Adiós a las estufas de gas: Barcelona prohíbe su uso en las terrazas de los bares
La medida entra en vigor este miércoles 1 de enero.
Los bares de Barcelona no podrán colocar estufas de combustión de gas en sus terrazas a partir de este miércoles 1 de enero. La ciudad condal ha prohibido definitivamente su uso en estos lugares de acuerdo con la ordenanza de terrazas aprobada en 2018 que fijaba eliminar estos dispositivos por sus emisiones de CO2.
De esta forma, a partir de esta jornada, la instalación de estufas de gas está sujeta a una posible sanción "y las especificaciones relativas a las autorizaciones para instalar estufas de combustión de gas previstas en los decretos de concesión se entenderán automáticamente derogadas por la entrada en vigor de la normativa prevista en la Ordenanza de terrazas", destaca el Ayuntamiento de Barcelona en un comunicado.
Por su parte, las estufas eléctricas siguen autorizadas, aunque con un límite de potencia de 150 W/m2, del 1 de noviembre al 30 de abril.
Desde que se aprobó esta ordenanza en 2018, el consistorio ha trabajado con los restauradores para que bares y restaurantes "fueran retirando progresivamente las estufas de combustión de gas y fueran reemplazadas por medios alternativos".
"Es como si me cerraran la terraza"
La norma no ha sido bien recibida entre los hosteleros. "Si me cierran las estufas es como si me cierran la terraza", critica en declaraciones a El Periódico Sergio Jiménez, del bar El Internacional. Su negocio está ubicado en el paseo de Sant Antoni y depende en gran medida de las mesas que tiene dispuestas en la acera principal, a varios metros del local.
Esto dificultará crear un ambiente agradable a sus clientes durante los fríos meses de invierno, ya que la distancia con el interior hace que no pueda conectar estufas eléctricas: "Para que pudieran funcionar, necesito al menos cuatro generadores, y cada uno me cuesta unos 1.400 euros".
No obstante, Jiménez tiene la esperanza de que su clientela sea capaz de adaptarse al cambio. "La gente tendrá que acostumbrarse, como cuando prohibieron fumar dentro de los bares", asegura. Incluso bromea con "poner mantas" para que los consumidores se puedan abrigar.
"En una calle como esta es un desastre, somos todo terrazas", lamenta Javier, camarero en la Bodega de Tapas, justo al lado del local de Jiménez. Asimismo, denuncia que se enteró por la prensa de la medida, ya que los avisos del consistorio no han sido suficientes.
En cuanto a los clientes, hay división de opiniones. Sònia, que es fumadora, comprende y apoya la medida. "Tengo asumido que si no quiero pasar frío tendré que sentarme dentro", comenta. De hecho, no le importaría que, como han sugerido varios consellers de Salut en los últimos años, incluida la consellera Pané el domingo pasado, también se prohibiera fumar en las terrazas. "Hasta a mí, que ya ves que fumo - dice enseñando su cigarro- me molesta estar comiendo y que me llegue el humo de los demás", asegura.
Por el contrario, Eulàlia y Eloi están algo menos de acuerdo con la medida. Ellos están en otro de los lugares de Barcelona con muchas terrazas, el paseo Sant Joan. "No me parece bien", dice ella, y justifica su opinión argumentando que Europa es una de las regiones menos contaminantes del mundo. "Deberían centrarse en China o Rusia, no en nosotros", opina él.
En cambio, Gabriel, Gerard y Michael, que acaban de sentarse junto a un calefactor de propano en el bar Arc de Triomf, se sorprenden al conocer la medida, pero la aceptan sin problemas. "Cuanta menos contaminación, mejor. Que las quiten, ya nos abrigaremos nosotros", afirma Gerard.