Un año de la masacre de Melilla: ni verdad, ni justicia ni reparación para las víctimas

Un año de la masacre de Melilla: ni verdad, ni justicia ni reparación para las víctimas

Con la inmigración en primera plana por los naufragios en el Mediterráneo o el nuevo plan de Bruselas, toca recordar a los que aún no tienen respuestas por intentar tener una vida mejor. En nuestro suelo, en nuestro país, con nuestras autoridades. 

Varios migrantes corren hacia el territorio español tras cruzar la valla de Melilla, que separa a España de Marruecos, el 24 de junio de 2022. Javier Bernardo via AP

El 24 de junio de 2022 la esperanza trataba de saltar la valla trazada por los hombres entre Nador (Marruecos) y Melilla (España). El 24 de junio de 2022, la muerte ganó la carrera entre los alambres y las fronteras, entre las zonas de seguridad y los uniformados. Se cumple un año de la masacre de Melilla, el episodio más violento que ha tenido lugar en la frontera sur europea, en el que intervinieron agentes de los dos lados de la línea divisoria, en el que se produjeron al menos 37 muertes, 76 desapariciones y 470 devoluciones ilegales, ateniéndonos a los datos más conservadores. Un año después, las víctimas y sus familias no tienen ni verdad ni justicia ni reparación que llevarse a la boca. 

Lo que pasó aquel día no ha sido objeto de investigaciones exhaustivas ni de claras explicaciones gubernamentales. Por no haber, no hay ni datos reales de los afectados Sí hay preguntas, desamparo. Las principales organizaciones de defensa de los derechos humanos han emitido contundentes informes y comunicados en estas horas de aniversario para recordar a los que nadie recuerda o no quiere recordar. Y lo que cuentan es desolador. Con la inmigración en primera plana por los naufragios en el Mediterráneo o el nuevo plan de asilo de Bruselas, toca recordar a los que aún no tienen respuestas por intentar tener una vida mejor. En nuestro suelo, en nuestro país, con nuestras autoridades.

El salto, la carga

El 24 de junio de 2022 unas 2.000 personas -en su mayoría de origen sudanés-, trataron de cruzar la frontera entre España y Marruecos por el puesto fronterizo de Barrio Chino. Tras la intervención de las fuerzas policiales, tanto de la Guardia Civil como de la Gendarmería, al menos 37 personas fallecieron y el número de desaparecidas sería de 76.

Los agentes españoles devolvieron a suelo marroquí al menos a 470 personas "de forma sumaria y sin garantías", denuncia Amnistía Internacional, citando la investigación del Defensor del Pueblo en el que esta práctica quedó atestiguada. 

Durante horas, cientos de personas heridas permanecieron en el puesto fronterizo, sin recibir ningún tipo de asistencia sanitaria, y a pesar de que al menos una ambulancia de Cruz Roja estaba en la zona, no se requirió que interviniese. Las imágenes de estos migrantes y refugiados amontonados y sangrantes fueron la estampa replicada pronto en las manifestaciones de solidaridad que se repitieron por toda España, ante la violencia del episodio. 

En el lado marroquí, indica AI, las ambulancias no llegaron hasta dos horas después de todo lo sucedido. Algunas de las personas heridas permanecieron allí hasta 10 horas sin recibir ningún tipo de atención médica o sanitaria.

Posteriormente, alrededor de 500 personas fueron trasladadas en autobuses a zonas remotas de Marruecos, donde las despojaron de sus posesiones y las abandonaron al borde de la carretera sin atención médica. Algunas de ellas habrían sido trasladadas por la fuerza a más de mil kilómetros de la frontera.

Las autoridades españolas no han eludido pronunciarse nunca por la actuación llevada a cabo por las fuerzas de seguridad marroquíes, pero la información disponible indica que las vallas construidas por España y los puestos fronterizos, incluyendo el de Barrio Chino, están en territorio español, por lo que claramente los hechos ocurrieron bajo jurisdicción española, por lo que hay una obligación de investigar todas las actuaciones que allí ocurrieron.

Amnistía Internacional -que ha denunciado que los dos países han cometido crímenes contra el derecho internacional- eleva los posibles muertos a un centenar. Lo hace porque ha tenido acceso a testimonios que indicaban que "algunas personas fueron trasladadas en autobús sin recibir ningún tipo de asistencia médica a pesar de la gravedad de las lesiones". Algunas de ellas murieron en el traslado. Otros, a pesar de estar heridos, fueron abandonados a su suerte al sur de Marruecos. 

"Estamos ante una cifra descomunal que habla por sí sola del sufrimiento padecido por esas personas en la frontera. Seguimos hablando de desaparecidos porque sus familiares no conocen su paradero, pero Amnistía Internacional teme que muchos de ellos podrían haber fallecido", indican en un dossier especial con motivo de este primer año de la tragedia.

Además, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) se detiene en el detalle de que la mayoría de los jóvenes que protagonizaron el trágico salto a la valla de Melilla procedían de Sudán, Sudán del Sur y Chad, personas con un alto índice de reconocimiento de protección internacional en España por los conflictos que sufren sus países, pero las autoridades les impidieron el acceso al puesto fronterizo para solicitar asilo.

Responsabilidades y respeto

La organización Human Rights Watch (HRW) ha denunciado que no ha habido aún "una investigación creíble ni justicia" en este caso. "Tanto España como Marruecos han exonerado a sus fuerzas de seguridad tras investigaciones defectuosas o insuficientes sobre la violencia en la frontera del enclave de Melilla", señaló la investigadora para Europa y Asia Central de la organización, Alice Autin, en un comunicado. "Aún se desconoce lo que les ocurrió a decenas de personas que intentaron cruzar aquel día", constata. Un año después. 

En Marruecos tampoco se ha investigado la violencia empleada por sus fuerzas de seguridad. Según Amnistía, no sólo es que no se ha indagado, sino que "las autoridades marroquíes han obstaculizado las iniciativas de búsqueda de las personas desaparecidas y fallecidas". Tampoco España ha puesto las cosas sencillas. "Ningún funcionario, marroquí o español, ha comparecido hasta ahora ante la justicia por las violaciones de derechos que provocaron la muerte, la desaparición y heridas de tantas personas". En este caso, la Fiscalía decidió dar carpetazo a la causa, en diciembre pasado

Su única recomendación al Ministerio del Interior -que comandaba y comanda Fernando Grande-Marlaska- fue la apertura de un expediente administrativo contra algunos Guardias Civiles que arrojaron piedras a las personas migrantes y refugiadas. No se ha abierto ninguna investigación adecuada sobre las denuncias de crímenes de derecho internacional que se cometieron a ambos lados de la frontera. "De alguna forma, la fiscalía aprueba la respuesta de las fuerzas de seguridad y no entró a investigar la actuación policial española, ni la marroquí en territorio español, que también es objeto de su jurisdicción", indica AI.

En el plano policial y judicial hay pocas respuestas, pero tampoco las hay en lo más humano y sensible: las víctimas y sus familiares. Afirma HRW que "las personas que buscan a sus familiares tras la tragedia han denunciado una falta de acceso a la información oficial y de apoyo que ha sido devastadora". Algunos de ellos pudieron viajar a Marruecos para interesarse por sus allegados, pero no se les permitió entrar a la funeraria para ver los cadáveres, "lo que es contrario a la práctica habitual"; en su lugar, se les mostraron fotografías. La mayoría de los cuerpos de los fallecidos permanecen aún en la morgue de Nador. Las autoridades marroquíes han declarado que no enterrarán los cadáveres sin identificación, pero tampoco facilitan la identificación de los cuerpos.

Las familias sudanesas que creen que sus seres queridos se encuentran entre los muertos no pueden viajar a Marruecos debido a la denegación de visados y a la imposibilidad de comprar un billete. Hace tres meses, el Ministerio sudanés de Asuntos Exteriores permitió a algunas familias enviar muestras de ADN a Marruecos para compararlas con el ADN de los cadáveres, pero aún no se han publicado los resultados.

De acuerdo con la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), aún se encuentran detenidas 87 personas en Nador y otras cárceles del país. No hay información pública sobre los juicios a estas personas ni sobre el paradero del resto de personas que fueron trasladadas. Ya se han producido algunas condenas, "multiplicadas" según la AMDH

De indemnizaciones, ni hablar: no se le ha ofrecido nada ni a los heridos ni a los familiares de los muertos y desaparecidos, ni por parte de Madrid ni por parte de Rabat. Tampoco "ayuda para conocer su posible paradero". "En este sentido, su situación es de absoluto desamparo", como la define Amnistía.

Y tampoco ha habido en este tiempo claridad acerca de los acuerdos migratorios entre España y Marruecos. Interior no da detalles sobre control fronterizo por cuestiones de seguridad. 

Seguridad, sólo seguridad 

La masacre de Melilla sí que ha cambiado las cosas en un flanco: el de la seguridad. Ahí sí que se han movido los Gobiernos de los dos países implicados. De nuevo, se ha impuesto una visión policial de la inmigración y lo que se ha hecho es reforzar la vigilancia en la valla para evitar saltos. 

"A pesar de que el Gobierno siempre ha asegurado que existen vías legales y seguras para pedir asilo en Melilla1, con una oficina de asilo en la frontera, en realidad no hay manera real que permita que personas que huyen de violaciones de derechos humanos puedan pedir protección internacional", denuncian las ONG. Los únicos datos disponibles son los de entrada de manera irregular. Durante 2023, explica AI, se han producido 60 entradas de migrantes a Melilla y, de ellas, sólo 28 por vía terrestre. Interior indica que desde junio de 2022, cuando ocurrieron los hechos, hasta hoy no se ha registrado ninguna solicitud de asilo en la oficina de Beni Anzar. 

  Varias de las personas que lograron cruzar la valla aquel día, felices por estar en Melilla, pese a sus heridas.ANTONIO RUIZ / Europa Press via Getty Images

El derecho de asilo está regulado por el Derecho Internacional y es una obligación de los Estados. Queda recogido como derecho humano fundamental en el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y desarrollado en la Convención de Ginebra de 1951 y su protocolo (Protocolo de Nueva York de 1967). El Estado español lo reconoce en su Constitución y lo regula a través de su Ley de Asilo, y está incluido en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 2007. "Por tanto, no se trata de una cuestión humanitaria (aunque exista una dimensión humanitaria) sino de un derecho", enfatiza CEAR.

A la violencia del 24 de junio le ha seguido, dicen los defensores de los derechos humanos, un blindaje absoluto de la frontera, que formaría parte de la política de control migratorio de la política común "Europa Fortaleza". Además, según la información recabada por Amnistía, "las personas de origen subsahariano apenas tienen posibilidad de cruzar la frontera entre España y Marruecos lo que es otra muestra más de un control migratorio basado en un racismo institucionalizado, que dificulta a muchas personas poder acceder a España y solicitar asilo, principalmente por el color de su piel". La Fiscalía General del Estado señala en este sentido que “son notorias la dificultades que tienen las personas migrantes, especialmente si son subsaharianas, para acceder a la parte española de Beni Enzar”.

El informe de la Comisaria de Derechos Humanos de la Unión Europea sobre este episodio subrayó que no es cierto, tal y como sostiene Interior, que España permita solicitar asilo en la frontera de Melilla con Marruecos y apuntó que la única forma de cruzar a territorio español es “nadando o saltando la valla”. Tras el día de San Juan del pasado año, "la situación de derechos humanos para muchas de estas personas migrantes que han quedado atrapadas en Marruecos se ha deteriorado", con multas o prisión, lo que hace que muchos acaben yéndose al sur o a países como Libia, Túnez o Argelia, de vuelta. 

Ahora que España aborda unas nuevas elecciones generales, el 23 de julio, Amnistía reclama que este asunto vuelva a estar en el debate público y que "Ceuta y Melilla dejen de ser lugares donde es prácticamente imposible pedir asilo, y donde se aplica una legislación excepcional al margen de las obligaciones internacionales contraídas por España". Por ahora, la inmigración no parece estar entre los temas estrella de la campaña, más allá del argumentario ultraderechista de Vox.

El horror

Amnistía Internacional ha difundido el testimonio de dos de los supervivientes de aquel día, que dan cuenta del horror vivido y de lo penoso de sus consecuencias. Mazen, un joven sudanés ahora en París, explica: "Seguimos sin papeles. Seguimos esperando. Pensaba ir al Reino Unido, pero descarté la idea porque es demasiado peligroso. Algunos de mis amigos fueron en un camión. Yo sigo en París, esperando (...). Me dicen que todavía no saben dónde está la gente (los desaparecidos en la frontera el 24 de junio). Echo de menos a mi mejor amigo (al que no ve desde ese día). No está allí. Estoy seguro que está muerto. Pero no tenemos ninguna posibilidad de saber dónde está su cuerpo, pero está muerto, porque no hay noticias de él. Si estuviera vivo, me llamaría”.

“(Otros migrantes) nos dicen que ahora todo es más difícil que antes en Marruecos. Dicen que la policía no les respeta, que les insultan y les ponen motes, que lo pasan fatal. Mucha gente vuelve a Libia, Túnez o Argelia. Dicen que ahora si entras en las fronteras marroquíes te encuentran y te meten en la cárcel. Ahora la gente lo pasa fatal porque ni siquiera tienen libertad en Marruecos. Si te encuentran, te meten en la cárcel”, concluye.

Por su parte, Tariq, otro joven sudanés instalado en Casablanca (Marruecos), indica: "Nosotros seguimos buscando a los desaparecidos del 24 de junio, y el gobierno no hace nada. No han investigado nada. Mucha gente sigue desaparecida, hasta ahora no sabemos qué ha pasado". "Es imposible conseguir trabajo aquí en Marruecos -prosigue-. Para mí es ilegal, incluso ahora que tengo mi tarjeta del ACNUR. Sólo te preguntan si entraste legalmente en Marruecos y si no, no puedes trabajar”. "Sigo en Casablanca. No tengo otros planes. A veces la vida no sale como uno espera. Pero creo que algún día lo conseguiré”, espera. 

“Nos alojamos en grupo en un gran edificio. A veces viene la policía y nos desaloja, se lleva nuestras cosas y quema nuestras pertenencias. Vigilan el edificio durante algunas horas, y cuando saben que no hay nadie dentro y que no les queda nada que llevarse, se van. Entonces volvemos y empezamos de cero (...) No pienso volver a Sudán. Sobre todo con la guerra actual. A uno de mis tíos le dispararon hace tres semanas en Jartum. Sobrevivió y ahora se encuentra mejor. ¿Hay alguien con quien pueda ponerme en contacto para sacarme de aquí?”. 

Aunque de forma oficial solo se han publicado los detalles de una de las víctimas, gracias a las organización AMDH se han ido conociendo el nombre y la nacionalidad de 64 de las personas muertas y desaparecidas en la masacre de Melilla. Queden aquí, aunque no sean todos los nombres que debieran ser: 

1. Qusai Ismail Abdel Qader / Sudán 

2. Marwan Mohiuddin / Sudán 

3. Muhammad Abdullah Abdul Rahman / Sudán 

4. Jalal Abdul Shakour / Sudán 

5. Mustafa abkar yahya / Sudán 

6. Muhammad Yaghioub Abdel Rasoul / Sudán 

7. Muhannad Mamoun Issa / Sudán 

8. Abdullah Omar/ Sudán 

9. Mustafa Aber / Sudán 

10. Al-zubair Mursal / Sudán 

11. Ibrahim Othman / Sudán 

12. Adel Youssef / Sudán 

13. Pararse en Ali/ Sudán 

14. Ahmed Al Mahdi / Sudán 

15. Bakri Saleh / Sudán 

16. Khaled Abkar / Sudán 

17. Ahmed Al-Hajj / Sudán 

18. Muhammad Haroun / Sudán 

19. Nabil Abkar / Sudán 

20. Ahmad Adam / Sudán 

21. Ibrahim Sedik / Sudán 

22. Yasser Elias / Sudán 

23. Ahmed Al-Tom / Sudán 

24. Ibrahim Al-Tijani / Sudán 

25. Saleh Kamal / Sudán 

26. Core William, alias Jedou o Gedo / Sudán del Sur

27. Adel Abdul Rahman / Sudán 

28. Tariq Ibrahim / Sudán 

29. Abdul Razzaq Ibrahim / Sudán 

30. Yousef Abdullah / Sudán 

31. Othman Abdul Rahim / Sudán 

32. Saddam Ahmed / Sudán 

33. Hassan Youssef / Sudán 

34. Abazar Salah/ Sudán del Sur 

35. Abdullah Omar / Sudán 

36. Ibrahim Mohamed / Sudán 

37. Omar Ahmed/ Sudán 

38. Farouk Saleh/ Sudán 

39. Abdulaziz Mohammed/ Sudán 

40. Mohamed Salah / Sudán 

41. Ahmed Muhammadin Ahmed / Sudán 

42. Moatasem Adam Abdel-Bashir/ Sudán 

43. Jalal Abdul Shakour Yahya / Sudán 

44. Mohamed Wad Angeli/ Sudán 

45. Isaac Issa / Sudán 

46. Ibrahim Ali Muhammad / Sudán 

47. Mahdi Muhammad / Sudán 

48. Imam de herencia/ Sudán

49. Abdullah Omar / Sudán 

50. Bagdad Hussein / Sudán 

51. Wali al -din Muhammad Ali/ Sudán 

52. Abdul Basit Muhammad Ishaq / Sudán 

53. Nasruddin Abkar Khamis / Sudán 

54. Abdul Rahim Abdul Latif Ali Ibrahim, apodado 'Haneen' (Nostalgia) 

55. Ahmed Babiker Mohammed / Sudán 

56. Bechara Ibrahim Idris / Sudán 

57. Mazen Daffa Allah / Sudán 

58. Adam Khamis Ahmed / Sudán 

59. Hamed Youssef / Sudán 

60. Abu Bakr Hussein/ Sudán 

61. Ibrahim Al-Helou / Sudán 

62. Suleiman Abkar Haroun / Sudán 

63. Adam Mustafa Harin / Sudán 

64. Abdel Aziz Yaqoub, apodado 'Anwar' / Sudán

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.