Siete técnicas de composición para que tus fotos de viaje destaquen
Hay un secreto para que tus fotos no sean la misma imagen que han sacado cientos de turistas antes que tú: trabaja la composición. ¿Qué significa? Componer una foto no es más que colocar los elementos dentro del encuadre de forma que transmitan algo a la persona que lo está viendo.
Foto: Sandra Vallaure
Seguro que empezaste a hacer fotos porque te gustaba la idea de conservar un recuerdo de todas esos rincones impresionantes que viste y todas las experiencias que viviste durante tu viaje.
Primero fue aquella puesta de sol que te dejó con la boca abierta. Después, fue ese paisaje abrumador que no querías olvidar jamás. Y luego vinieron muchas más...
El problema es que, hoy en día, cualquiera con una cámara (es decir, todo el mundo que tenga un teléfono móvil) hace cientos o miles de fotos durante un viaje. Y es que, ciertamente, esta práctica se ha convertido en un hábito. Y las redes sociales están plagadas de imágenes, por lo que es muy difícil sacar una foto que sobresalga del montón.
Pero hay un secreto para que tus fotos no sean la misma imagen que han sacado cientos de turistas antes que tú: trabaja la composición.
¿Qué significa? Componer una foto no es más que colocar los elementos dentro del encuadre de forma que transmitan algo a la persona que lo está viendo.
Vamos a ver cómo puedes conseguirlo. Es más fácil de lo que parece.
1. Aplica la (archiconocida) regla de los tercios
Una de las reglas más importantes de composición es la (archiconocida) regla de los tercios.
La regla de los tercios consiste en dividir tu encuadre o tu imagen en tres partes iguales, tanto vertical como horizontalmente. La idea es que coloques algunos elementos clave de tu composición (lo que va a aparecer en la foto) en uno de esos tercios o el algún punto de intersección.
Para ponerla en práctica, lo más sencillo es que actives en tu cámara o tu teléfono móvil la opción de "guía". Algunos dispositivos incluso tienen varios tipos de guía, asegúrate de elegir la regla de los tercios.
Una vez hecho esto, en tu pantalla trasera (e incluso en tu visor, si dispones de una cámara sin espejo) aparecerán 4 líneas, 2 verticales y 2 horizontales, que dividen tu encuadre en tercios. Esta cuadrícula te ayudará a trabajar tus encuadres y colocar elementos en el lugar adecuado.
Foto: Sandra Vallaure
Fijarse en los detalles siempre da buen resultado. Y cuando estás ante un edificio tan espectacular como el del Ayuntamiento de Gante, puede resultar abrumador detenerse en todas y cada una de las figuras que adornan su fachada.
Mientras estás echando un vistazo rápido, la ves y no puedes evitar detener la mirada. Ahí está. Es una figura de mujer con la mirada baja que sostiene un libro (¿o será un móvil del siglo XVI?).
Te ha llamado tanto la atención que tienes que hacerle un retrato. Con su permiso, claro.
Y la mejor forma de fotografiarla como ella se merece es aislándola del resto de la fachada y haciendo hincapié en su mirada. Por eso colocas su ojo más cercano a ti, el izquierdo, el la intersección de los tercios
¡Click! Ya tienes el retrato perfecto. Y ella tan contenta.
Colocando elementos o a tu sujeto principal en uno (o varios) de los puntos de intersección, conseguirás llamar la atención del espectador. Estos puntos suelen ser imanes hacia los que tus ojos se dirigen instintivamente, por lo que usarlos adecuadamente dará mucha más fuerza y presencia a tus imágenes.
Seguro que uno de tus momentos favoritos del día es el atardecer. ¿Y a quién no le gusta fotografiar un atardecer espectacular? Los colores que surgen mientras el sol se va poniendo y los cambios de luz ofrecen grandes oportunidades fotográficas.
Para conseguir una gran foto de un atardecer, muchas veces no tienes más que aplicar la regla de los tercios.
Si el cielo tiene algunas nubes, aprovéchalas: le darán más dramatismo a la imagen cuando pasen del rosa al rojo y de ahí al morado. Coloca el horizonte en el tercio inferior para darle más protagonismo al cielo y deja sólo un tercio para la tierra o el agua si estás en la costa. Y, por supuesto, nunca coloques el sol en el centro de la imagen.
2. Usa líneas que guíen la mirada
Cuando compongas una foto, intenta que al espectador le resulte lo más fácil posible identificar el sujeto principal y, sobre todo, que la imagen en su conjunto le llame la atención.
Puedes conseguir esto de forma muy sencilla gracias a las líneas. Usa cualquier recurso que tengas a tu alrededor, ya sea en la naturaleza o en una ciudad. Juega con la geometría para que el espectador se fije primero en una determinada zona de la foto, generalmente el punto en el que está tu sujeto. Una vez hayas captado su atención irá, poco a poco, descubriendo el resto de la imagen.
Un buen ejemplo son las carreteras. Las puedes usar muy fácilmente como líneas para guiar la mirada, especialmente en fotos en las que quieres captar un paisaje inmenso.
Foto: Sandra Vallaure
Estás en Nueva Zelanda, recorriendo uno de los miles de senderos que atraviesan la Isla Sur de cabo a rabo. En un día de verano, el sol brilla con fuerza, convirtiendo el azul del agua en turquesa y paseas por una zona de acantilados espectaculares que te hacen sentir realmente pequeño.
Al andar, te fijas en la persona que tienes delante y en la línea recta que marca el camino. Esa persona andando refleja el viaje que tienes ante ti, el sendero que vas a recorrer durante ese viaje. Y al mismo tiempo, consigues que el espectador dirija su mirada desde el principio del camino en la parte inferior del encuadre y vaya siguiendo la línea hasta encontrarse con esa persona que está ahí, delante de él.
Acabas de conseguir que se transporte visualmente a ese camino y esté ahí, avanzando paso a paso.
3. Fíjate en el primer plano, las zonas medias y el fondo
¿Has hecho alguna vez una foto de una montaña o de un paisaje urbano y cuando la has visto te has preguntado por qué no has sido capaz de captar la inmensidad y grandeza del lugar?
Esto se debe probablemente a que tu imagen es bidimensional y que no has sido capaz de transmitir la escala o el tamaño del lugar. A veces te dejas llevar por el momento y no siempre consigues captarlo.
Cuando compones una foto, y esto es especialmente válido en Fotografía de Paisaje, reflexiona sobre los distintos elementos que están en primer plano, en las zonas medias y en el fondo en tu encuadre.
Cuando estés explorando el mundo, piensa en lo que tienes a tu alrededor. Si ves en la lejanía una montaña que quieres fotografiar, fíjate en tu entorno y observa si puedes encontrar algo interesante en el primer plano o en las zonas medias que incluir en la composición. Si estás cerca de un río pueden ser unas rocas o una embarcación. Puede ser una cabaña, algún animal o incluso un coche avanzando por una carretera.
Foto: Sandra Vallaure
La naturaleza puede ser desbordante en algunos lugares del mundo. Nueva Zelanda es, sin duda alguna, uno de ellos.
El Mount Cook es la montaña más representativa del país y no es fácil encontrarla despejada. Por eso, cualquier posibilidad de fotografiarla sin nubes es un regalo.
Y para demostrar su poderío y lo imponentes que pueden llegar a ser sus 3.274 metros de altura, esa cabaña en medio del camino puede ser el elemento perfecto. Con la montaña al fondo, el resto de la cordillera en la zona media y la cabaña en primer plano, consigues una composición única.
Si estás fotografiando una escena en una ciudad, de nuevo, mira a tu alrededor. Observa a los vendedores ambulantes, los distintos vehículos que pasen por ahí, los carteles y escaparates de las tiendas. Cualquier elemento puede formar parte del primer plano de tu foto y te ayudará a dar más contexto a tu imagen.
Y si no encuentras nada que te llame la atención, sé creativo. Incorpora el elemento humano en tu composición. Busca a alguien que entre dentro de tu encuadre y complete la foto.
¿Viajas con un trípode o con otra persona? Entonces, sé tú mismo el protagonista de la foto y forma parte de la escena.
Pero lo más importante es no confundir a tu espectador incluyendo muchos elementos en tu composición. Evita imágenes caóticas, busca la sencillez y establece claramente qué quieres fotografiar y por qué.
Ve más allá de lo que está en el fondo de tu escena, céntrate en pequeños elementos y usa el espacio negativo, ese espacio que queda entre los diferentes elementos de tu composición.
4. Busca marcos naturales
Esta técnica de composición consiste en usar algún elemento de tu alrededor para enmarcar o encuadrar el sujeto que quieres captar. De esta forma le das mucha más predominancia al sujeto y, al mismo tiempo, llamas fácilmente la atención del espectador hacia la escena.
Cuando encuentres un sujeto que te interese, de nuevo, mira alrededor buscando objetos que puedan servirte de marco. Usa tu imaginación, puedes servirte de ramas, puertas, puentes, ventanas, espejos. En realidad, cualquier cosa vale si pones un poco de tu parte.
Esta técnica fotográfica es sencilla, pero seguramente necesitarás buscar un buen punto desde el que disparar. Quizá tengas que alejarte de tu sujeto o inventar otro punto de vista para conseguir el marco perfecto. No tengas miedo a probar cosas nuevas como tirarte al suelo o usar el teleobjetivo si realmente te ayuda a conseguir esa composición que buscas.
Foto: Sandra Vallaure
¡Por fín! Acabas de terminar el Camino. Has llegado a Santiago de Compostela después de días, semanas, recorriendo caminos, senderos, carreteras y pedregales.
Estás cansado y satisfecho a la vez.
Pero no puedes evitar perderte entre las callejuelas del centro, aprovechando que la lluvia te ha dado tregua y que la ciudad está en plena efervescencia. Recorres pasadizos y rincones que desembocan en plazas coquetas.
Una de ellas tiene una salida a través de un arco. Es el punto perfecto para sacar una foto de esa fachada que hay enfrente, cuyo campanario y escudos heráldicos te recuerdan toda la historia que hay detrás de esta preciosa ciudad.
Hay muchas más alternativas para crear marcos. Experimenta y prueba a ver qué funciona.
5. Aprovecha el (des)enfoque
Una buena forma de asegurarte de que el espectador se fija en lo que realmente quieres es que sólo una parte esté enfocada y el resto no.
Esto es especialmente efectivo si quieres aislar gente, animales o incluso cualquier tipo de objeto. Fíjate en la foto...
Foto: Sandra Vallaure
Un día cualquiera en Roma. Una plaza abarrotada de turistas. Tantos que casi no se distinguen ni los monumentos.
Como en la mayoría de las plazas de la ciudad, hay una fuente en el centro pero el número de gente que se agolpa a su alrededor sentada, haciéndose selfies con un palo o posando como buenamente pueden, es indescriptible. Das una vuelta alrededor pero rápidamente comprendes que va a ser imposible captar la totalidad de la fuente, a menos que vuelvas a eso de las tres de la mañana.
Pero la fuente tiene detalles: unos vistosos mascarones por donde sale el agua a borbotones.
¿Y qué mejor forma que captar esa fuente que enfocando y desenfocando la gente que pase detrás?
6. Saca partido del color
El color es muy importante en la Fotografía, y más aún en la Fotografía de Viajes. Por encima de cualquier otro elemento, es el factor que determinará el contenido emocional de to imagen.
Puedes establecer la atmósfera y el ánimo de una foto haciendo énfasis en una gama concreta de colores. Los rojos y naranjas son cálidos y acogedores, casi ardientes. Los azules y verdes son fríos y refrescantes, casi como un soplo de aire. Y los amarillos pueden ser brillantes como la luz del amanecer o la de una vela.
Además, puedes usar colores para conseguir un efecto especial. Trabajando tu encuadre y tu ángulo, consigues llamar la atención sobre un pequeño elemento que brille con respecto a un fondo tenue que no destaque. Pero cuidado porque el uso excesivo de zonas de color puede tener el efecto contrario al que buscas: distraer la mirada del espectador y confundirlo.
Contrastes vibrantes, sobre todo entre los colores primarios (rojos, amarillos y azules), son especialmente efectivos a la hora de crear composiciones dinámicas. Estos contrastes despiertan la mirada, haciendo que los ojos del espectador salten de un color a otro.
Foto: Sandra Vallaure
Un espectáculo teatral en Bali (Indonesia) puede ser una oportunidad perfecta para fotografiar a locales con un vestuario y un maquillaje o una máscara, dependiendo del personaje, llenos de color.
Bali es mucho más que una isla de playas paradisiacas y olas perfectas para surfistas. Es un lugar que encierra una historia única y una cultura ancestral que gran parte de los locales trata de preservar a pesar del paso del tiempo.
Por eso, cuando te ofrecen la posibilidad de asistir a una obra de teatro, no dudas en contestar que sí.
El escenario es al aire libre, con las dificultades de luz que implica ya que una parte está en sombra. A pesar de ello, no desistes en el intento de captar a los actores que entre danzas y marcadas gesticulaciones representan un espectáculo de lo más curioso. Por si fuera poco, la música ameniza el conjunto y te transporta a otro tiempo.
Una de las actrices lleva un arreglo floral impresionante sobre su cabeza y un maquillaje que acentúa sus facciones, marcando sus pómulos y sus labios. Resulta difícil captarla ya que no para de bailar y gran parte del tiempo está entre sombras. Pero en unas décimas de segundo en que todo parece haberse congelado, disparas y ahí lo tienes, un retrato perfecto lleno de color.
Cuando estés viajando, observa tonos, contrastes y combinaciones de colores que puedas incluir en tus fotos.
7. Cuenta una historia
Ten en cuenta que cuando estás haciendo una foto, dispones del entorno y el contexto de tu viaje en mente. Es más, cuando vuelves a ver esa imagen algún tiempo después, o puede que incluso años, todo lo que viviste en ese momento, lo que te ocurrió y lo que vieron tus ojos volverá de golpe en forma de recuerdo. Esa foto fue la forma que tuviste de inmortalizar un momento efímero.
Y gracias a ella puedes revivirlo una y otra vez.
Foto: Sandra Vallaure
Pero el espectador no dispone de esa información, esos matices de colores, olores y sonidos que te rodean. Para él esa foto de un paisaje de montaña no es más que eso: una foto de un paisaje de montaña.
¿Las cuatro horas de caminata que te costó llegar allí subiendo cuestas imposibles por un camino de piedras? Nadie estaba allí.
¿Las tres horas que te costó bajar porque te estaban matando las rodillas y sentías pinchazos a cada paso? Nadie se acuerda.
¿La sensación de frescura, alivio y satisfacción cuando por fin alcanzaste la cima y tuviste ante ti un mirador espectacular sobre lagos, montes y ríos? Sólo tú la viviste.
Para el espectador, tu foto no es más que otra más de las imágenes que tiene en su pantalla. Y lo peor de todo es que en un par de segundos estará viendo la siguiente foto.
Tu tarea es resucitar todo ese contexto que se perdió entre tus recuerdos.
Retén la atención del espectador y consigue que le dedique más de dos segundos a tu imagen.
Habrás leído millones de veces que "una imagen vale más que mil palabras". Como fotógrafo, tu misión consiste en transmitir esas mil palabras.
Consigue aquellas imágenes que metan al espectador de lleno en tu historia. Usa la emoción y los sentimientos. Busca y congela momentos en el tiempo. E incluye el elemento humano para que la persona que vea esa foto se sienta identificada.
Foto: Sandra Vallaure
La selva de Tanjung Puting en el Borneo indonesio es posiblemente una de las más densas y frondosas del mundo. Pero hay algo que la convierte en única: es uno de los pocos ecosistemas en los que habitan los orangutanes.
Actualmente en peligro de extinción, la vida de los orangutanes y su supervivencia corre un serio peligro. Cada vez son más las hectáreas de selva arrasada por culpa de la industria del aceite de palma. Hay aceite de palma en miles de cosas, jabones, crema de chocolate untable, cosméticos. La lista es infinita.
El dinero no entiende de ecología ni de vidas o muertes, y cada año, cientos de campesinos se ven obligados a abandonar sus cultivos tradicionales y sustituirlos por palmas de las que se extrae ese líquido asesino, su aceite.
Esta imagen refleja muy bien el peligro que supone el hombre para el orangután.
Dedica un cierto tiempo a pensar sobre qué tipo de imagen quieres crear, el momento que quieres capturar y la historia que quieres contar a tu espectador. Usa la empatía, ponte en su lugar. Imagina que vas a ver la foto sin ningún tipo de información sobre lo ocurrido y trata de crearla a partir de ahí.
Esta es, sin duda alguna, una de las partes más complicadas en Fotografía y, al igual que en la foto anterior de la mano del orangután, te llevará tiempo, paciencia y a veces suerte. Cometerás errores. Muchos.
Pero con persistencia y paciencia, serás capaz de llegar hasta donde te propongas.
El gran Martin Parr dijo en una ocasión que "La Fotografía es la cosa más sencilla del mundo, pero es tremendamente complicado hacer una buena foto.".
Y es cierto. La Fotografía es algo que seguramente muchos de nosotros no lleguemos nunca a dominar por completo.
Sin embargo, la Fotografía es una disciplina creativa que te permite evolucionar. Y lo mejor de todo es que nunca dejas de aprender.
Por eso, no dejes de ejercitar tu ojo fotográfico. Dedica unos minutos al día (¡cuántos más mejor!) a observar imágenes de tus fotógrafos favoritos. Analiza sus técnicas de composición y reflexiona sobre su forma de contar la historia.
Y por último, sal de casa y haz fotos, muchas fotos. La práctica es lo que te llevará a ser mejor fotógrafo. Interiorizarás ciertas técnicas y, sobre todo, aprenderás a mirar en lugar de ver. ¡Cuántas más fotos hagas, mejores composiciones crearás!