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Una pareja de agricultores se planta y corta el paso a la estación de esquí: "No me dieron la montaña, la pagué"

Una pareja de agricultores se planta y corta el paso a la estación de esquí: "No me dieron la montaña, la pagué"

Los excursionistas y esquiadores de la estación de Chastreix-Sancy (Puy-de-Dôme), en Francia, tienen un problema.

Puy de dôme, nevadoGetty Images

¿Te imaginas ir a una estación de esquí y que esté cerrada porque dos lugareños han impedido el paso? Pues es lo que les ha ocurrido a los excursionistas y esquiadores de la estación de Chastreix-Sancy (Puy-de-Dôme), en Francia, que ya no pueden disfrutar de sus actividades porque una pareja de agricultores se negó a facilitarles el paso. La disputa no parece resolverse, para consternación del alcalde del pueblo y sus electores.

La historia la cuenta Ladepeche.fr. Desde hace décadas, un agricultor concede un derecho de paso en su terreno para que estos deportistas de invierno puedan llegar a las grandes mesetas. El problema es que este señor vendió sus terrenos en marzo pasado y los nuevos propietarios ya no quieren dejar pasar a las estaciones de esquí. El matrimonio de agricultores, que vive en Lozère, a más de 100 kilómetros de la estación de esquí, no se muestra tan cooperativo como el antiguo anfitrión.

Desde hace semanas, a pesar de las excepcionales nevadas, no se puede acceder a la montaña. “No tenemos otros caminos, no tenemos otra opción”, resume decepcionado el alcalde del puelo. Los propietarios del terreno, por su parte, colocaron alambre con púas e instalaron cámaras de vigilancia para garantizar que nadie los invadía. Y aseguran que están en su derecho de cortar el paso. “Quieren todo gratis. No me dieron la montaña, la pagué”, respondió un miembro de la pareja a un medio de comunicación.

Ahora, la prefectura les ha ofrecido explotar quince hectáreas del pueblo gratis durante seis años a cambio del derecho de paso. Una oferta que no agrada al alcalde del municipio, por temor a que otros agricultores de la zona pidan ese mismo privilegio.

Mientras, los vecinos cuyos trabajos están relacionados con la estación de esquí se sienten desamparados. Es el caso de Dominique, que ofrece paseos en trineos tirados por perros. “Duermo muy poco en este momento. Me está volviendo loco […] Sólo pienso en esto”, cuenta.

El diálogo parece ahora roto y el expediente está en manos de la prefectura. ¿Y qué pasa si no se encuentra pronto una solución? “Recurriremos a la vía legal”, concluye el alcalde del pueblo.