Starmus y los compromisos incumplidos de los políticos
Es un privilegio que traigan a tanto cerebro de primera al Starmus Festival que se celebrará en Tenerife entre el 27 de junio y el 2 de julio, a pesar de tanto mentecato políticos y empresario que no ayuda en nada a su financiación. Igual, con tanto conocimiento, algo se queda pegado en este territorio de fiesta de Toros de la Vega y tomatinas. Y es que en la España de los que manejan los dineros (públicos y privados) hay una superficie en la que resbala todo lo que huele a ciencia.
Hace unos días estuve en la presentación del Starmus Festival (27 de junio-2 de julio), que vuelve este año a celebrarse en Tenerife por el empeño personal del astrofísico Garik Israelian (más abajo, el segundo a la izquierda de la imagen), del Instituto de Astrofísica de Canarias. Debo reconocer que tengo debilidad por ese evento que aúna astronomía, música, cine, literatura..., porque hay pocos eventos similares en el mundo y porque sé que organizarlo, cada dos años, y superar al Starmus anterior es un reto comparable a la búsqueda de un exoplaneta con una lupa. Lo es porque a las puertas de su tercera convocatoria, este evento único en el mundo, que traerá a España a once Premios Nobel, que rendirá tributo a Stephen Hawking, que juntará al astronauta Miguel López Alegría con el astrofísico Roger Penrose y el cosmonauta Alexei Leonov, se convierte un año más en el espejo de lo que importa la ciencia en este país: NADA o CASI NADA.
Y es que, a un mes del comienzo del festival, con las reservas de sus prestigiosos participantes, incluida la de Hawking y sus asistentes, ya hechas, resulta que ni instituciones públicas ni empresas privadas muestran interés suficiente en tamaño evento, aunque por otro lado no tardan en ponerse en la foto para figurar junto a los científicos o cantantes más famosos cuando la ocasión se presta. Y si es Hawking, miel sobre hojuelas. Ahora bien, ¿cumplir los compromisos financieros? ¿interesarse por patrocinar el encuentro, aun a costa de unas carreras de coches o un torneo de golf? No, no. ¡Dónde vamos a parar!
Recomiendo ver en el programa de Starmus 2016, lo que por 700 euros (350 euros para canarios y estudiantes) se puede disfrutar durante cuatro días (y eran 500 para quienes reservaron con antelación). Por sólo mencionar algunos: el físico Premio Putlizer Brian Green, el divulgador de la BBC Brian Cox, el Nobel David Gross, el experto en virus informáticos Eugene Kaspersky, Roger Penrose, Jill Tarter del SETI, el cantante Brian Eno (que estrena una composición dedicada de Hawking), el Premio Mundial Albert Eisnstein Martin Rees, Joseph Stiglitz, Brian May, Rick Wakeman, Kip Thorne... Por cierto, para quienes les puede parecer caro: una entrada para la final Atlético-Real Madrid costó unos 400 euros, hora y media de partido, sin incluir viaje a Milán.
Algunos se preguntarán ¿cómo se paga todo esto? Pues bien, hagamos memoria. El primer Starmus, que congregó en España al mayor número de astrónomos y astronautas jamás reunidos, se financió en un 90% gracias a un premio recibido por el propio Israelian y ayudas de conocidos suyos, incluido algún préstamo. Para el segundo, recibió apoyo público y privado por 400.000 euros (del Gobierno central ni un duro, por cierto) para un presupuesto de 700.000, que pagó con las entradas. Y para este año, con un evento aún más grandioso, el primer tributo a Hawking, el astrofísico consiguió el compromiso del Cabildo de Tenerife y del Gobierno de Canarias de poner 330.000 euros cada uno (660.000, suma la cuenta), además de que le buscarían patrocinios por otros 330.000. Así lo explicó en la rueda de prensa.
Pues bien, tanto el presidente del Cabildo, Carlos Alonso (en la foto, a la izquierda), como el viceconsejero del Gobierno, Cristóbal de la Rosa (en el centro de la imagen), reconocieron en ese mismo encuentro informativo que iban a poner unos 400.000 euros entre las dos instituciones que el Cabildo, por cierto, aún no ha desembolsado. Y que el resto se abonaría en servicios. Pero, ¿qué servicios? Es una pregunta sin respuesta. Alonso incluso mencionó que "no sólo se trata de dinero, sino de creatividad", como si con creatividad se pagaran billetes de avión y hoteles. A menos de un mes del Starmus 2016, ¿el compromiso firmado se cumplirá? ¿Han logrado los patrocinios prometidos? Todo indica que no. Curiosamente, los mismos políticos reconocían que la repercusión mundial de Starmus 2014 generó 171 millones de euros de retorno a las Islas Canarias, un dinero en publicidad que seguro que dará pingües beneficios a muchos empresarios de los que construyen hoteles en zonas protegidas.
Garik Israelian, que en algún momento antes del anterior acuerdo pensó en llevarse el festival a otros lares, recordó que "un festival como Starmus, aunque muchos de los ponentes vienen sin cobrar, es costoso, si bien compensa porque tiene eco en todo el mundo, como demuestra esa reciente página en The New York Times". "Tampoco tenemos empresas de alto nivel que nos apoyen. Debemos estar en otro planeta y no nos ven, porque ninguna ha querido patrocinar el evento", señaló a modo de metáfora. Y tiene razón, porque es patético que entre los patrocinadores no haya ninguna gran empresa del IBEX, aunque me consta que las han visitado todas en busca de apoyo. Ni Telefónica, ni la Fundación BBVA, ni La Caixa, ni Iberdrola.... Es más, incluso alguna de las que ya tienen su logo en los paneles no han puesto nada, pero ya se llevan la publicidad.
Debo reconocer que en 2014 hubo errores de organización, y que algunos colegas se cebaron en ellos sin parar a preguntarse cómo era posible que Starmus Festival fuera posible en este país de mentecatos políticos y empresarios (en lo que se refiere a la ciencia), donde escasean los eventos para atraer al público hacia la investigación. Por mi parte, considero un privilegio que traigan a mi casa a tanto cerebro de primera, porque igual, con tanto conocimiento, algo se queda pegado en este territorio de fiesta de Toros de la Vega y tomatinas.
Pero igual que Garik es consciente de que no se puede encontrar un exoplaneta con una lupa, presiento que en la España de los que manejan los dineros (públicos y privados) hay una superficie en la que resbala todo lo que huele a ciencia.