Abren la cápsula del tiempo con los papeles robados a 130 barcos españoles en el siglo XVIII
Las epístolas que mandaban los marinos que cruzaban el atlántico para hacer las Américas eran interceptados por navíos ingleses.
Las cartas son historia viva. Gracias al descubrimiento de 160.000 cartas que incautaron hace más de 200 años los corsarios y los navíos de guerra británicos a 130 barcos españoles podemos viajar en el tiempo.
Estas epístolas que viajaban en las tripas de los barcos españoles capturados en el siglo XVIII se han preservado en una cápsula del tiempo y por fin han visto la luz en los National Archives de Londres, según el Mundo.
Así decía una de las misivas de Francisca Muñoz a su marido Miguel Atocha, que se fue a hacer las Américas. El marino viajaba junto con un cargamento de plata en La Ninfa, una fragata de 36 cañones capturada durante la guerra anglo-española (1796-1802): "Quisiera saber cuál es el motivo de haberte escrito trece cartas sin estas y de ninguna haber tenido respuesta, quisiera saber si allá no hay papel o plumas o tinta para siquiera haber escrito una, ya veo que es por falta no de lo dicho, sino de mucho olvido que has hecho de toda tu familia, pues todos por acá tienen sus socorros y sola yo soy la desgraciada"
La carta de Muñoz, en perfectas condiciones preservada, es una de las joyas españolas de los Prize Papers, el proyecto de catalogación y digitalización del tesoro oculto en 4.000 cajas que han llegado finalmente a puerto.
El valor de estos documentos se asemejan al "oro del Potosí, la auténtica memoria de Europa en un período crucial de la historia", ha asegurado Elvira Barroso, investigadora voluntaria de los National Archives.
Barroso se ha cruzado con esta maravilla histórica por casualidad: "Me dijeron que estaban abriendo las cajas y que si podía ayudarles, que aparecían muchos documentos en español. Imagínate la sorpresa al ver todas estas cartas, dibujos, testamentos, recetas. Esto es arqueología pura".
Otra de las cartas relatan la historia de un joven de 16 años, Joaquín Ruiz, que viajaba con su padre rumbo a Veracruz y que casi pierde la vida en el mar. "Amigos míos, pongo en noticia de vms. como la víspera de mi salida de la Habana, habiendo ido a embarcarme a las diez de la noche con mi padre, al tiempo de subir la escala del navío se me fueron los pies y las manos con la oscuridad de la noche, caí al agua manteniéndome sobre ella más por obra de Dios que por mi habilidad, pues no sé nadar, y viéndome mi padre en tan grande conflicto usó todas las diligencias más prontas que requería el lance, y echándome un cabo quiso Dios, la Virgen, el señor San Antonio y el señor San José que lo agarrara, y no sé cómo lo agarré pues ya me faltaba el aliento y el sentido".
Las misivas a la familia del joven fueron interceptadas en la Agata Galera en 1747, durante la Guerra del Asiento que enfrentó al Reino de Gran Bretaña y el Imperio español en el área del Caribe. Este navío tiene mucha historia y si no que se lo digan a Alejandro Salamanca, investigador asociado del Prize Papers Project, que se la sabe al dedillo y planea dedicarle un libro.
"La Agata Galera hacía una ruta fija entre Sanlúcar de Barrameda y Veracruz", ha puntualizado Salamanca. "Leer estas cartas durante meses me han servido para poner un rostro humano a la inmigración y el hecho de que se hagan públicas puede servir para reinterpretar aspectos de la era colonial. Pero lo que más llama la atención es el factor humano; se pueden escribir auténticas telenovelas con ellas".