Navarra, la verdad sin excusas
Nunca en la reciente historia política de Navarra nos habíamos enfrentado a una crisis social, económica e institucional como la actual. La presidenta Barcina está siempre en el epicentro de los sucesivos terremotos que sacuden los pilares de nuestro autogobierno.
La comisión de investigación que se ha aprobado en Navarra por unanimidad, cuyo objetivo es esclarecer las acusaciones de grave corrupción que pesan sobre el Gobierno de Yolanda Barcina, se presenta en estos momentos como un instrumento vital para regenerar la democracia en nuestra comunidad.
Nunca en la reciente historia política de Navarra nos habíamos enfrentado a una crisis social, económica e institucional como la actual. La presidenta Barcina está siempre en el epicentro de los sucesivos terremotos que sacuden los pilares de nuestro autogobierno. Barcina sigue al frente de un Gobierno que carece de la legitimidad parlamentaria con la que llegó a él, pero ha rechazado someterse a una cuestión de confianza en el Parlamento. Su Gobierno minoritario y débil ha conducido a Navarra a una parálisis institucional, con dimisiones de consejeros y de altos cargos de su confianza en cascada, pero Barcina sigue aferrándose al poder como si no pasara nada.
Sin embargo, a partir de este lunes, van a empezar a investigarse en el Parlamento foral las acusaciones de corrupción que pesan sobre su Gobierno: la ex directora gerente de la Hacienda foral ha denunciado un uso fraudulento de la información fiscal confidencial en beneficio propio, además de otras graves cuestiones. Por primera vez, Barcina no puede ponerse de perfil ante las responsabilidades que debe asumir. Por primera vez, la presidenta tendrá que responder ante una comisión de investigación a la que se facilitarán las pruebas, correos electrónicos, informes oficiales, que ya se mostraron al formularse las acusaciones. La presidenta se enfrentará a la verdad y no le queda otra salida que afrontarla.
Es triste, pero Barcina acaba de calificar de "paripé" esta comisión de investigación y, con tal de no enfrentarse a este proceso de la verdad, reta al PSN/PSOE a que presente una moción de censura. Pero la democracia, muy a su pesar, no funciona así. Nada va a librarle de esta comisión de investigación porque los navarros necesitamos saber la verdad.
Si, como tiene todos los visos de ocurrir, en la comisión de investigación se acreditan las graves acusaciones de corrupción que pesan sobre el Gobierno de Barcina, la presidenta tendrá que dimitir al minuto siguiente. Convocar elecciones y dar la voz a los navarros para que sean ellos quienes elijan al nuevo Gobierno que saque a Navarra de esta situación.
Barcina es muy consciente de ello. Por ello se refugia desesperada en el manido recurso del miedo a Bildu. La presidenta dice que las acusaciones de corrupción que pesan sobre su Gobierno son una excusa del PSN-PSOE para desalojarla del poder, cruzando las líneas rojas que los socialistas mantenemos hacia Bildu. Nada más alejado de la realidad. Y si la presidenta cree que este discurso le librará de someterse a la comisión de investigación, se equivoca por completo. Las acusaciones deben acreditarse, Barcina se queda sin excusas.