala fe por parte del infractor.
Existe la posibilidad de que quien no efectúe esos trámites se quede sin reposición de sus aves. Para comprar una gallina en una tienda hay que presentar el código de la explotación, aunque vale también mostrar una copia de la solicitud si todavía no se tiene la certificación oficial.
La administración autonómica, que ya ha registrado más de 44.000 gallineros, ha permitido a los negocios que se dedican a la venta de piensos o de estas aves que ayuden a sus clientes y a los propietarios de gallineros en la tramitación de estas solicitudes. Este tipo de establecimientos lo ven como una medida positiva porque la desconfianza de muchos clientes está provocando una merma en su negocio que cifran entre un 30 y un 40%.