Vértigo por la ardua negociación: “No está hecho”
El silencio de Sánchez y la falta de información preocupa cada vez más al PSOE. El PP acusa a Armengol de secuestrar el Congreso.
Termina la semana sin novedades sobre la investidura de Pedro Sánchez. Pese a la presión ejercida por el PP, Francina Armengol se resiste a poner fecha a la votación en el Congreso de los Diputados. Y arrecian de nuevo los rumores sobre una repetición electoral, ante la incapacidad de Moncloa de “ablandar” a los independentistas, que siguen exigiendo un referéndum de autodeterminación para Cataluña además de la amnistía. “Todavía no está hecho”, admiten las distintas partes implicadas.
El hermetismo de Moncloa es prácticamente total para desesperación de los cuadros medios del PSOE. Pero el núcleo duro del presidente sí traslada que Junts y ERC no lo están poniendo fácil, que se resisten a ceder y que aumenta la desconfianza. “Y aquí tenemos que ceder todos. No habrá una amnistía a cambio de nada”, reseñan las fuentes consultadas por este periódico. “Seguimos trabajando y avanzando en las conversaciones para tener un Gobierno estable”, fue lo más que dijo Félix Bolaños, hombre clave en el proceso, a mitad de semana.
El problema para Moncloa es que los independentistas no aflojan. Sánchez continúa dispuesto a asumir el coste político de la amnistía, rechazada por más de la mitad de la población según todas las encuestas, pero demanda contrapartidas. La primera, que el acuerdo sea de legislatura y no de investidura, extremo que públicamente rechazó ERC. “Nuestro voto se suda partido a partido”, afirmó Gabriel Rufián el pasado 11 de octubre, a pesar de que el presidente rehabilitara políticamente a su líder Oriol Junqueras con una llamada de telefónica. El PNV, sin embargo, admite que se trabaja en este sentido, con la vista puesta en los Presupuestos Generales.
Yendo a la cuestión catalana, el Gobierno insiste en el rechazo a la vía unilateral. “De una u otra forma”, deslizan. La respuesta de Pere Aragonés a esa condición llegó este jueves públicamente y en el Senado, la Cámara de representación autonómica, ante todos los barones del PP. “La amnistía no es un punto final, es el punto de partida con un destino: que la ciudadanía vote en un referéndum de independencia. Un referéndum como el de Escocia”, dijo. Sánchez también quiere fuera “el mediador internacional” que reclama Carles Puigdemont.
El pulso prosigue y las fuentes consultadas ya temen, si es que llega, un pacto en tiempo de descuento, en un contexto de enorme presión y con cesiones de difícil explicación. El 26 de noviembre es la fecha límite para ello. Si antes no se ha investido a un presidente, se disolverán las Cortes y quedará finalizada la legislatura, abriéndose de nuevo las urnas el 14 de enero. El Gobierno quería una investidura en octubre, cosa que acabó descartándose, y ahora se sugiere la primera quincena de noviembre, aunque Armengol no mueve ficha.
“El Congreso no puede estar ni un día más secuestrado por Sánchez. Armengol tardó menos de un día en fijar la fecha de investidura de Feijóo. Hace más de dos semanas que el Rey encargó la investidura de Sánchez y no sabemos ni qué día se fijará la fecha del debate. La presidenta tiene que dejar de utilizar el Congreso como rehén de Sánchez y sus intereses”, cargan desde el PP. Según Alberto Núñez Feijóo, “si Puigdemont quiere” habrá de nuevo elecciones.
De momento, la mayoría cree que al final habrá acuerdo, que todo se desatascará, aunque sea sufriendo un gran desgaste. “Este momento político también beneficia a los independentistas. Con otra aritmética parlamentaria, pueden convertirse en irrelevantes”, en palabras de un diputado del PSOE. Pero, en privado, los ministros ya no son tan categóricos en su augurio de un acuerdo. Y, tal y como publicó El HuffPost, los nervios van a más alimentados por la falta de información.
En los planes del equipo del presidente también estaba un periodo de “pedagogía” cuando el acuerdo estuviera maduro, precisamente para calmar a sus estructuras. Esto es, explicar los detalles de la amnistía y, principalmente, las “ventajas para los ciudadanos” de que Sánchez continúe en Moncloa, por ejemplo en materia social. Lo intentó José Luis Rodríguez Zapatero en una compleja entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero. Si bien, Moncloa también ha echado el freno ante las dificultades de la negociación.
A excepción de Bolaños, prácticamente nadie del Ejecutivo se ha puesto delante de un micrófono para responder a las preguntas de los periodistas. El silencio de Sánchez sobre las negociaciones es prácticamente total pese al compromiso de transparencia de su portavoz, Isabel Rodríguez. “¿Cómo están las cosas? No están saliendo como habían previsto, eso está claro. Si no hay fecha para la investidura es que el pacto no está cerrado. La gente está nerviosa”, concede un parlamentario socialista, en conversación informal con este diario.
Ante esta realidad política, un sector del PSOE no se cansa de repetir que, si los independentistas no dan su brazo a torcer, la opción de otras elecciones no es tan mal escenario para Sánchez: “Iría a los españoles diciéndoles que lo ha intentado hasta el final pero que no puede pactar nada fuera de la Constitución y, en consecuencia, reclamando un apoyo más amplio para seguir con su programa de políticas sociales”. De momento, eso sí, lo que dicen los sondeos es que el mayor beneficiario de otros comicios sería Feijóo.