Palomares: las claves de un accidente nuclear que colea desde hace 57 años
Biden y Sánchez hablarán en la Casa Blanca de la retirada definitiva de los residuos, que lejos del NODO y Fraga es una larga batalla en la costa almeriense.
En la mañana del 17 de enero de 1966, se produjo sobre Palomares, una pedanía del municipio almeriense de Cuevas del Almanzora, la colisión de un bombardero B-52 con armamento nuclear y un avión nodriza de la base de Morón de la Frontera (Sevilla) de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos durante una operación rutinaria de repostaje en vuelo.
Cuatro bombas y los restos de los aparatos se esparcieron sobre cientos de hectáreas en el litoral y el mar de la zona, de forma que dos de las armas nucleares impactaron en el suelo y sus nueve kilos de combustible nuclear se diseminaron por la zona, en forma de óxidos de plutonio, uranio y americio, fundamentalmente.
Una contaminación que persiste casi 57 años después y que será uno de los puntos que abordará este viernes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y cuyas principales claves son las siguientes:
El baño tras el accidente
El 7 de marzo de 1966 el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga; el embajador de Estados Unidos en España, Angier Beiddle Duke, y el presidente de la Agencia EFE, Carlos Sentís, se bañaron en el mar para demostrar al mundo y a la población local que no había peligro para la salud, unas imágenes inmortalizadas por el NODO.
Un mes más tarde, llegaron al centro de reprocesamiento de materiales nucleares Savannah River Facility, en Carolina del Sur, 1.400 toneladas de tierra y restos vegetales que fueron transportados por mar en 4.810 bidones tras los trabajos de remediación sobre el suelo superficial y las cosechas en los que trabajaron 740 personas, 600 de ellas de las Fuerzas Aéreas americanas.
Tras esa primera operación, ambos gobiernos dieron por finalizada la limpieza, de forma que se llegaron a repartir certificados que acreditaban que los terrenos habían sido descontaminados. Sin embargo, estudios posteriores demostraron que no era así.
Negociaciones complicadas
En diciembre de 2003 se elabora el "Plan de investigación a desarrollar por el CIEMAT en los terrenos de Palomares que requieren una especial vigilancia radiológica ambiental". Un año más tarde, el Gobierno aprueba el plan para "vigilar y recuperar" la zona afectada por las bombas nucleares y la expropiación "urgente" de 67.500 metros cuadrados de las fincas.
En 2006 ambas administraciones acuerdan limpiar la radiactividad de la localidad de Palomares. Estados Unidos se compromete a sufragar parte de la limpieza de radiactividad. En mayo de 2010 el entonces vicepresidente de EEUU, Biden, visita España y aborda, entre otros, este asunto.
A finales de ese año el Gobierno español pide que se ejecute el traslado del plutonio “sin dilaciones”. No será hasta octubre de 2015 cuando el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, firman una declaración de intenciones para la limpieza del suelo contaminado para "reparar un error que se cometió hace 50 años". Los sucesivos cambios de gobiernos a ambos lados del Atlántico han frenado su puesta en marcha.
Estudios de la población
En 1966 comienza el Proyecto Índalo para el seguimiento de la población potencialmente afectada y de la actividad residual de suelo, fauna y flora. El proyecto seguiría vigente hasta 2009. A mediados de los 80 el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) elabora un informe en el que señala que la incidencia de muertes por cáncer o leucemia en la localidad no era alarmante ya que la media estaba en un 13,4% y el promedio nacional era de un 15,5%.
Según los sucesivos estudios, el riesgo radicaría en las partículas contaminantes, que están adheridas a los suelos. De hecho, entre 1988 y 1994, en los análisis efectuados entre los vecinos se hallan restos de plutonio en 29 personas, y de americio en otras seis.
Tras años de reclamaciones, Ecologistas en Acción anuncia en 2017 que ha iniciado los trámites para demandar judicialmente al Consejo de Seguridad Nuclear por "permitir un cementerio nuclear ilegal" en la pedanía de Palomares. Según el abogado del colectivo, José Ignacio Domínguez, Estados Unidos se llevó "solo 270 gramos de los nueve kilos de plutonio que contenía el armamento", el resto "está esparcido y enterrado en dos grandes fosas".
A finales de 2020 el Consejo de Ministros desclasifica, con condiciones, el plan de rehabilitación de Palomares aprobado en 2010, y a mediados del año siguiente la Audiencia Nacional (AN) determina que el CSN no tiene competencia para ordenar la limpieza de la tierra contaminada de Palomares, tras desestimar un recurso de Ecologistas en Acción. Dos magistrados emiten un voto particular y critican la "falta de información y transparencia" en la gestión de las zonas vigiladas.
Ecologistas en Acción recurre al Tribunal Supremo, que desestima a finales del año pasado el recurso contra la sentencia de la Audiencia Nacional. Tras esto, el colectivo pide amparo al Tribunal Constitucional (TC) y más tarde denuncia ante el Parlamento Europeo (PE) que "fuera de los terrenos vallados" de Palomares, hay zonas con contaminación radiactiva que "deben de ser valladas".