Río de Janeiro, una mansión y mil favelas
Fue increíble ver como un evento deportivo trasformó la ciudad y la mentalidad de las personas, han pasado ya 24 años y las imágenes más icónicas del espíritu de la Barcelona olímpica persisten a día de hoy en la ciudad. Otra imagen permanecerá en la memoria de los habitantes de Río de Janeiro, pero esta vez por desgracia nada tiene que ver con el espíritu olímpico.
Nací en Barcelona y como tal viví los Juegos Olímpicos como algo extraordinario, tanto que decidí invertir los siguientes diez años de mi vida en perseguir ser un atleta olímpico. Fue increíble ver como un evento deportivo trasformó la ciudad y la mentalidad de las personas, han pasado ya 24 años y las imágenes más icónicas del espíritu de la Barcelona olímpica persisten a día de hoy en la ciudad.
Otra imagen permanecerá en la memoria de los habitantes de Río de Janeiro, pero esta vez por desgracia nada tiene que ver con el espíritu olímpico.
Es hora punta en la ciudad y sus carreteras permanecen colapsadas, no en vano Río de Janeiro es la tercera ciudad con peor tráfico del mundo. De repente, la gente comienza a salir de sus coches asustada, un hombre protege a su bebé buscando refugio fuera de su vehículo. ¿Qué sucede? Balas, disparos, un tiroteo entre policía y bandas delictivas a plena luz del día en la llamada "linha vermelha", la autopista que conecta el aeropuerto con el centro urbano, ¿se imaginan eso en su ciudad?
Río es conocida por dos cosas; sus hermosas playas y sus más de 750 favelas. Por eso es capaz de colocarse a la vez en los mejores puestos del ranking de ciudades más bellas del mundo y en los peores, de las más peligrosas del planeta.
Río de Janeiro será este año la capital mundial del deporte. Esto no será nuevo para ellos ya que, hace apenas dos años, fueron los anfitriones de la Copa del Mundo del deporte rey. Durante esos días no se prevén altercados mayores al igual que el pasado mundial, pero otra cosa muy diferente será el antes y el después de los Juegos, visto que las protestas ciudadanas se repiten sin cesar en la cuarta ciudad más poblada de Latinoamérica.
¿El motivo? Por desgracia las palabras 'corrupción política' parecen haberse apoderado de las democracias de medio mundo, teniendo Brasil y el escándalo de la compañía de petróleo pública, Petrobras, y sus más de 1.800 millones perdidos en corrupción, como uno de sus mayores ejemplos.
El pasado diciembre la presidenta del país, Dilma Rousseff, inauguró el Museo del Mañana, homenaje a la ciencia y la tecnología. Esa misma semana cerraban los hospitales públicos de la ciudad debido a la grave crisis económica. Se gastan más de 14 mil millones en organizar unos Juegos, mientras continúan los disturbios por la subida del precio del transporte público en una ciudad llena de riqueza, donde hay una mansión por cada mil favelas.
Brasil, uno de los países llamados a dominar el mundo en las próximas décadas, ha caído a plomo y experimenta su peor recesión de los últimos 80 años. Sin embargo, parece que eso no le pasa factura al actual gobierno de Rousseff ya que, el hasta hace poco Ministro de Economía, Joaquim Levy, acaba de ser nombrado Director Financiero del Banco Mundial. No puedo dejar de preguntarme qué tipo de méritos han tenido en cuenta para hacerle valedor de tal responsabilidad.
Hubo un tiempo en que los Juegos Olímpicos servían para reconstruir ciudades a base de cimientos sólidos compuestos de valores deportivos, educación, solidaridad, infraestructuras, respeto, convivencia, calidad de vida, sanidad, bienestar, seguridad. Entonces, ¿qué es lo que sucede en Río de Janeiro? ¿Qué tipo de cimientos están construyendo? El deporte tiene que servir para unir culturas y crear mejores civilizaciones, nunca para incrementar las desigualdades, nunca para que los que más tienen que ganar sean los mayores perdedores.