Pasen a ver el circo: el día en el que Puigdemont volvió a fugarse de la justicia

Pasen a ver el circo: el día en el que Puigdemont volvió a fugarse de la justicia

El amago del líder posconvergente de acudir al Parlament se queda en una quimera más del independentismo que, fuga mediante, ha opacado la investidura de Salvador Illa.

Carles Puigdemont regresa a EspañaEFE

"Espero que no se acaben las existencias de café en el Parlament, aunque a alguno le vendría mejor una tila viendo los nerviosismos que hay entre algunos diputados". La frase la ha pronunciado Toni Cruanyes, presentador de TV3 cuando Josep Rull realizaba un receso a los treinta segundos de reanudar el pleno por una supuesta orden de detención sobre el secretario general de Junts, Jordi Turull, que resultaba ser una citación judicial por haber colaborado en la huida de Carles Puigdemont tras el mitin que ha dado a 4.500 personas en lo que los suyos califican de exilio.

No es para menos. La jornada de este jueves se preveía tensa, pero nadie -salvo Junts- sabía el circo al que el independentismo iba a someter a diputados, medios de comunicación, Mossos d'Esquadra y, como siempre, ciudadanos, que asistían atónitos a cada paso de la escaleta perfectamente planificada.

La nueva temporada de 'Procés' comenzaba fuerte. Puntual, y tras un paseo por el barcelonés barrio de El Born, el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, daba inicio al día hablando a los suyos. Entre gritos de júbilo de un público de 4.500 personas el líder independentista regresaba a España evidenciando que no acababa de cruzar la frontera y que, al menos esa noche, había pernoctado en Barcelona. El entorno de Junts habla de que el president llegó en la madrugada del domingo al lunes y que, junto a los mossos que le custodiaban hoy, se ha movido en tres ocasiones por Cataluña hasta llegar a la ciudad condal para continuar con el show independentista.

Allí, y bajo el Arco del Triunfo, trataba de avivar las cenizas del procés pidiendo a los suyos paciencia. "De aquí un rato tenemos una sesión importante, como todas las que hace el Parlament. Siempre aquello que aprueba el Parlament lo respetamos (...). Debemos saber preparar nuevas oportunidades, porque las tendremos y las ganaremos. No sé cuando nos volveremos a ver amigos y amigas, pero pase lo que pase, cuando nos volvamos a ver, podremos volver a gritar juntos bien fuerte 'Visca Catalunya lliure'", indicaba dando a entender que iba a ser detenido.

El fotoperiodista Emilio Morenatti, que ha sido un testigo privilegiado de esta fuga al encontrarse sobre el escenario haciendo fotos al expresidente le ha seguido hacia una carpa instalada en la trasera del escenario. Tras un rato en el interior, se ha percatado de que "salía por un lado diferente" por el que había entrado.

"Le he llegado a ver de lejos, pero ha salido de forma acelerada y he visto que se subía en un coche, que creo que era de color blanco", detallaba mientras el restos de líderes de Junts formaban para avanzar hasta el Parlament y despistar mientras el expresident, que volvía para ser detenido, huía por segunda vez de la justicia española.

Lo hacía en un coche blanco, un Honda. Pertenecía a un mosso que estaba de baja médica ejerciendo de escolta de Puigdemont. Tras comenzar la huida, un coche de Mossos iba tras él y comenzaba a perseguirle por las calles de Barcelona. Pensaban detenerle en una zona discreta para evitar altercados. Fuentes policiales hablaban de que había un acuerdo con el fugado para detenerle. Los Mossos lo niegan. Lo cierto es que apenas 700 metros después de iniciar la persecución, que ha incluido carreras por calles en sentido prohibido, el cuerpo policial perdía a Puigdemont.

El gran truco se había realizado con éxito. "Todo va bien", indicaba el abogado de Puigdemont unas horas después. El plan con el que Junts pretendía reventar el día del ya presidente electo, Salvador Illa, iba a depender únicamente de los desmanes de Junts.

Con Puigdemont en paradero desconocido, el relato comenzaba a gestionarse. Primero, diputados posconvergentes se acercaban a periodistas en los pasillos del Parlament para decirles que Puigdemont aparecería en cualquier momento, después, sus abogados entraban al Parlament. ¿Por qué iba a entrar al pleno si no es porque Puigdemont no iba a estar allí? Sin embargo, una nueva mentira del independentismo se incumplía. Puigdemont ni estaba ni se le esperaba y los Mossos ponían la vista primero en Barcelona, luego en la carretera que conecta Barcelona con la frontera francesa y luego a toda Cataluña. Una 'operación jaula' que llegaba a su nivel máximo al igual que ocurría durante los atentados terroristas de agosto de 2017 y que ocasionaban kilómetros de retenciones en numerosas carreteras de Cataluña.

Tras cuatro horas con Puigdemont desaparecido, los Mossos levantaban el operativo para volverlo a activar apenas dos horas después. Ahora no solo buscaban a Puigdemont sino a dos policías más y un bombero, que han ejercido de escoltas. También se citaba a Jordi Turull, secretario general de Junts, que tendrá que declarar ante el juez si conoce cómo se ha gestado la segunda huida de Puigdemont.

Daba igual que fuera una citación. Un medio afín al independentismo publicaba que en vez de una citación era una orden de detención y el portavoz de Junts en el Parlament pedía interumpir el pleno minutos después de haber pedido que se suspendiera por la situación de Puigdemont.  Una hora después, el pleno, casi ajeno a lo que ocurría fuera, continuaba hasta investir a Illa pasadas las 19:30 horas.

Una coreografía perfecta en la que los mensajes que lanzaban desde Junts mantenían la esperanza de volver a ver al prófugo, pero que se quedaba en un aplauso de su grupo cuando la Mesa del Parlament leía su nombre. Los propios posconvergentes se habían encargado de contar que había un sentido para quitar el lazo amarillo del asiento de Puigdemont y el por qué no había delegado su voto. Se siguen esperando.

Los que sí las darán son los Mossos, que este viernes ofrecerán una rueda de prensa con la dirección técnica y política para explicar cómo es posible que una persona en un espacio vallado, rodeado de 4.500 personas, decenas de medios de comunicación y cientos de policía se haya dado a la fuga.

Una cuestión que implica que Carles Puigdemont sigue huido y nadie sabe dónde está. O eso dicen, Laura Borrás, presidenta de Junts, avisaba que "pronto" se conocerán todos los detalles. Porque aún quedan más capítulos -y circos- por contar en la serie 'Procés' que prometen amargar los primeros días de Illa, ya sí, como president de la Generalitat de Cataluña.