Los niños de tres años son unos cabrones
Después de aguantar a dos niños de tres años en mi casa, puedo afirmar por experiencia que, sin duda, son los seres humanos más insoportables de toda la faz de la Tierra. Es imposible negociar con ellos. ¿Y eso por qué? ¡Porque PASAN DE TODO!
Tengo dos hijos. Antes de ser madre, todo el mundo me advirtió de que los dos años era una edad terrible. Ten cuidado, en su segundo cumpleaños, se descontrolan y se asilvestran. Lo único que dicen es no a cualquier cosa que les pidas. Prepárate, porque ese año se hace interminable.
Bueno, pues lo que quiero decirle al mundo es que todos se equivocaban. Con dos años, los niños son todo un desafío, pero no tiene nada que ver con lo que se complica la cosa cuando llegan a los tres años.
Después de aguantar a dos niños de tres años en mi casa, puedo afirmar por experiencia que, sin duda, son los seres humanos más insoportables de toda la faz de la Tierra. Es imposible negociar con ellos. ¿Y eso por qué? ¡Porque PASAN DE TODO!
Mi hija tiene tres años. Diga lo que le diga, no le importa una mierda. Por ejemplo, si le digo que se ponga unos pantalones, ella repetirá que no se los va a poner (bajo ningún concepto) porque son azules. "¡Yo quiero unos pantalones rosas!", me gritará. Y a mí me tocará explicarle que los pantalones rosas no están limpios. Abro los cajones y le enseño que no quedan pantalones rosas. Pero a ella le da exactamente igual. Aunque vea que no hay ninguno limpio, insistirá en que ella quiere los pantalones rosas.
Una mañana, se levantó de la cama, cogió una taza de la cocina (una de esas antiguas y caras) y la tiró al váter. Apreté los dientes y le expliqué que no podía hacer esas cosas. Ella se limitó a sonreír. Así que la envié a pensar sobre lo que había hecho.
El problema es que no es solo ella. Ari hacía lo mismo cuando tenía tres años. Siempre me llevaba la contraria; daba igual lo que le dijera, siempre quería hacer lo opuesto. Me bloqueaba bastante con esa actitud desafiante; creo que estaba traumatizada porque no tenía ningún tipo de control sobre él.
Pensaba, quizás mis hijos me están poniendo a prueba. Quizás soy una madre de mierda. Pero no, no solo me pasa de mí. Es una epidemia mundial. Todos los niños de tres años hacen lo mismo con sus padres. Les ocurre algo cuando cumplen tres. Se vuelven... unos cabrones.
Lo siento, no hay forma de evitarlo. Hacen lo que les da la gana y no les importa que les acabes de decir que no lo hagan. De hecho, si les dices que dejen de tirarle M&Ms al gato, empezarán a lanzárselos cada vez más deprisa y con más intención de darle en la cara.
Por suerte, después un tiempo, dejan de ser tan cabrones. Ese comportamiento solo les dura un año. Cuando cumplen cuatro empieza a ser más fácil negociar con ellos, y los sobornos comienzan a funcionar. No perdáis la esperanza.
Por tanto, si tu hijo es, a día de hoy, uno de estos cabrones, respira hondo y piensa que hay luz al final del túnel. En teoría, todo esto pasará... en unos 12 meses.
Traducción de Marina Velasco Serrano
Este artículo se publicó originalmente en la versión estadounidense de este diario. En el post original puedes ver una entrevista en vídeo a la autora (en inglés).