La moción de Tamames, "un mal chiste" que el Gobierno quiere usar de palanca
El Ejecutivo quiere aprovechar "el despropósito" de Vox para remontar el vuelo.
Tres meses después de su anuncio, la moción de censura de Vox, con Ramón Tamames como candidato, va tomando forma. Los de Santiago Abascal la registrarán el lunes en el Congreso de los Diputados y, un día después, la Mesa la admitirá a trámite en su reunión semanal ordinaria. Es potestad de la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, elegir la fecha exacta del debate, que podría demorarse a abril. De “despropósito” calificó el asunto Gabriel Rufián. Aunque la moción ya se ha convertido en el gran tema de política doméstica, desplazando las polémicas que en las últimas semanas han noqueado al Ejecutivo.
Moncloa, de hecho, no piensa soltar la presa. Tal y como avanzó El HuffPost, cree que es el escenario ideal para poner el foco en las políticas que está aprobando el Consejo de Ministros frente al “ruido” provocado por los choques con Unidas Podemos. “Nos beneficia”, sugieren abiertamente en las filas socialistas, donde cunde el deseo de pasar pantalla de una vez por todas y dejar atrás la enorme crisis por la ley del sólo sí es sí. Tanto es así que el entorno de Pedro Sánchez no descarta que la celebración de la moción se aproxime a abril, y no en marzo, convirtiéndose en el disparadero de la campaña de las autonómicas y locales de mayo.
¿Qué pretende el Ejecutivo? Confrontar modelos, en palabras de Félix Bolaños, ministro de la Presidencia. Y en un marco donde Sánchez se gusta y gusta a los suyos, el hemiciclo de la Cámara Baja. “Somos el Gobierno que sube las pensiones, el salario mínimo, las becas, las ayudas a la dependencia”, sacan pecho en Moncloa, dando pistas de por dónde quieren que discurra el debate. “Y también el que aprueba la ley del aborto, de la eutanasia”, remachan, excluyendo eso sí la ley del sólo sí es sí.
“La moción nace muerta. Y, a partir de ahí, tenemos que verla como una oportunidad. A estas alturas nadie de la derecha la quiere, incluso un sector de Vox se lleva las manos a la cabeza por la elección de Tamames. Tenemos que aprovechar el debate y recuperar la iniciativa”, en palabras de un diputado socialista. ¿Intervendrá Sánchez? La mayoría de las fuentes consultadas dan por descontado que sí. “Son dos días con todo el foco puesto en el Congreso. Y, frente al esperpento, dará una imagen de solemnidad y seriedad”.
En el otro ala del hemiciclo, el del PP, afrontan la moción con resignación. “No votaremos en contra pero esto a quien interesa es al PSOE”, afirman desde la dirección nacional, conscientes de que rompe con su estrategia de acción de cara a los comicios de mayo. Será un “show parlamentario”, resumió el propio Alberto Núñez Feijóo esta misma semana, dando a entender que él está a cosas más serias. “No es el momento, ni la oportunidad, ni lo más inteligente para conseguir que el Gobierno cambie”, censuró. Si bien, excluyó de sus críticas a Tamames, con el que comió recientemente intentando, sin éxito, que diera marcha atrás.
En la anterior moción de censura de octubre de 2020, también de Vox, el entonces líder del PP Pablo Casado apostó por plantar cara a Abascal y dar un paso de gigante hacia el centro político, lo que provocó el aplauso de prácticamente todo el PP. “Es la hora de poner las cartas boca arriba, hasta aquí hemos llegado”, dijo desde la tribuna, acusando al partido verde de hacer “puro populismo” y situarse del lado de Sánchez ya que la moción garantizaba “su victoria”.
Ahora, el PP no cree que haya que llegar tan lejos, toda vez interpretan que Feijóo ya representa el centro, y no tiene que acercarse más a él. Y de ahí la abstención adelantada por su líder, aunque desde Moncloa se le apremia para que vote en contra.
Sea como fuere, Vox está prácticamente solo en sus planes. También mediáticamente. “El principal beneficiario con la idea de Vox de censurar a Sánchez a través de Tamames será el presidente del Gobierno. Es mala idea darle un balón de oxigeno tan grande”, según el editorial de ABC del viernes, en el que habla de una moción “fuera de control”. Incluso dentro de la propia formación hay debate sobre la idoneidad de Tamames, que ya ha dicho que no comparte la posición de Abascal sobre el modelo autonómico, el feminismo o la libertad sexual de cada cual. Falta por saber cuándo y cómo intervendrá el líder de Vox durante esos días.
Frente a la división en los partidos de centroderecha por la moción, Ciudadanos también la critica, Sánchez también logrará esos dos días de debate parlamentario algo no menor: una fotografía de unidad que se le ha resistido en los últimos meses, hasta el punto de que haya tenido que repetir con insistencia que el Gobierno de coalición no se va a romper. El bloque de investidura votará compacto que “no” a la moción aunque, en los pasillos, la mayoría mostró su desazón por “la pérdida de tiempo”. Los calificativos despectivos se multiplicaron este semana en los pasillos de la Cámara: “Mal chiste”, “esperpéntico”, “inútil” o “un auténtico desperdicio”.