Podemos - Sumar: historia de un divorcio en tres actos

Podemos - Sumar: historia de un divorcio en tres actos

A ambos partidos no se les rompió el amor, porque nunca estuvieron enamorados. Forzaron un matrimonio de conveniencia para el 23-J y ahora han optado por el cese de la convivencia.

Ione Belarra y Yolanda Díaz, durante la campaña electoral del 23-JEuropa Press via Getty Images

El escritor checo Milan Kundera señaló una vez, con ironía pero también con bastante elocuencia, que la mayor desgracia posible es un matrimonio feliz, porque entonces a uno no le queda la menor esperanza de divorciarse. Cuando Podemos acabó integrándose a regañadientes en Sumar para concurrir de forma conjunta a las elecciones generales del pasado 23 de julio, todo el mundo sabía que esa era una unión mal avenida y que surgía por la obligación más que por la convicción. Un matrimonio de conveniencia que este pasado martes firmó unos papeles de divorcio escritos, presumiblemente, desde la propia alianza. 

A Podemos y Sumar no se les rompió el amor porque nunca estuvieron enamorados. Y, por eso, la anunciada mudanza de los cinco diputados de Podemos en el Congreso al grupo mixto adquiere pocos tintes dramáticos. "Nos hemos quitado un peso de encima", señalaban a El Mundo fuentes del grupo de la vicepresidenta. "Estoy feliz y aliviado", decía por su parte de forma pública Pablo Iglesias tras la ruptura. 

Ambas partes están satisfechas porque el amor no es algo que se pueda forzar, ni tampoco se puede obligar a alguien a amar. Y la atracción entre Podemos y Sumar ha sido escasa o, más bien, nula desde un principio. Desde la propia génesis de la confluencia de izquierdas, cuando Iglesias señaló como sucesora a Díaz, pasando por los vetos hasta llegar a los desaires públicos y las amenazas soterradas. Una relación turbulenta que, de forma inexorable, estaba abocada a la decepción y al fracaso. Porque, recordando a Paloma San Basilio en su canción eurovisiva La Fiesta Terminó, "¿de qué sirve amarnos sin amor? ¿por qué seguir mintiéndonos?".

  Irene Montero y Yolanda Díaz, el pasado mes de mayoEuropa Press via Getty Images

Primer acto: amor no correspondido

En marzo de 2021, Pablo Iglesias decidió dejar la vicepresidencia segunda del Gobierno para disputarle a Isabel Díaz Ayuso la presidencia de la Comunidad de Madrid. En el vídeo en el que explica los motivos, el entonces líder de Podemos señalaba de forma directa a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como su sucesora. “Creo que digo algo que sienten millones de personas de izquierdas en España si digo que Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta del Gobierno de España”, aseguraba en la grabación.

Pero la dirigente gallega fue también una de las sorprendidas por esta decisión porque ella siempre ha dicho que se enteró por la prensa de que Iglesias la había nombrado sucesora sin su permiso ni su conocimiento. De hecho, en el libro biográfico "Díaz, Yolanda Díaz. La dama roja" escrito por Manuel Sánchez y Alexis Romero, se dice que Díaz incluso rechazó en un primer momento la propuesta de Iglesias de ser ministra. “Cuando la llamó Iglesias para que fuera ministra de Trabajo, (Yolanda) estaba limpiando cristales de su casa de Ferrol, le dijo que no y no la intentó convencer porque la conoce, y le colgó el teléfono dejándola casi con la palabra en la boca", dicen en el libro.

En este caso, a Díaz tampoco le gustaron las formas con las que Iglesias la había designado como su sucesora, aunque aceptó la vicepresidencia que dejaba vacante. A partir de entonces, la titular de Trabajo se negó a confirmar que fuera a ser la candidata de Podemos en las generales y empezó a madurar de la idea de crear una plataforma electoral alternativa a Podemos. Por un motivo muy sencillo: no quería liderar la candidatura de un partido que ni dirigía ni era realmente el suyo. Y, mucho menos, cumplir con la hoja de ruta que le marcaba Pablo Iglesias.

Los recelos entre Podemos y Díaz fueron creciendo con el paso del tiempo hasta explotar después de que la vicepresidenta acudiera en noviembre de 2021 a un acto con las "mujeres más relevantes de la izquierda española", organizado por Compromís en Valencia. Además de Díaz y de la organizadora, Mónica Oltra, estaban citadas Ada Colau, Mónica García y Fátima Hamed. Ni Ione Belarra, secretaria general de Podemos, ni Irene Montero, ministra de Igualdad, fueron invitadas. Se cuenta que Iglesias presionó para que Díaz no acudiera al acto si no se invitaba a ambas, pero Díaz acabó haciendo oídos sordos y estuvo presente en Valencia junto a las demás.

  Díaz, en el polémico acto en ValenciaEuropa Press via Getty Images

A partir de entonces, y una vez que la idea de Sumar era ya una realidad, Iglesias comenzó a cargar de forma directa contra la mujer a la que meses antes había designado como su sucesora. “Cuidado con las tentaciones de los cantos de sirena. Podemos se va a hacer respetar. Nos parece bien Yolanda como candidata. La propuso Podemos, aunque ella tenía carnet del PCE. La propusimos nosotros, pero cuidado con faltar el respeto a los militantes de Podemos. Te hemos hecho ministra, vicepresidenta. Respétanos”, señaló Iglesias en Hora 25 de la Cadena SER tras el "desaire" de Valencia.

Pero hubo más. “¿Quién piensa que le puede ir bien en las elecciones generales a una candidatura de la izquierda si a Podemos le va mal en las municipales y autonómicas? Hay que ser estúpido (...) “El nivel de ingenuidad de tal planteamiento es de una dimensión sonrojante”, llegó a decir Iglesias en un mitin. Toda un ataque velado a Díaz.

Segundo acto: matrimonio de conveniencia

Pese a los desaires públicos, la dirigente gallega optó por el silencio y ya en abril de este año presentó en Magariños de forma oficial el proyecto de Sumar con la bendición de representantes de otras formaciones como Más Madrid, Compromís o En Comú Podem, pero sin la presencia de Podemos. 

Díaz cayó así en un juego de equilibrio complicado ante las municipales y autonómicos del 28 de mayo, puesto que debía contentar a todas las formaciones que aspiraba a incluir bajo el paraguas de Sumar en una cita electoral muy importante para todas ellas. Su falta de implicación en las candidaturas de Podemos, especialmente en los territorios de Madrid y Comunidad Valenciana, fue un motivo constante de rifirrafes, enfados y reproches por parte de la dirección morada.

  Yolanda Díaz, junto a los miembros de Más Madrid el día de San IsidroEuropa Press via Getty Images

Y si ya por entonces las relaciones estaban mal, el adelanto electoral del 23-J puso en marcha una cuenta atrás para adoptar una decisión final sobre el pacto electoral que integraría a Podemos dentro de Sumar. Díaz fue inflexible: todo acuerdo pasaba por dejar fuera de las listas a pesos pesados de la formación morada como Irene Montero o Pablo Echenique. Y Podemos cargó duramente contra ella por esta exigencia. 

"El veto a Irene Montero es un avance de los machistas en este país (...) Yolanda Díaz está a tiempo de rectificar. ¿A dónde lleva ceder ante la mafia mediática? (...) Todos los avances del Ministerio de Igualdad van a quedar manchados por el veto de compañeros del espacio político que han cedido ante la ultraderecha", señalaba de forma insistente Pablo Iglesias en Canal Red, una televisión digital promovida por el exvicepresidente que, desde su nacimiento, ha servido como altavoz de la guerra entre Podemos y Sumar. 

Finalmente, Díaz acabó ganando la partida y Podemos aceptó su integración en Sumar pese a los vetos para mantener la esperanza de una reedición del gobierno progresista. 

Tercer acto: desengaño y cese de la convivencia

Milagrosamente, la noche electoral del 23-J abrió las puertas a un nuevo Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez tras el fracaso de la derecha. Pese a la alegría, Podemos no dio tregua y, desde la misma mañana siguiente a las elecciones, comenzó a atacar a Díaz por los "resultados decepcionantes" de Sumar en las elecciones. Belarra recordó que ellos habían obtenido 35 escaños en 2019 y que Díaz sólo había logrado alcanzar 31 con toda la izquierda dándole apoyo. 

En las semanas siguientes, Belarra exigió a Sumar mantener a Irene Montero como ministra de Igualdad. Una opción que, en todo momento, ya había sido descartada tanto por Díaz como por Sánchez. Al ver que en el reparto de sillones del Consejo de Ministros Podemos se quedaba excluidos, los 'morados' comenzaron a pregonar que tanto el líder del PSOE como la líder de Sumar les querían ver fuera del Gobierno. 

  Ione Belarra e Irene MonteroEuropa Press via Getty Images

"Han echado a Podemos para que el PSOE esté cómodo y no haya nadie en el Consejo de Ministros que diga verdades incómodas a los poderes económico, judicial y mediático", defendían desde Podemos. Díaz intentó cortar la hemorragia ofreciendo el Ministerio de Asuntos Sociales a Nacho Álvarez, pero Belarra advirtió de que los 'ministros de Podemos los elige Podemos'. Ante la falta de apoyo de los suyos, Álvarez dimitió de sus cargos en el partido y la operación quedó descartada.

En estos últimos días, Podemos también ha afeado a Sumar no tener voz propia en los plenos de investidura de Feijóo o Sánchez ni tampoco haber sido elegidos para algunos de los puestos de portavocía en el Congreso. La gota que colmó el vaso, o eso esgrimen desde Podemos, fue que se vetara la participación de Belarra en el pleno sobre Israel y Gaza con el ministro Albares de este pasado jueves. Díaz optó por Agustín Santos, exembajador de España ante la ONU, para ejercer de portavoz de Sumar en dicho debate. 

"No podemos hacer política en el grupo parlamentario de Sumar. Nos pasamos al grupo mixto para garantizar nuestra capacidad de hacer política en el Congreso y para seguir impulsando las medidas valientes que necesitan las mayorías sociales de este país.  Las personas de Podemos no estamos en política por conservar un escaño ni por calentar un sillón. Estamos para impulsar desde el Congreso cambios valientes y ambiciosos para hacer posible lo que nos dicen que es imposible. Con el apoyo de la militancia, vamos a seguir trabajando con plena autonomía política para recuperar la unidad del bloque democrático y para volver a gobernar en coalición", señaló esa misma tarde el diputado Javier Sánchez Serna en una breve intervención ante los medios para dar a conocer su decisión.

El 'acuerdo de divorcio', no obstante, es beneficioso para ambos. Podemos pasará a ganar 8.000 euros más al mes en subvenciones a los grupos parlamentarios y podrá intervenir en prácticamente todos los plenos y debates. Sumar, por su parte, se quita el "ruido" de compartir espacio con Podemos y también ganará unos 10.000 euros más al mes. 

¿Y hay posibilidad de una reconciliación? 2024 traerá consigo unas elecciones europeas y citas electorales en Galicia y País Vasco, pero la posibilidad de un nuevo acuerdo de confluencia parece ya descartada salvo en Euskadi. La portavoz de Sumar, Marta Lois, reconocía este viernes que ahora es "más difícil" una coalición con Podemos en Galicia y ve complicado un encaje con los morados. Pablo Iglesias, por su parte, dejaba caer un posible acuerdo con BNG, ERC y Bildu para las europeas al señalarlas como "formaciones aliadas".

En el País Vasco, mientras, Sumar sigue apostando por la alianza con Podemos y los morados aseguran, por su parte, que dejarán dicha decisión en manos de la militancia y los inscritos. Aunque ya advierten: "La unidad no puede construirse de cualquier manera". 

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es jefe de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es