¿Un debate clave?

¿Un debate clave?

No ha habido un ganador claro por KO que pueda cambiar definitivamente la dinámica de la elección. Ambos pueden defender que han cumplido los objetivos que se habían propuesto antes del debate. La mayoría habrán visto el debate desde una perspectiva partidista y pensaran que su candidato ha ganado. La pregunta es el impacto que puede tener sobre los cada vez menos indecisos. Se verá en los próximos días.

MICHAEL REYNOLDS / EFE

Acaba de concluir el segundo debate de las elecciones presidenciales en EE UU. Tras la debacle del presidente Barack Obama en el anterior debate había grandes expectativas para ver cómo respondía. Muchos pensábamos que el resultado de las elecciones dependería en gran medida de que Obama pudiese recuperarse en éste debate.

En principio el formato (los candidatos no recibían las preguntas de la moderadora sino de la audiencia de votantes indecisos que había sido seleccionada por Gallup) no favorecía a los ataques entre los candidatos, pero ambos han aprovechado cualquier resquicio para atacar a su contrincante, y ambos han llegado a la confrontación directa durante varias preguntas.

Al inicio se ha visto a Mitt Romney mucho mas calmado y en control, mientras que a Obama se le notaba nervioso y atacando; interrumpiendo a Romney. Obama quería hablar de lo que ha conseguido hasta ahora y del futuro, Romney de todo lo que Obama ha hecho mal y de los pobres resultados de sus políticas.

Obama salía con la lección aprendida de que jugar a la defensiva no le iba a ser suficiente, y que tenía que salir atacando y no dejar a Romney tomar la iniciativa. Se jugaba la reelección y no ha defraudado. Su misión era tratar de parar el avance de Romney, y consolidar lo que hizo Biden para movilizar a los votantes demócratas. El riesgo es que de ser muy agresivo, quedase poco presidencial. Ha habido momentos en que ha cruzado esa barrera. Pero claramente su preferencia ha sido tratar de poner a Romney a la defensiva a riesgo de parecer agresivo e incluso enfadado; y en muchas fases del debate lo ha conseguido: Romney ha tenido que defender sus planes constantemente ante los ataques del presidente, mientras que Obama no ha tenido que defender su record mediocre como presidente tanto como durante el primer debate.

Romney por su parte tenía que consolidar la imagen del primer debate para convencer a los votantes indecisos de que tiene un plan y que está preparado para asumir la presidencia. Ha vuelto a presentarse de manera muy eficaz, articulada y calmada, dando una imagen eminentemente presidenciable. Pero se ha encontrado en muchas ocasiones a la defensiva, y con poco margen para atacar a Obama.

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Obama ha salido al ataque desde el inicio. Ha aprovechado una pregunta de un estudiante que quería saber si iba a poder encontrar trabajo tras graduarse de la universidad en 2014 para empezar a establecer las diferencias entre él y Romney. Romney por su parte ha aprovechado para atacar el record del presidente y su fracaso en crear más empleo (según él hay menos gente empleada en EE UU en la actualidad que cuando Obama fue elegido en 2008). Obama ha sido muy agresivo acusando a Romney de que su plan de cinco puntos en realidad es un plan de un punto que consiste en bajar los impuestos, la filosofía que ha perjudicado a las clases medias y que nos ha llevado a la crisis actual.

Obama ha tratado de enfatizar constantemente el contraste entre sus planes y los de Romney, y no ha parado de reiterar que los planes de Romney son un regreso a las políticas del pasado que nos llevaron a la crisis. En particular ha sido muy duro con los planes de rebaja fiscales de Romney y su intención de reducir impuestos a los ricos. También ha reiterado los cambios de opinión del gobernador Romney (para profundizar en la percepción de que es un flip flopper sin principios) y las inconsistencias y contradicciones de sus mensajes durante su campaña. Por último ha acusado a Romney de que sus números no cuadraban.

En una pregunta muy puntual, una persona de la audiencia ha preguntado a Romney por las diferencias entre sus planes y los del presidente Bush. Romney ha respondido comprometiéndose a endurecer las políticas frente a China (algo que siempre prometen los candidatos presidenciales y luego nunca cumplen), mantener el equilibrio presupuestario, promover más comercio y centrarse en las pequeñas empresas rebajando sus impuestos. Obama ha provechado la pregunta para recordar a Romney que no tiene credibilidad para ser duro con China porque ha estado involucrando en empresas que han exportado empleos a China (la cuestión china ha resultado en un rifirrafe entre los dos, en uno de los momentos de más tensión del debate). También ha atacado a Romney por no defender la reforma migratoria (algo que sí intentó Bush).

Obama ha defendido su record y ha explicado que ha cumplido muchas de sus promesas: evitar la depresión económica, salvar la industria del automóvil, salir de Iraq, matar a Bin Laden, y aprobar una reforma financiera y otra sanitaria muy ambiciosas. Pero ha reconocido que queda mucho por hacer. Romney ha aprovechado la pregunta para defender que los americanos no pueden permitirse otros cuatro años como los que han pasado, y ha reiterado las promesas incumplidas de Obama en creación de empleo, reducción del déficit, la falta de reforma migratoria, y ha acusado al presidente de aplastar a las clases medias. Ha planteado las elecciones en términos de quién puede crear un futuro más prometedor para las clases medias.

La inmigración ha salido a la palestra varias veces durante el debate y Romney se ha presentado mucho mas conciliador que durante las primarias, pero ha reiterado su compromiso de no dar una amnistía a los ilegales, y ha atacado a Obama por no hacer casi nada en este área pese a sus promesas de resolverlo durante su primer año. Obama sigue contando con un gran apoyo de los hispanos (un margen del 70-30) pese a que ha deportado a un record histórico de ilegales y a que ha hecho muy poco para reformar las leyes migratorias. Pero su retórica no es antiinmigrante (como la de los republicanos) y hace tan solo unos meses aprobó un plan para hacer posible que los hijos de los sin papeles que han nacido en EE UU puedan conseguir un permiso y quedarse aquí. Obama ha aprovechado para atacar a Romney por sus declaraciones antiinmigrantes durante las primarias y por su apoyo a legislación muy controvertida como la de Arizona. Obama estaba claramente tratando de movilizar al votante hispano.

La política exterior ha sido un tema marginal pero Obama ha aprovechado para reiterar de nuevo que ha cumplido sus promesas con Iraq y Bin Laden. Romney ha aprovechado la oportunidad para atacar a Obama por la respuesta del asesinato del embajador en Libia, y le ha acusado de irse a participar en eventos políticos inmediatamente después del ataque terrorista, en vez de dar una respuesta adecuada. También ha atacado a Obama por su incapacidad para dar una respuesta a la amenaza nuclear de Irán. Obama ha reconocido que es el responsable de todo lo que ha pasado (Clinton salió ayer asumiendo la responsabilidad para echarle un capote), y ha atacado a Romney por jugar a política con un tema de seguridad nacional. Ambos se han peleado por dilucidar cuándo reconoció Obama que fue un acto de terror, y la moderadora ha corregido la plana a Romney confirmando que Obama lo dijo el día después del ataque. No ha sido un buen momento para Romney.

También han salido a la palestra las armas automáticas, con Obama acusando a Romney de cambiar de opinión, y Romney acusando al presidente de no haber hecho nada sobre el tema y haber fracasado en su intento de dar una respuesta bipartidista al problema de la violencia causada por armas.

A la pregunta de cómo parar la exportación de trabajos a otros países, Romney ha respondido atacando de nuevo a China por manipular su moneda (acusando a Obama de no hacer nada sobre el tema) y comprometiéndose a crear un entorno favorable a las empresas con menos impuestos y regulaciones (que según él se han cuadruplicado bajo Obama), y eliminando el Obamacare, para hacer a EE UU el país más atractivo del mundo para los emprendedores y las empresas. Se ha comprometido a clasificar a China en su primer día como un país manipulador de su moneda. Obama ha reconocido que él también quiere reducir los impuestos corporativos, pero en su caso eliminado las reducciones fiscales para empresas que exporten empleo. También quiere crear impuestos doblando las exportaciones y negociando nuevos acuerdos de libre comercio. Se ha comprometido a crear empleos manufactureros con altos salarios. Romney ha reiterado que los gobiernos no crean empleos.

En la pregunta final han defendido sus principios, y han tratado de eliminar las precepciones equivocadas que se han generado en la campaña. Romney ha defendido su record en Massachusetts, sus convicciones religiosas, su experiencia como hombre de negocios y creando empleo, como gestor, y su compromiso con el 100% de la población. Obama ha puntualizado la interpretación de que él cree que el Gobierno crea empleo, y ha defendido su creencia en el sistema capitalista, pero reiterando que tiene que haber oportunidades iguales para todos. Ha terminando atacando a Romney por el vídeo sobre el 47%, y se ha comprometido a luchar por todos.

Las encuestas de antes del debate siguen mostrando una elección extremadamente competitiva. RealClearPolitics, que prepara una media de los resultados de las encuestas nacionales, muestra que ambos candidatos están empatados, eliminado la pequeña ventaja que Romney había conseguido tras el primer debate. De acuerdo con la última encuesta de ABC si las elecciones fuese ahora Obama recibiría un 49% y Romney un 46%, pero todavía dentro del margen de error de la encuesta. Claramente Obama se ha beneficiado de la bajada del desempleo al 7,8%, logrando romper la barrera psicológica del 8% tras cuatro años, y con ello ha contribuido a cambiar la percepción sobre el futuro: de acuerdo con las ultimas encuestas el porcentaje de los encuestados que dicen que el país esta en la dirección equivocada ha bajado al 56%, una cifra que ha posibilitado la re-elección de otros incumbentes en el pasado. Además, entre los votantes que ya han votado (que pueden representar un 6% del total), Obama tiene una ventaja sustancial del 59%, frente al 31% de Romney.

A tres semanas justas de la elección es todavía imposible predecir el resultado. Tres semanas en una elección tan cerrada pueden ser una eternidad, y mucho puede pasar. Todos los ojos siguen en los estados que todavía están en juego, particularmente Ohio, donde Romney sigue teniendo posibilidades. Quien gane Ohio tiene grandes posibilidades de ganar la presidencia.

Mi impresión a los pocos minutos de terminar el debate es que Obama se ha recuperado, que ha logrado poner a Romney a la defensiva y que ha presentado un contraste claro entre su programa y el de Romney. Ha estado pasional, incluso enfadado, y muy centrado. Los demócratas, muy alicaídos tras el ultimo debate seguro que se han sentido contentos de ver su candidato al ataque. Ha hecho lo que querían sus partidarios. Esta vez nadie le puede acusar de estar desinteresado. Ha estado metido a fondo y su lenguaje corporal ha sido muy diferente del primer debate: mucho más asertivo, confiado y seguro. Ha mejorado muchísimo.

Romney hoy no ha sorprendido, ha sido muy parecido al del primer debate, sólo que esta vez tenía al presidente agresivo. Ha perdido una oportunidad de poner al presidente a la defensiva y ha fallado en gran parte en su intento de hacer que el debate fuese fundamentalmente sobre los últimos 4 años y sobre el récord de Obama. También Obama ha hablado más tiempo (4 minutos más que Romney). Pero a Romney se le ha visto más tranquilo y más agradable. Tenía que centrarse en el empleo y no ha parado de hablar de cómo crear empleo.

Al mismo tiempo, creo que que no ha habido un ganador claro por KO que pueda cambiar definitivamente la dinámica de las elecciones. Ambos pueden defender que han cumplido los objetivos que se habían propuesto antes del debate. La mayoría habrán visto el debate desde una perspectiva partidista y pensarán que su candidato ha ganado. La pregunta es el impacto que puede tener sobre los cada vez menos indecisos. Se verá en los próximos días. El próximo debate será sobre política exterior el día 21.