Da vértigo saber a dónde van los gases intestinales retenidos
La acumulación de gases también puede dañar los tejidos del recto y aumentar el riesgo de enfermedades como la diverticulitis.
Evitar liberar gases intestinales puede ser incómodo socialmente, pero también representa un riesgo significativo para la salud. Aunque comúnmente se intenta evitar en público, los expertos advierten que contenerlos por largos periodos podría tener consecuencias médicas serias.
El gas intestinal es una parte natural del proceso digestivo. Las bacterias en los intestinos producen gases como resultado de la descomposición de los alimentos, generando presión y una sensación de hinchazón. Este gas necesita ser expulsado, generalmente a través del recto. Según el cirujano Karan Rajan, si los gases no son liberados, pueden ser absorbidos por el torrente sanguíneo y llegar a los pulmones, donde se exhalan.
"Cuando retenemos los gases, parte de ellos atraviesa las paredes intestinales y se introduce en el flujo sanguíneo, lo que puede terminar causando mal aliento", explicó Rajan en un reciente podcast.
La profesora Clare Collins, de la Universidad de Newcastle, subrayó que la acumulación de gases también puede dañar los tejidos del recto y aumentar el riesgo de enfermedades como la diverticulitis. Esta afección, caracterizada por la formación de pequeñas bolsas en el colon debilitado, provoca síntomas como dolor abdominal, estreñimiento, hinchazón y sangre en las heces.
"El aumento de la presión rectal causado por la retención de gases puede agravar estas condiciones y derivar en complicaciones graves", señaló Collins.
Los gases están compuestos principalmente por nitrógeno, hidrógeno, dióxido de carbono, metano y oxígeno, siendo los compuestos de azufre los responsables de los olores desagradables. Aunque la liberación de gases es una función normal, un olor excesivamente fuerte o una frecuencia inusual pueden ser indicios de problemas más graves, como enfermedades inflamatorias intestinales o cáncer de colon.
Los expertos recomiendan adoptar hábitos como comer porciones pequeñas, masticar lentamente, mantenerse activo y consumir té de menta para reducir la formación de gases. Además, sugieren consultar a un médico si los cambios en los hábitos digestivos son persistentes o preocupantes.
"Liberar gases no es solo una cuestión de comodidad, sino de salud", concluyen los especialistas, destacando la importancia de prestar atención al cuerpo y sus necesidades.