Un grupo de ultras consigue reventar la mayor protesta contra la amnistía: 8.000 personas en Ferraz y concentraciones por toda España
El acuerdo con Junts reaviva las concentraciones. Al menos 8.000 personas en la sede socialista, con otra cabecera que se plantó ante la sede española del Parlamento Europeo. A última hora, la Policía cargó contra los violentos y detuvo a al menos 15 personas.
Ferraz ha vuelto a ser el termómetro de la creciente respuesta social a la ley de la amnistía. Y en la cuarta noche consecutiva de protestas, primera tras el acuerdo entre PSOE y Junts, la tensión se ha disparado a última hora. La convocatoria, que ha reunido a cerca de 8.000 personas, según Delegación del Gobierno, ha sido la principal de una jornada muy larga en la que las quejas se han oído en otras ciudades.
A metros de la 'casa' del PSOE se ha celebrado la mayor muestra de repulsa hasta la fecha, y transcurría con normalidad hasta que pasadas las 22:00 un grupo de radicales con simbología de extrema derecha ha reventado el acto y ha acabado obligando a la Policía Nacional a cargar. Durante largo rato se han sucedido los enfrentamientos localizados, los lanzamiento de pelotas de goma, y la detención de al menos 15 personas.
Mucho antes, sobre las 19:30, otra cabecera diferenciada se dirigía a la sede española del Parlamento Europeo, en el Paseo de la Castellana. Allí, se han reunido alrededor de 1.500 personas según Europa Press, y pese a que el PP no ha participado oficialmente, sí se han personado Cayetana Álvarez de Toledo o Alfonso Serrano, aplaudidos a su llegada.
"Europa, detén la amnistía" era el lema de una marcha en la que podían verse carteles como "Europa, despierta" o "SOS Europa" en un intento por "internacionalizar" las reclamaciones por la ley de la amnistía, en palabras de los organizadores.
Tras lograr cortar La Castellana, la mayoría de los participantes han dirigido sus quejas en una larga procesión de gritos hacia Ferraz. Allí se han juntado con los miles de manifestantes que seguían sumándose hasta alrededor de las 21:00, la mayoría pacíficos, y una minoría radical.
Aprovechando el festivo y, especialmente, los ecos del recién firmado acuerdo con Junts, los gritos y los insultos han sido especialmente fuertes, principalmente contra Pedro Sánchez, Carles Puigdemont y a favor de la unidad nacional.
Todo, nuevamente, bajo un muy fuerte operativo policial con casi medio millar de agentes en un primer momento para blindar la sede y los accesos aledaños, sin que nada rompiese la calma tensa durante horas. A semejanza del miércoles, a cada ocasión que algún violento intentaba reventar la manifestación, numerosas personas pitaban y reprochaban su actitud. Algunos llegaron a ser expulsados.
Pero con la noche ya del todo sobre Madrid, los ultras, en su mayoría luciendo simbología y alzando la voz con cánticos de extrema derecha, han ido haciéndose hueco en las primeras filas. Con su llegada comenzaron los disturbios: lanzamientos de bengalas, golpes a las vallas y, finalmente, las cargas.
La carga se produjo en la calle de Marques de Urquijo, próxima a la sede socialista y durante casi una hora se sucedieron los incidentes en las zonas aledañas, con terrazas destrozadas y pequeños incendios, alguno de contenedores, en medio de la calzada. Poco a poco los ánimos se fueron calmando hasta que solo quedaba un pequeño grupo haciendo una sentada , que también ha terminado por disolverse.
La estrategia de Abascal
La cita arrancaba con un llamamiento, salir a las calles. Una estrategia defendida y amparada por Vox y especialmente por Santiago Abascal, que ha instado a una "resistencia civil pacífica pero firme" que sea "larga", como "única esperanza para los españoles".
También apoya la protesta pacífica en las calles Núñez Feijóo. El presidente del PP ha insistido en que "cualquier movilización sea pacífica". "Nada ni nadie debe romper nuestra convivencia", ha subrayado en su perfil de la red social X.
Precisamente, Abascal ha querido estar presente este jueves en la gran cita de una noche con focos en numerosos puntos, si bien acabó por marcharse antes de que se desatasen los disturbios.
Fuera de Madrid la fotografía no ha sido tan masiva, pero sí muy variada. Por ejemplo, en Barcelona, donde se han dado cita varios centenares, con hasta dos cabeceras diferenciadas; en Valencia, con medio millar según Delegación del Gobierno, así como varios cientos en Murcia o Cáceres, entre otros puntos.