La ciencia desvela la relación de una copa de vino o cerveza con el daño cerebral
"También tiene un efecto, nos guste o no".
El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Santiago Canals, cuyos trabajos se centran en el estudio de la memoria y cómo los cambios en esta pueden ayudar a entender las adicciones, ha contado lo que provoca una copa de vina o una cerveza en el cerebro.
El científico es responsable del grupo de Plasticidad de las Redes Neuronales del Instituto de Neurociencias y ha liderado el estudio que demuestra que los daños que produce el alcohol en el cerebro no se detienen al dejar de beber. Sobre esto ha hablado en una entrevista en La Voz de Galicia, donde le han preguntado cómo se explica "el daño que produce el alcohol en el cerebro una vez que se deja de beber".
"El mensaje no es que dejar de beber sea peor que seguir bebiendo", ha dejado claro. "Lo primero que hay que entender es que este es un estudio hecho con pacientes que ya tienen un consumo crónico elevado. Es lo que llamamos trastorno por consumo de alcohol, no estamos hablando de consumo social de unas cañas, un aperitivo o una copa de vino con la comida, aunque eso también tiene un efecto, nos guste o no", ha aclarado.
El investigador ha insistido en que "el estudio se centra en personas con un problema ya existente de consumo crónico". "En estos pacientes, que llevan años bebiendo a niveles elevados, encontramos que ya tienen un daño cerebral bien conocido y caracterizado en la sustancia blanca del cerebro. La llamamos así porque la mielina es de color blanco, y está compuesta fundamentalmente por los axones, los cables que comunican las neuronas entre sí en distintas regiones del cerebro", ha explicado.
"Están mielinizados, aislados, para que la transmisión del impulso nervioso sea más eficiente", ha afirmado. Y ha destacado que "cuando esa cubierta, esa vaina de mielina, se daña, la transmisión de la información y actividad entre neuronas empeora. Este daño es bien conocido. Estos pacientes, comparados con los que están sanos de la misma edad, tienen la mielina afectada".
Cuánto se puede consumir
Canals ha reseñado que para "habría que hacer más trabajo de prevención, transmitir una idea más clara del riesgo del consumo" de alcohol. Pero "como es algo que está tan naturalizado en nuestra cultura, es difícil", ha resaltado.
A continuación, ha asegurado que "Hay gente interesada en que se siga consumiendo y en que persista la idea popular de que una copita de vino es buena". "Tenemos información suficiente para poder decir, categóricamente, que el consumo de alcohol es malo en cualquier nivel, por lo menos desde la perspectiva del sistema nervioso central. Eso es incuestionable", ha airmado.
"Que haya un consumo leve cuyos efectos perjudiciales puedan ser compensados por el hecho de que socializamos mejor porque es un ansiolítico, es un debate que podemos abrir, pero el consumo de alcohol es perjudicial. Punto", ha añadido.
Sobre cuánto se puede consumir, ha apuntado que "los últimos estudios con bases de datos muy grandes muestran que el consumo de alcohol en niveles bajos, una copa de vino o una pinta de cerveza, se correlaciona con alteraciones en la salud que son medibles de manera objetiva". "Una unidad, una copa de vino o una pinta de cerveza, tiene correlación con un daño cerebral cuantificable y con otros problemas", ha dicho.