La muerte, un negocio muy rentable

La muerte, un negocio muy rentable

El acto final de nuestras vidas da inicio a unos de los negocios más antiguos de la historia. El simple hecho de que haya perdurado desde los inicios de la humanidad nos da una idea de la magnitud del asunto. Sin duda, es un negocio global, no importa tu religión, ni tu capacidad económica. Morir supone un gasto el cual todos tenemos que pagar.

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Imagen de un entierro en Ecuador. GTRESONLINE.

El acto final de nuestras vidas da inicio a unos de los negocios más antiguos de la historia. El simple hecho de que haya perdurado desde los inicios de la humanidad nos da una idea de la magnitud del asunto.

Desde la época de nuestros ancestros, la muerte ha ocupado un lugar destacable dentro de las necesidades de la sociedad. Sin duda, es un negocio global, no importa tu religión, ni tu capacidad económica. Morir tiene un gasto el cual todos tenemos que pagar.

Es difícil pensar que una necesidad de tal dimensión no ensalzara un gran negocio. Un negocio soñado por cualquier empresario, con un volumen de consumidores igual a la población mundial y lo más importante; sin competencia. Nos guste o no, todos morimos y todos necesitamos de los servicios funerarios.

Hoy en día morirse en España cuesta 3.500 euros, es un precio base, sin nada de extras. Simplemente es el precio mínimo que marca la industria para este caso de servicios.

Como en cualquier negocio, la muerte ha ido evolucionando, ya no se trata de cubrir una necesidad de un grupo de individuos, se trata de dar a ese grupo de individuos una experiencia única y personalizada. En efecto, marketing más allá de la vida.

En los países pobres uno nunca tiene elección y la muerte no iba a ser una excepción, eso no quita que el negocio funerario funcione, y muy bien. La vida vale poco en esos lugares y a la muerte eso le va de maravilla.

Lo primero que uno tiene que saber es que no hay alternativas, tampoco opciones de productos con descuentos y no se preocupe en pensar si lo que está pagando cuesta realmente lo que vale. Solo un ejemplo: un ataúd made in china tiene un precio de mercado de 75 euros.

Como cualquier negocio, tiene un calendario comercial y su día estrella en España lo conocemos como el día de todos los santos, en cualquier parte del mundo tienen un día similar. Honrar a los muertos es algo loable, hacer negocio con ello no.

Siempre nos ha preocupado ser un gran anfitrión, ahora es posible hacerlo hasta el fin de nuestros días. En los países ricos uno es capaz de elegir todos los detalles de su último gran día. Desde un ataúd personalizado con los colores de tu equipo de fútbol, una mención especial en Facebook, hasta un catering con mensajes de despedida para tus amigos.

En los países pobres uno nunca tiene elección y la muerte no iba a ser una excepción, eso no quita que el negocio funcione y muy bien. La vida vale poco en esos lugares y a la muerte eso le va de maravilla. El Salvador, el país más violento del mundo en 2015 con 103 asesinatos por cada 100.000 habitantes, un ataúd cuesta del orden de 100 hasta 600 dólares, mientras que el salario mínimo de un trabajador del algodón se sitúa en 98 dólares. Hagan sus cuentas, saquen sus conclusiones.

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