Mireia Vehí recuerda la "lección de vida" que dieron sus amigos tras la muerte de su padre
La diputada de la CUP desvela su lado más íntimo en 'Prohibido hablar de política'.
Mireia Vehí, diputada de la CUP, se ha sentado a tomarse un vino y a jugar al Jenga (sí, señores, hemos puesto a jugar al Jenga a una representante del pueblo), junto a David Andújar, presentador de la sección Prohibido hablar de política de El HuffPost.
Ahí ha desvelado su lado más íntimo y personal, menos político y menos conocido. Por ejemplo, cuál fue su peor borrachera.
Vehí ha desvelado en su respuesta una historia sorprendente y muy emotiva. "Mi mejor amiga y yo vivíamos puerta con puerta y su madre estaba muy enferma, se estaba muriendo de cáncer", recuerda.
Según explica la diputada de la CUP, era la primera experiencia en su grupo de amigos de que uno de sus progenitores fuera a fallecer, algo que a la propia Vehí le sucedió años después con su padre. "Entonces, sus padres y los míos me dijeron, llévatela. Y eso que no nos dejaban salir nunca".
"Rollo desconexión", apunta Andújar. "Sí... y nos pillamos una...", rememora Vehí, que explica que el contexto eran las fiestas de un pueblo y al lado de sus casas.
"Luego lo hemos recordado de mayores y hemos dicho que es lo mejor que podíamos hacer. Reír y que ella estuviera acompañada", asegura.
Considera Vehí que "la gestión de la muerte en el mundo de los adultos es muy distinta a la gestión que se hace con los niños". "Además, siempre nos dicen que hay una forma de vivir la muerte y no es verdad. Al final, la mejor forma de vivir la muerte es que tú conectes con esa persona, con quién era, con la alegría, y no tanto con la tristeza".
Andújar, sin querer que "quede esto muy Paz Padilla", comenta entonces que le da "pena" cuando ve "a estas mujeres de luto durante años". "Yo creo que es un tabú en nuestra sociedad y no nos hacemos ningún favor, porque la gente se muere y se muere de todas las edades", responde Vehí.
Entonces, la parlamentaria cuenta lo que sucedió años después, cuando murió su padre. "Hicimos lo mismo, pero al revés. Ella y varios amigos invadieron mi casa en plan 'hola, no nos vamos a separar de ti en tres días'. Y de golpe mi casa era una casa de colonias".
"Mi madre", prosigue Vehí, "dijo, hostia, vaya lección de vida me habéis dado". "Qué bonito que tu gente diga, vamos a acompañarte. Hay un cambio generacional y yo creo que es un cambio positivo. Porque no hablar de la muerte o condenar a las cosas relacionadas con la tristeza a lo privado y a la sociedad no es muy sano", concluye.