Se llama VioGén y es el algoritmo que predice el riesgo de que una mujer pueda volver a sufrir violencia machista

Se llama VioGén y es el algoritmo que predice el riesgo de que una mujer pueda volver a sufrir violencia machista

El sistema de predicción informatizado salva vidas, pero también ha demostrado cometer errores en su valoración de riesgo. Analizamos las posibles mejoras que podrían implementarse para ser más efectivo.

Manifestación contra la violencia de género.Juan Carlos Lucas/NurPhoto via Getty Images

“Un algoritmo le dijo a la Policía que estaba a salvo. Luego su marido la mató”. Con este crudo titular comenzaba el diario The New York Times un extenso reportaje hace unos días sobre VioGén, el sistema que utiliza desde 2007 el Gobierno de España para evaluar si una mujer víctima de violencia de género corre el riesgo de volver a sufrir algún tipo de maltrato para, llegado el caso, establecer la protección. El periódico estadounidense se basaba para su titular en el caso de Lobna Hemid, a quien su marido, Bouthaer el Banaisati, maltrataba con asiduidad. Tras una denuncia el 11 de enero de 2022, VioGén otorgó al caso un riesgo bajo y, siete semanas después, Hemid fue asesinada por su marido, un día antes de una cita en el juzgado para presentar la demanda de divorcio.

Comencemos por el principio. El 26 de julio de 2007, la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior puso en funcionamiento el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género, más conocido como Sistema VioGén. Los objetivos, según Interior, son: “aglutinar a las diferentes instituciones públicas que tienen competencias en materia de violencia de género; integrar toda la información de interés que se estime necesaria; hacer predicción de riesgo; atendiendo al nivel de riesgo, realizar seguimiento y protección a las víctimas en todo el territorio nacional; efectuar una labor preventiva, emitiendo avisos, alertas y alarmas [...] cuando se detecte alguna incidencia o acontecimiento que pueda poner en peligro la integridad de la víctima”.

La finalidad de VioGén es, en definitiva, lograr un presente parecido al que ideó Philip K. Dick en su relato The Minority Report, en el que un equipo policial era capaz de prever los delitos antes de que ocurrieran, si bien en este caso se trata más bien de vaticinar si puede repetirse una agresión.

De este modo, desde 2007, cuando una mujer denuncia un caso de violencia de género, la Policía realiza una serie de preguntas que suelen responderse con un sí o un no. Una vez hecho el cuestionario, el agente introduce las respuestas en el sistema y un algoritmo calcula el nivel de riesgo: no se aprecia, bajo, medio, alto y extremo. A partir de ahí, y tras el visto bueno de la Policía, se establece la protección, mucho menor si el riesgo es bajo que si es alto o extremo.

Según las últimas cifras publicadas por Interior, en estos momentos existen 92.134 casos activos en VioGén, de los cuales la mayoría, más de 75.000, han sido clasificados con un nivel de riesgo no apreciado o bajo y más de 15.000 como de riesgo medio, alto o extremo. La cuestión es que, si esta distribución falla, las consecuencias pueden ser fatales. Es el caso, por ejemplo, de dos de los asesinatos machistas cometidos en julio, en los que existían denuncias previas.

Según Interior, al menos 247 mujeres han sido asesinadas desde 2007 y después de haber sido evaluadas por el sistema. En su reportaje, el New York Times “descubrió que, en una revisión judicial de 98 de esos homicidios, 55 de las mujeres asesinadas fueron calificadas por VioGén como de riesgo insignificante o bajo”.

  Servicio Central de Violencia de Género.MINISTERIO DEL INTERIOR

¿El problema reside en el algoritmo? Depende. La principal complicación recae en que solo sea el algoritmo quien evalúe el riesgo. Según una auditoría externa de VioGén realizada en 2022 por la Fundación Éticas en colaboración con la Fundación Ana Bella, los datos “muestran que el riesgo algorítmico asignado por VioGén permanece inalterado el 95% de las veces”. Es decir, la Policía apenas interviene en el resultado que ofrece el sistema informatizado. “Está claro que consideran dicha puntuación algo más que una simple recomendación, y que le están delegando su agencia al sistema”, advertía.

En todo caso, y aunque una sola muerte por sí misma debería hacer sonar las alarmas, lo cierto es que, sin VioGén, habría más asesinatos machistas. Así lo defiende Belén Crego, jefa del área de VioGén del Ministerio del Interior. “Si analizamos las series temporales”, explica, “desde la aparición del sistema, los homicidios por violencia de género han bajado un 20%”. “El modelo no es infalible, pero salva muchas vidas”, defendía hace unas semanas el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Crego reconoce que siempre hay margen de mejora, y en ello trabajan, asegura, pero también señala que “existe un trabajo diario que es invisible”. “Si no existiera VioGén, tendríamos que lamentar más casos”, concluye. Este mismo año, Interior anunció una serie de modificaciones en el sistema para “prolongar el tiempo de protección” y el “seguimiento policial”. A partir de ahora, un caso en el que no se aprecie riesgo o sea bajo, “solo podrá considerarse inactivo cuando no existan medidas judiciales de protección en vigor y los agentes especializados consideren que no hay circunstancias relacionadas con la vulnerabilidad de la mujer o peligrosidad del agresor que aconsejen mantenerlo en activo”. Además, tendrán que entrevistarse al menos una vez y de manera presencial con la mujer denunciante.

En el caso de las situaciones de riesgo medio, alto o extremo “solo podrán ser inactivados si hay muerte, encarcelamiento o salida al extranjero del agresor, así como situación análoga que haga imposible la agresión”. Y si hay petición voluntaria de la mujer de salir del sistema, “los agentes usarán el protocolo cero”, que “mejora la calidad de las valoraciones del riesgo que se realizan sin colaboración”.

El Gobierno ha anunciado además que trabaja ya en la implantación de una actualización del sistema, VioGén II, que “ampliará sus actuales funcionalidades e integrará otras nuevas que facilitarán el seguimiento integral en casos de violencia de género”. Esta nueva herramienta, detalla Crego, “aportará sobre todo la interoperabilidad con otros sistemas, como el de denuncias policiales o dispositivos telemáticos de control”. Por ahora, está en fase de pruebas en algunas comisarías.

La jueza Vicky Rosell conoce bien el sistema de su época como delegada del Gobierno contra la Violencia de Género cuando Irene Montero era ministra de Igualdad. Aunque reconoce que es “magnífico” y “muy admirado en el resto del mundo”, apunta varios aspectos que cree que deberían tenerse en cuenta para mejorar la predicción de riesgo. Rosell considera que VioGén está “falto de perspectiva de género” y que precisa de “una foto más amplia”.

  Pantalla de entrada al sistema VioGén.CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL

En este sentido, la magistrada cree que todos los servicios públicos deberían poder colaborar. En su opinión, el hecho de que sea solo la Policía la que recabe datos amplía el margen de error: “Sería más completo si pudiera haber una coordinación con los servicios sanitarios, educativos... En ginecología y obstetricia, por ejemplo, se detecta lamentablemente mucha violencia”. Desde el Ministerio de Irene Montero abogaban por que la respuesta a la violencia machista no fuese “exclusivamente policial” sino “integral”, sobre todo teniendo en cuenta que las mujeres víctimas “no siempre cuentan todo, muchas veces casi nada, a la Policía, y más si son migrantes”, pero otros servicios públicos sí pueden notar o conocer mejor su situación. En el caso de Lobna Hemid, la mujer que abre la crónica del Times, se supo que en el colegio de sus hijos “habían visto señales de problemas”.

Este mismo enfoque lo comparte Bárbara Tardón, experta en violencia de género y doctora en Estudios Interdisciplinares de Género. Ella defiende también la necesidad de que exista un sistema como VioGén que, no en vano, protege a miles de mujeres. Sin embargo, Tardón también considera que hace falta “nuevas miradas”. “Desde la intervención social o clínica se ven lo que llamamos ‘red flags’ que invitan a pensar que estamos ante un episodio de violencia, y a veces esas alertas VioGén no las ve como banderas rojas”, señala. Las personas que llevan años trabajando en el acompañamiento a mujeres, como la propia Tardón, saben muy bien "cuáles son esos momentos más peligrosos en los que de verdad hay un riesgo” y sin duda su colaboración sumaría a fortalecer la predicción del algoritmo.

Pese a todo, esta experta en violencia de género quiere mostrarse clara: “El sistema VioGén funciona muy bien para muchas víctimas, eso es obvio, pero necesita reforzar el algoritmo con otras miradas que son también necesarias, miradas desde lo social, desde la perspectiva de género, miradas feministas”.

Para Tardón, esa mirada tiene que estar presente también en el momento de realizar el cuestionario cuyas respuestas determinarán el riesgo. “Es importante que la persona que introduce los datos también tenga un enfoque de género, porque justo en ese momento, dependiendo de la mirada, se pueden observar muchas claves, sobre todo teniendo en cuenta la gran ansiedad que produce una denuncia, la confusión... Es fundamental”, defiende para apuntalar asimismo la importancia de que, cuando se haga la encuesta y aunque el nivel saliente sea bajo, “hay que coordinarse con los servicios especializados para comenzar un itinerario de acompañamiento para que la mujer se recupere”.

Otro de los asuntos que destaca Rosell, más complejo, es el de los regímenes de visitas a los hijos. “A las mujeres feministas”, considera, “nos parece muy evidente que es un factor de riesgo”. “No está extrapolado, pero sería interesante saber cuántas mujeres han sido asesinadas porque la única conexión es el régimen de visitas”, entiende. A lo que se refiere es a los casos activos en VioGén en los que, pese a existir riesgo, el padre puede verse con los hijos o hijas.

Sucedió, por ejemplo, en Almería el pasado mes de marzo. Un padre envenenó a sus dos hijas, de dos y cuatro años, para luego suicidarse. El hombre estaba registrado como agresor en VioGén. Tenía un juicio pendiente por maltrato, una orden de alejamiento de la madre y la prohibición de comunicarse con ella. Se le había puesto, además, una pulsera antimaltrato para evitar el contacto. Es indudable que existía un riesgo, pero un juez estableció un régimen de visitas con las hijas, que no tenían protección. Y uno de los días en los que pudo estar con ellas, las mató.

"VioGén funciona muy bien para muchas víctimas, pero necesita reforzar el algoritmo con otras miradas que son también necesarias, miradas desde lo social, desde la perspectiva de género, miradas feministas"
BÁRBARA TARDÓN, DOCTRORA EN ESTUDIOS INTERDISCIPLINARES DE GÉNERO

“Desde la legislatura pasada”, recuerda Rosell, “hemos intentado que se hablara de violencia vicaria”, es decir, la instrumentalización de los hijos y/o hijas de las mujeres víctimas de violencia de género para maltratarlas. VioGén, manifiesta la exdelegada, “recoge solo las decisiones judiciales penales, pero tiene que incluir también las civiles que supongan un riesgo, como el régimen de visitas”. No obstante, “al Estado le cuesta asumir que una decisión judicial pueda suponer un riesgo”. Pero así es.

La auditoría externa de VioGén realizada por la Fundación Éticas recogía, de hecho, recogía este asunto como uno de los motivos que explican que muchas mujeres no quieran denunciar. “Las víctimas de violencia de género con hijos menores de edad”, decía, “se encuentran en una situación difícil cuando el agresor es también el padre de sus hijos”: “Nuestro trabajo de campo ha demostrado que las mujeres en esta situación están preocupadas por la seguridad y bienestar de sus hijos menores cuando el agresor mantiene el derecho de visitas”.

Sobre esto, Tardón hace hincapié que puede que VioGén reduzca el riesgo cuando una mujer decide solicitar una orden de alejamiento, “pero nosotras sabemos que en muchas ocasiones eso puede ser peor para ella, porque genera mayor enfado en el agresor”.

Otra de las críticas que muchas especialistas hacen de VioGén es que “no es transparente”. La auditoría de Éticas tuvo que hacerse de manera externa porque no pudieron “acceder a ningún dato o información” de un sistema que “no ha sido evaluado ni auditado de forma independiente”. A este respecto, la jefa de Área de VioGén en Interior considera que existe el peligro de que generar “brechas de seguridad”. “Hay temores a la hora de aportar información sensible que nos invitan a ser cautos”, explica.

Esta opacidad, sin embargo, no permite que las personas especialistas puedan aportar desde fuera y mejorar el sistema en lo que sea necesario. Tardón cree que “hay que ser más transparentes”. De esta forma, por ejemplo, podría comprenderse por qué, por ejemplo, VioGén no es del todo certero cuando la violencia de género está acompañada de “otras situaciones de extrema vulnerabilidad”. “Muchas mujeres que han sido asesinadas”, cuenta la experta, “reunían características de interconexión con otro tipo de discriminaciones”. “Es como si el sistema no terminara de adaptarse a determinadas situaciones que desde la mirada clínica o social son de evidente peligro para la víctima”, razona. Es el caso, por ejemplo, de las “mujeres migrantes, en situación administrativa irregular, drogodependencia o que habitan en entornos rurales más desprotegidos”.

Si bien Tardón defiende VioGén como un sistema pionero y muy útil para la protección de muchas mujeres que sufren violencia de género, entiende también justo reconocer que “falla en algunos casos” y “el Gobierno y el Estado tienen la responsabilidad de evitar que eso suceda”. “Cuando varios casos fallan, es necesario hacer todo lo posible por mejorarlo y reforzarlo”, demanda.

  Unidad de Policía VioGén en Castellón.AYUNTAMIENTO DE CASTELLÓN

Conocer el algoritmo serviría también, señala Tardón, para saber si este se ha ido adaptando al mismo ritmo que la violencia machista. “Hace cinco o diez años, en la mirada de los profesionales no estaba la violencia digital”, un aspecto que en años recientes es también una forma de ejercer machismo. “Como desconocemos el algoritmo”, lamenta, “no sabemos si lo recoge como factor de riesgo”.

VioGén salva vidas, de eso no hay duda y todas las personas consultadas para este artículo así lo confirman. Pero si, como defiende Tardón, se hace “autocrítica”, el sistema podría salir reforzado y reducir los posibles fallos. La doctora en Estudios Interdisciplinares de Género siempre explica a su alumnado que “en violencia machista no existe el 2 más 2 son 4, hay muchísimas aristas y siempre te sorprenderá una nueva, por lo que la protección total y la seguridad total es imposible”, pero puede reforzarse.

El camino, para Tardón, pasa por ir mejorando el sistema y además “ir virándolo para que se centre en el agresor y no en la víctima”. Pero eso, explica, “requiere cambiar todo el modelo de atención”: “La que tiene que hacer todo para salir viva y que no la maten es la mujer, y las instituciones son las responsables de protegerla. Necesitamos llegar al momento en el que quien se tenga que ir de casa sean los agresores y no las mujeres”.

Si sufres algún tipo de violencia machista o conoces a alguna persona que la sufra, puedes pedir ayuda en distintos recursos activos todos los días de la semana y las 24 horas del día: el teléfono 016 (es gratuito, anónimo y no deja rastro), el correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y el canal de WhatsApp en el número 600000016.

En una situación de emergencia puedes llamar al 112 o a los teléfonos de emergencias de la Policía Nacional (091) o de la Guardia Civil (062). Si no es posible realizar la llamada, en caso de peligro existe también la opción de activar la aplicación ALERTCOPS, que envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

Además de VioGén, existe también ATENPRO, un Servicio Telefónico de Atención y Protección para víctimas de violencia contra las mujeres. No exige denuncia y ofrece una atención inmediata ante las eventualidades que puedan ocurrir las 24 horas del día, los 365 días del año y sea cual sea el lugar en el que te encuentres. Permite que las mujeres víctimas de violencia machista puedan entrar en contacto en cualquier momento con un centro atendido por personal específicamente preparado para dar una respuesta adecuada a sus necesidades. Además, ante situaciones de emergencia, el personal del centro está preparado para dar una respuesta adecuada a la crisis planteada, bien por sí mismos/as o movilizando otros recursos humanos y materiales.