Queremos falar: las lenguas minoritarias también aspiran a ser escuchadas en el Congreso
Instituciones y asociaciones en defensa del asturiano o el aragonés reclaman a Armengol que se permita su uso al igual que el catalán, el gallego o el euskera.
La XV legislatura de la democracia española echó a andar el pasado 17 de agosto con una importante novedad: por primera vez, el Congreso autorizaba el uso de las lenguas cooficiales. Así lo anunció la recién elegida presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, durante su primera intervención: "Quiero manifestar mi compromiso con el castellano, el catalán, el euskera y el gallego, y la riqueza lingüística que suponen. Esta presidencia permitirá el uso de todos esos idiomas desde esta sesión constitutiva".
Armengol ponía fin, así, a casi dos décadas de lucha por el reconocimiento de las lenguas cooficiales en la 'casa' de todos los ciudadanos. Un veto al catalán, el gallego y el euskera amparado en la costumbre, puesto que ninguna norma impedía como tal su uso. La Constitución de 1978 reconoce, en el artículo 3.1 del Título Preliminar, al castellano como “la lengua española oficial del Estado” y por tanto, tradicionalmente se ha entendido que esta era la única lengua de trabajo posible en el Congreso y en el Senado.
Sin embargo, el Gobierno confirmó este jueves a través del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que el PSOE se encuentra trabajando en una reforma de las normas del Congreso para 'blindar' el derecho al uso de las restantes. Según diferentes medios, la idea sería modificar el artículo 70.2 del reglamento de la Cámara Baja para que finalmente resulte algo así: "El orador podrá pronunciar su discurso en cualquiera de las lenguas que tengan carácter oficial en alguna Comunidad Autónoma de acuerdo con la Constitución y el correspondiente Estatuto de Autonomía".
El cambio de parecer del grupo socialista sobre este aspecto es claro. Hasta la pasada legislatura, el PSOE se oponía al uso de las lenguas cooficiales y remitía su uso al Senado. Incluso votó en contra de tomar en consideración una iniciativa planteada por sus socios de Unidas Podemos. Por su parte, el PP ha rechazado todas las propuestas y Vox cree que dicho cambio generará "indefensión en los demás diputados que no conocen esas lenguas".
Pero ya no sólo es posible que el catalán, el gallego y el euskera se abran paso en el Congreso con este cambio de voluntad. Las palabras de Armengol y la probable reforma del reglamento han favorecido que los hablantes de diferentes lenguas minoritarias de España estén pidiendo de manera formal a la presidenta del Congreso la posibilidad de que sus idiomas también estén presentes en el día a día de la actividad parlamentaria.
De hecho, diputados como Amador Marqués o Jorge Pueyo han mostrado su interés en poder hablar en aranés y aragonés respectivamente cuando les toque intervenir desde la tribuna de oradores del Congreso. El de Sumar ya prometió hace dos semanas el cargo en su lengua: "Per Aragón, es suyos dreitos y llibertaz, paisaches y ríos y la clase treballadora" ("Por Aragón, sus derechos y libertad, paisaje y ríos y la clase trabajadora").
La síndica del Conselh Generau d'Aran, Maria Vergés, ha pedido también por carta a la presidenta del Congreso que el aranés, idioma cooficial en Cataluña, pueda ser usado en el Congreso. "Estamos a la espera de su respuesta, pero tenemos constancia de que ya le ha llegado nuestra petición", asegura Vergés en conversación telefónica con El HuffPost. Para ella, este reconocimiento del aranés sería un paso "significativo" para "la protección, proyección y reconocimiento de nuestra diversidad cultural".
En España, se calcula que unas 250.000 personas hablan o entienden lenguas como el aragonés, el catalán de la Franja, el asturleonés o ‘bable’, el aranés, la fala extremeña, el tamazigh, el árabe de Ceuta y el caló. Iván Llera, presidente de Iniciativa pol Asturianu, está trabajando para que el asturiano tenga su hueco en el Congreso. "Hace una semana coincidimos en un evento con Adriana Lastra y Rafael Cofiño, ambos diputados por Asturias, y les pedimos una reunión para plantearles que el asturiano debe estar en el Congreso. Ellos, al menos, han mostrado su intención de intentarlo y si finalmente hay una reforma del reglamento vamos a presionar", señala a este medio.
Desde hace varios años, su asociación está también presente en las calles para que el asturiano sea reconocido de una vez como lengua oficial en el Estatuto de Autonomía. Algo que todavía no se ha logrado pese a que lo hablan de forma nativa unas 100.000 personas, se imparte como asignatura optativa en los colegios y su uso sí está permitido en la Junta General de Asturias. La última gran marcha, el pasado mes de mayo, contó con miles de participantes.
Estar ahora presente en el Congreso sería un éxito para aquellos que, como Iván, luchan por mantener viva su lengua. "Hay un problema de transmisión generacional difícil de combatir. En el pasado perdimos la oportunidad de darle al asturiano el lugar que le correspondía, pero ahora podemos coger otros trenes como éste o el de la inteligencia artificial para que el asturiano esté al mismo nivel que cualquier otra lengua", explica.
Chuse Inazio, presidente del Consello d'a Fabla Aragonesa, también ve prioritario conseguir la oficialidad del aragonés en el Estatuto de la región. "Mientras no se consiga, estaremos siempre sometido a la amenaza de cualquier gobierno que decida echar marcha atrás", asegura a El HuffPost. Y pone como ejemplo el reciente Ejecutivo conformado por PP y Vox en Aragón, en cuyo plan de acción consta la supresión de la dirección general de Política Lingüística, que llevaba ocho años funcionando. Un golpe durísimo para una lengua en peligro de muerte al sólo contar con unos 15.000 hablantes.
Inazio, sin embargo, no se da por vencido. "Si hay una acción política valiente por parte del gobierno de España y del Gobierno de Aragón, se puede revertir esta situación. El hebreo pasó de ser un idioma que sólo hablaba dios a ser lengua oficial de Israel", señala. De momento, cree que será posible muy pronto escuchar a Jorge Pueyo hablando en aragonés de manera habitual en el Congreso. Supondría, para él, todo un hito. "Con un poco de suerte, todavía podemos resistir", concluye.