Ni contigo ni sin ti: todos los volantazos de Feijóo en su relación con Junts
Los contactos que el PP ha mantenido con Puigdemont en estos últimos meses han estado envueltos en un halo de misterio y contradicciones.
El sábado por la noche explotó la bomba. El Feijóo que ha dedicado su labor como oposición en estos últimos siete meses a criticar la ley de amnistía negociada por PSOE y los partidos independentistas, el que ha promovido decenas de manifestaciones contra esta norma a lo largo de toda la geografía española y el que ha llegado a verla como el capítulo más oscuro de la democracia desde el intento de golpe de Estado de Tejero, admite ahora que estudió la amnistía durante 24 horas cuando Junts la puso sobre la mesa y que se abre a un indulto condicionado para Carles Puigdemont.
Unas revelaciones hechas por el propio PP que han provocado un temblor sísmico en el mundo de la política a sólo una semana de las elecciones en Galicia, donde los populares se juegan conservar la mayoría absoluta. En Génova saben que estos comicios son un match ball para su líder: tras la debacle del 23-J, perder el Gobierno de la Xunta después de cuatro mayorías consecutivas podría ser el principio del fin de Feijóo como presidente del PP.
Las relaciones que los populares han mantenido con Junts en estos últimos meses siempre han estado envueltas en un halo de misterio y contradicciones. El PP sostiene que Feijóo no es presidente del Gobierno porque no aceptaron las condiciones de Puigdemont, pero a su vez niegan cualquier relación entre ambas formaciones. "No hay contactos y nunca los ha habido", ha dicho este mismo martes el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado.
Una afirmación sorprendente cuando, hace sólo un mes, La Vanguardia desveló la celebración de un encuentro secreto entre representantes de ambas formaciones en un hotel de Barcelona durante el mes de agosto. Los populares, que hasta entonces habían negado cualquier contacto, se apresuraron a decir que aquella cita fue sólo "para tomar un café". Y mientras Feijóo descartaba a Junts de su ronda de contactos para la investidura e incluso proponía ilegalizar a partidos que celebraran referéndums ilegales, sus portavoces hablaban de la derecha catalana independentista como un partido "cuya tradición y legalidad no están en duda”.
Un "contigo ni sin ti" que ha provocado un enorme enfado en las bases del PP y también entre muchos de sus barones. Tal como contaba este domingo El HuffPost, algunos altos cargos del partido se muestran "ojipláticos" ante estos bandazos y cambios de postura. “Nuestra gente debe estar alucinando, no se entiende nada, decíamos una cosa en público y hacíamos otra en privado”, aseguraba uno de ellos. “Génova tiene que hacer autocrítica sobre cómo se ha gestionado todo esto. Llegaron a decir que no hubo contactos y ahora esto”, en palabras de otro importante dirigente regional.
La opinión del PP sobre Junts ha ido modulándose según la conveniencia del discurso y la presión del 'ala dura' del partido, encarnado en figuras como Isabel Díaz Ayuso o Alejandro Fernández. Sólo unos días después del 23-J ya comenzaron las contradicciones en el seno del partido al no encontrar una declaración categórica sobre si se rechazaba o no dialogar con Junts.
Pedro Rollán, vicesecretario de Política Local, abrió el 29 de julio la puerta a “hablar” con el partido de Puigdemont “dentro de la Constitución”. Transcurridas 48 horas, y ante los primeros revuelos por esa "puerta abierta", Gamarra la cerraba a cal y canto: “No ha estado ni está sobre la mesa [esa posibilidad]. Somos un partido serio, predecible y previsible", aseguraba.
Pero cuando el PP sumó un escaño más tras el recuento del voto exterior y el apoyo de Junts se volvía fundamental para Sánchez, Gamarra rebajó el tono de su discurso. La secretaria general del partido pasó entonces a decir que los pactos que alcanzase el PP "se sustentaría en acuerdos constitucionales”, sin excluir a nadie. Y el coordinador general, Elías Bendodo, dijo que el PP debía "tener la capacidad de hablar con todos".
Una vez que el rey nombró a Feijóo como primer candidato a la investidura, Junts ya se había transformado en un interlocutor válido en la ronda de consultas. “Es un grupo parlamentario que, al igual que ERC, más allá de las acciones que cuatro personas, cinco, diez, llevaran a cabo, representa a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda”, llegó a decir el vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons.
Pero mientras Génova tendía puentes, importantes líderes territoriales como Isabel Díaz Ayuso o Alejandro Fernández se posicionaban en contra de cualquier opción de diálogo con Puigdemont. "Junts sí es mi rival, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un rey fascista, con el que se niegan a 'hablar'. Que alguien me diga de qué hay que 'hablar' con ellos", publicaba el líder del PP catalán en X. La postura enconada de algunos barones obligó a Feijóo a dejar fuera a los independentistas de su ronda de contactos. Eso sí, el líder del PP tuvo que admitir que había "escuchado algunos" de sus planteamientos, sin detallar de qué manera se había hecho. Hubo que esperar a la revelación de La Vanguardia para saber que por aquel entonces PP y Junts ya se habían reunido, al menos una vez, en Barcelona.
De partido "legal" a pretender su disolución
En busca de los votos necesarios para su investidura, Feijóo abrió la puerta a “buscar un nuevo encaje del problema territorial de Cataluña”, siempre que se hiciera por la vía de un pacto de Estado, “de acuerdo con la ley” y la Constitución. Pero Junts no picó el anzuelo. Tras su investidura fallida, Feijóo volvió a plantear la necesidad de tener una interlocución con las formaciones independentistas, aunque fuera "desde la discrepancia política". Y aseguró que Puigdemont tenía su "respeto", pese a que desde las filas del PP se habla reiteradamente del expresidente de la Generalitat como un "delincuente" o un "prófugo de la Justicia".
Una vez que Junts dio los votos a Sánchez para su investidura, el PP olvidó el diálogo "desde la discrepancia política" y propuso en el Congreso la disolución de los partidos que promuevan declaraciones de independencia o un referéndum ilegal. Un ataque en toda regla que el propio Feijóo rebajó unos días después sin motivo conocido: ahora era una mera "propuesta de juristas” que además se había explicado mal, según dijo el líder del PP en una entrevista radiofónica.
¿Presiona Puigdemont al PP?
La revelación ahora de que se estudió durante 24 horas la amnistía y que Feijóo está abierto a un indulto a Puigdemont han provocado un nuevo cisma en el PP. En el partido no ven casual que estas informaciones se hayan conocido después de que Puigdemont sostuviese en una carta enviada a eurodiputados que si hubiera permitido la investidura de Feijóo no se le estaría investigando por un delito de terrorismo ni se abriría la puerta a hacerlo por el de alta traición, y que finalizaba señalando que de eso hablarán "cuando toque" y que "todo se sabrá".
El Gobierno también cree que Feijóo ha pulsado el botón de la "voladura controlada" para no ser rehén de sus propias mentiras acerca de la relación mantenida con Junts en estos últimos meses. "La primera pregunta que nos tenemos que hacer es ¿qué más nos está ocultando el PP? ¿qué más nos esconde?", ha señalado este lunes antes de asistir a un desayuno informativo Pilar Alegría, portavoz del Gobierno.
Los de Puigdemont, por el momento, mantienen la discreción. El portavoz de Junts, Josep Rius, ha asegurado que todo lo que tenían que explicar sobre los encuentros que han mantenido con el PP ya lo han explicado. Pero advierte: "Si tenemos que añadir algo más, ya lo añadiremos".
Y según indica Informativos Telecinco citando a fuentes del entorno de Puigdemont, todo corresponde a una maniobra del eurodiputado, muy cabreado con la acción del PP de vincularle con Rusia. "Deriva del intento del PP en la Eurocámara de forzar una resolución que vincula a Puigdemont con Rusia. Esto molestó y mucho al expresidente catalán y por eso advierten: si siguen por este camino, no se morderá la lengua", apuntan desde el citado medio.