Marea va, marea viene y seguimos sin sacar partido de ella
Hemos vuelto la espalda al mar como fuente de energía, siendo un país con más de 10.000 kilómetros de costa. En otros países, como Francia, se lleva utilizando la energía procedente de las mareas desde los años 60. Sin embargo, en España solo contamos con una pequeña planta de energía mareomotriz en Guipúzcoa.
Foto: ISTOCK
Energía, energía y energía..., una de las prioridades más urgentes para los países industrializados, clave para su desarrollo , y se volverá cada vez más acuciante su producción porque su consumo aumenta año tras año.
Muchos de estos países se sienten preocupados por su dependencia por el petróleo, gas o carbón, ya que puede convertirse en un problema de seguridad nacional estar sometido a fuentes energéticas que provienen de otros países. La Unión Europea ha tomado cartas en el asunto desde hace tiempo con la aprobación de una Directiva que fomenta el uso de fuentes renovables de energía en la cual se insta a los Estados miembros a producir como mínimo un 20% de la energía de fuentes renovables. En el caso de España, este objetivo no es complicado debido a la energía producida por las centrales hidroeléctricas, campos solares y parques eólicos, aprovechando el gran potencial de nuestro país. Pero hay otras fuentes de energía que no han sido explotadas como ha ocurrido con las anteriores.
Por ejemplo, hemos vuelto la espalda al mar como fuente de energía, siendo un país con más de 10.000 kilómetros de costa. En otros países, como Francia, se lleva utilizando la energía procedente de las mareas desde los años 60. Sin embargo, en España solo contamos con una pequeña planta de energía mareomotriz en Guipúzcoa. Y todo ello a pesar de que en la última década se han realizado importantes avances en el desarrollo de sistemas que aprovechan la energía de las mareas, entre los que destacan unas vallas que generan electricidad a un tercio del coste actual. Esta tecnología ha sido desarrollada recientemente por investigadores de una universidad inglesa , y en la actualidad, se encuentran realizando ensayos con un prototipo. La siguiente fase consiste en construir una estructura de 1 km de longitud en un estuario del canal de Bristol, al oeste de Inglaterra. El coste será de unos 200 millones de euros y proporcionará electricidad a unas 30.000 casas, y según los desarrolladores, no afectará a la vida marina.
El precio de ese sistema puede parecer excesivo, pero los costes de mantenimiento son muy bajos por la tecnología y los materiales con los que ha sido construido. Además, la energía maremotriz presenta multitud de ventajas, que hacen que sea una opción que habrá que tener en cuenta para el futuro.
¿Qué otra fuente eléctrica tiene producción en días nublados, sin viento y durante períodos de sequía?