Miguel Sebastián: "Cuando llegamos a Moncloa en 2004 el PP había borrado todos los discos duros"
El exministro de Industria, Comercio y Turismo de Zapatero hace balance del veinte aniversario de la victoria del PSOE en 2004
Miguel Sebastián llega a la cita puntual en su despacho de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense de Madrid donde ejerce como profesor titular de Fundamentos del Análisis Económico. Tras dejar una pesada pila de exámenes que tendrán que responder sus alumnos al día siguiente, toma asiento para echar la vista atrás veinte años.
En estas fechas, el PSOE acababa de ganar las elecciones generales de 2004 en medio de un país quebrado por los atentados del 11M. Un momento complejo, que costó el Gobierno al PP por mentir sobre la autoría de la matanza y que pilló a un PSOE terminando de reconstruirse tras la llegada en 2001 de José Luis Rodríguez Zapatero a la secretaría general del partido. Junto a él, Sebastián dirigió la Oficina Económica del Presidente del Gobierno, actual Departamento de Asuntos Económicos, el motor que rige las políticas que salen de Moncloa.
Testigo de los primeros compases del Ejecutivo socialista, vivió en primera persona la feroz oposición del PP, junto a la conveniencia de varios medios de comunicación afines que se encargaron de difundir la teoría de la conspiración del 11M. Tras un breve paso por la política municipal en Madrid, regresó al Gobierno como ministro de Industria, Turismo y Comercio justo antes del estallido de la crisis económica.
Se cumplen justo 20 años de la victoria de Zapatero. ¿Qué legado deja que se pueda ya analizar con el paso del tiempo?
Yo creo que a Zapatero se le recuerda para bien en todo lo que es el avance de los derechos sociales, todo el mundo se lo reconoce. En cambio, no se le reconoce las cosas que hizo en materia económica, que fueron buenas. Es verdad que le pilló una crisis y que la crisis fue muy complicada. Pero tanto antes como después como durante la crisis se hicieron cosas buenas en todo lo que tiene que ver, por ejemplo, con el desarrollo de las nuevas tecnologías.
España es hoy un país que tiene un nivel de, por ejemplo, de extensión de la banda ancha y conexión a Internet, mucho mayor que Alemania, por ejemplo. Tenemos un grado de digitalización posible, mucho mayor por nuestras infraestructuras y eso se hizo con el Plan Avanza. Con el I+D se pegó un salto gigantesco porque se triplicó la capacidad y todavía seguimos viviendo desde aquella época.
También hubo mucha expansión internacional. Nosotros decíamos de broma al llegar a Moncloa que España exportaba menos a China que Andorra. Es muy fuerte. Ahí se hizo un esfuerzo muy grande en materia de internacionalización también en materia de energías renovables.
Se hicieron muchas cosas que a Zapatero no se le han reconocido porque todo quedó eclipsado por la por la crisis. Sin embargo, la parte social con el matrimonio de personas del mismo sexo, la ley de igualdad, la ley contra la violencia de género. También la ley antitabaco o el carnet de conducir por puntos, que fueron muy criticados y fueron un éxito. También se creó la Unidad Militar de Emergencias.
Los primeros años fueron duros por esa oposición tan feroz que hizo el PP en el que se llegó a deslegitimar a un presidente del Gobierno.
Fue horrible porque el PP no asumió la derrota. El PP venía de una mayoría absoluta, Son muy importantes. Había pasado Felipe González. Tú tienes mayoría absoluta y luego pasas unos periodos unos años de que ya te vas desgastando y tienes que empezar a pactar con otros partidos.
Al PP le pasó al revés. Empezó sin mayoría absoluta y luego en el 2000 la consiguió. Le pilla toda la burbuja inmobiliaria de crédito y todo lo que yo llamo la falsa bonanza. Entonces estaban muy convencidos de que iban a ganar de calle ¿Qué es lo que ocurre? No es que ellos perdieran las elecciones por el atentado. No, perdieron las elecciones por la mentira, porque mintieron con el atentado e intentaron convencer a los medios y a la gente en general y a otros países de que el atentado había sido de ETA porque creían que eso les iba a beneficiar políticamente.
Cuando se descubrió que aquello era una gran mentira sufrieron un golpe muy duro en las elecciones, pero ellos nunca aceptaron haber perdido esas elecciones. Para ellos Zapatero era un presidente por accidente que no tenía legitimidad pese a haber ganado las elecciones. Llegamos a Moncloa en un ambiente horrible. Por ejemplo, habían borrado todos los archivos, los discos duros, no había documentación.
Yo pedí a la oficina presupuestaria, que era un poco el antecedente de la Oficina Económica del presidente que si me podían pasar los documentos que había, pero no existían porque habían borrado todo. Yo no tenía secretaria y fui a la secretaria de ahí y me tocó la de Pepe Barea. Estaban todos acojonados. Llevaban ocho años con el PP y habían recogido todas sus cosas porque venían los rojos. Era un ambiente tremendo.
Pensaban que íbamos a ir con secretarias, pero yo dije que no tenía ninguna secretaria. Le pedí si se quedaba y se quedó conmigo. Luego establecimos tal amistad que me la acabé llevando al Ministerio y fue la secretaria del ministro.
No te puedes ni imaginar el ambiente que había incluso en la propia Moncloa. Todo eso lo cambió radicalmente. Pero el PP seguía con este discurso alimentado por muchos medios, no nos olvidemos. Yo no quiero decir cuáles, pero está claro qué decían donde llegaban incluso a insinuar que el atentado lo hubiera montado el Partido Socialista.
Ellos tenían el Gobierno, el Ministerio del Interior, los servicios secretos, los servicios de información, todo. Ocho años de Gobierno y cuatro de mayoría absoluta. El PSOE era un partido que estaba casi reconstruyéndose. No tenía absolutamente ningún sentido la acusación. Era realmente absurdo. Loss jueces dijeron que no, que aquello había sido un atentado yihadista y que no había habido ninguna conspiración interna
Ahora el ambiente que hay me recuerda también a eso. Pedro Sánchez ha hecho una moción de censura, como si una moción de censura no fuera legítima y constitucional. La ha ganado y luego se ha presentado en las elecciones y ha conseguido formar una mayoría. ¿Dónde está la falta de legitimidad? La derecha de nuestro país tiene todavía una falta de cultura democrática importante.
Pese a la campaña de los medios y el PP contra el Gobierno en 2008 se revalidó y se mejoró el resultado.
La votación del 2008 no se consiguió en mayoría absoluta por muy poco, pero evidentemente fue revalidar totalmente la confianza en el presidente del Gobierno y en el Partido Socialista. No sé si los once millones de votos los llegó a conseguir Rajoy, fue una pasada.
En 2008 toma posesión como como ministro de Industria, Comercio y Turismo. ¿Cómo recuerdas esos años y cómo fue ese ascenso?
Esa cartera que se llamaba Industria, Comercio y Turismo, realmente tenía cinco carteras porque le falta lo que no aparece en el nombre, que es lo más importante, que es energía y telecomunicaciones ¿Y porque es lo más importante? Porque es donde hay regulación estatal completa. Las competencias son totalmente estatales. Comercio exterior es competencia de la Unión Europea porque España no hace tratados comerciales con otros países, las hace Europa. Comercio interior es sobre todo comunidades autónomas. Turismo está compartido entre Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos. Industria está compartido entre Estado y comunidades Autónomas y Estado.
En la parte de energía fue donde tuvimos cantidad de lío, cantidad de tensión, porque la crisis hizo saltar por los aires un modelo que estaba basado en un crecimiento de la demanda eléctrica prevista muy alto. Eso permitía que entraran muchísimas renovables y todo eso colapsó con la crisis. La industria también colapsó porque la industria nos afectó a todos. Hubo que subir la luz, hubo que frenar la burbuja fotovoltaica y aún así intentar continuar con el despliegue de las renovables. También tuvimos todo el lío nuclear, del carbón también. En Energía no nos aburrimos.
Yo intentaba dedicarle un quinto de la semana a cada área, pero era imposible dejarle ese tiempo porque energía absorbía casi todo.
En cambio en el área de turismo afortunadamente fue bastante bien y fue uno de los balones de oxígeno que tuvimos, porque tuvimos la suerte de que, es horrible decirlo así, coincidió con todas las turbulencias de los países árabes. Y eso nos ayudó muchísimo porque los turistas venían más tranquilos. El valor de la seguridad de España se reforzó y eso nos ayudó al turismo. Con el comercio pues hubo un poco de todo, la verdad. Se hundió bastante el comercio interior, pero el comercio exterior mejoró mucho porque pudimos impulsar con planes destinados sobre todo a países que no fueran de la zona euro como China, India, los países del Golfo varios planes de exportaciones, de internacionalización de la economía española que no teníamos. No habíamos hecho prácticamente nada hasta entonces. Telecomunicaciones también fue muy bien porque continuamos con el despliegue de la fibra óptica, el ADSL o la TDT.
¿Cómo fue el momento en el que aceptó ser ministro? ¿Cómo le llegó?
Zapatero me dijo cuando yo me fui a la campaña de Madrid "la verdad es que aquí el más perjudicado soy yo, porque yo quería que siguiera en Moncloa". Por lo que fuera me tocó ser el candidato a la alcaldía. El partido me pidió que renunciara al acta porque ni siquiera tome posesión como concejal porque no me dejaron, me volví a la universidad y Zapatero me llamó un día me dijo que le gustaría que volviera. Me dijo que estaba pensando en la cartera de Industria o la cartera de Ciencia e Innovación. Yo me puse a su disposición y al final decidió la de la Industria, que era más amplia.
Era una cartera brutal. Es que ahora eso lo llevan cuatro ministerios distintos. Además, nos tocó la presidencia europea y había que ir a presidir. Era una locura, la verdad, pero fue muy bonito.
¿Cómo se gestiona toda esa presión que se tiene con la agenda, con el trabajo y la exposición mediática que implica el cargo? Porque tampoco ha sido un político de profesión.
Yo yo era poco mediático. A mí nunca me han gustado especialmente los medios. Luego, fíjate con la pandemia he descubierto que me encanta hacerlo quizá porque ahora lo hago a mi manera y a mi forma de ser tal.
Siendo ministro estás muy restringido por los departamentos de comunicación, de Moncloa, del partido. Tienes que estar más constreñido. Pero la clave para gestionar la agenda es tener muy buen equipo. Y yo tenía muy buen equipo de de altos cargos.
Lo que sí que me hacía era darme mucha proyección internacional. A China viajaba todos los trimestres. Me lo dijo Zapatero, que había acordado con el presidente chino que tenía que ir todos los trimestres. En cada viaje conseguía una cosita. Siempre que hay un viaje de en una dirección a la otra consigues cosas.
Hablaba del desarrollo tecnológico que se puso en marcha. ¿Cómo se pasa de una máquina engrasada a un cambio de Gobierno en 2011 en el que cambia el modelo y, por ejemplo, no se invierte en renovables?
La agenda digital la continuaron, quizás no con la intensidad nuestra, pero hay que reconocer que ellos la continuaron. La energética fue un desastre porque fue un parón completo y encima desmontaron muchas de las cosas que se habían hecho en energías renovables y eso fue un un retroceso. Y en la parte industrial nosotros hicimos un plan industrial en 2010 con el objetivo de llegar a 2020. Lo habíamos pactado con todas las comunidades autónomas y por tanto con todos los partidos y con todos los agentes sociales. Y lo aprobó el Congreso con todos los partidos por unanimidad. Era un plan que necesitaba una continuidad y el PP lo dejó a un lado. Tuvimos a Soria de ministro de Industria, pero luego tuvimos una época en que no se sabía ni quién era el ministro de Industria. Industria pasó una época a De Guindos que le dedicó nada. Él estaba la economía, finanzas, el Ecofin, etc.
La política industrial que se abandonó y eso me lo han dicho muchísimo los sectores del del automóvil o el sector energético. La política industrial que nosotros teníamos se abandonó y fue una pena.
¿Hemos pagado ahora con la crisis energética ese abandono en energía?
Hubiéramos tenido una mayor generación renovable, pero el impacto en los precios ha venido completamente marcado por el disparate de que el gas marcó el precio de la energía. Ahí sí que el Gobierno de Sánchez, muy valientemente, sí que hizo un cambio regulatorio muy importante que consiguió frenar eso. España fue muy exitosa en la lucha contra la inflación los primeros meses del del impacto de Ucrania gracias fundamentalmente al cambio de regulación en el mercado eléctrico que impedía que se trasladara el precio del gas directamente a la factura eléctrica como estaba pasando con el modelo anterior a pesar de todas las críticas.
A nosotros nos criticó muchísimo el sector y la oposición porque decían que estábamos haciendo muchas regasificadoras. Nos decían que era un despilfarro y nosotros tragando las críticas. ¿Qué pasó? Que ha venido la crisis y los países que no han tenido regasificadoras lo han pasado fatal porque han cerrado el tubo del gas ruso. Nosotros, desde luego, siempre cuidamos bastante la relación también con Argelia, que es un equilibrio muy difícil porque tienes que contentar también a Marruecos, pero siempre buscamos en nuestro gobierno ese equilibrio.
Yo también iba a Argel con una frecuencia inusitada. Esa relación con Argelia nos permitía tener a través de los dos tubos un gas relativamente barato.
Dando un salto temporal a la actualidad, asesora a Juan Espadas, secretario general del PSOE de Andalucía, para buscar propuestas que se pueden hacer en Andalucía de cara a la siguiente campaña.
Me llamó y me propuso participar. La idea es hacer algo propositivo y no para hacer oposición. Para hacer oposición está el Partido Socialista de Andalucía y el Grupo Parlamentario, no un tipo en Madrid.
El punto de partida es el diagnóstico. No podemos dar por aceptable que Andalucía tenga que ser de las regiones más pobres de España y con la mayor tasa de paro de España. Tiene que ser una una región dinámica, emergente. Tiene muchísimo capital humano y quizás necesite más capital físico, pero todo eso hay que encauzarlo en un programa de modernización de la economía andaluza. Parece que estamos resignados a que Andalucía sea la región con más paro de España y no es racional. No hay que hacer propuestas que den titulares.
A mí me gustaría que fuera como Economistas 2004, que me lo encargaron a mí. Yo monté un grupo que tenía varias capas, como una cebolla. Partía de un núcleo duro de gente que estaba dedicada al programa económico y luego se iban a añadiendo capas y capas y capas de gente que quería colaborar, que quería opinar y se formaba un debate muy intenso. Está mal que yo lo diga, pero hicimos un programa económico muy bueno. No se ha vuelto a hacer un programa como ese.
Los programas electorales se hacen por cachitos. Cada uno hace su parte y luego se ajustan.
Es parecida a la línea que ha seguido en Madrid Juan Lobato con muchas propuestas económicas.
Sí, lo que pasa es que en el caso de Lobato no había tanto debate. Había algo de debate, pero había debate por áreas. En Economistas 2004 no. La gente de fiscalidad debatía con la gente de laboral o industria. ¿Cómo el tío que te iba a hacer el papel de política industrial, cómo no va a debatir con los de laboral o fiscal? Hay vasos comunicantes y no se pueden ignorar. No son cachitos que se pegan en un documento.
Ha sido muy crítico con Isabel Díaz Ayuso. ¿Cómo ve su gestión?
A mí lo que me molesta de los políticos es la arrogancia. Isabel Díaz Ayuso entiendo que tiene mucho enganche con la población. Lo acepto en el éxito electoral, pero no me gusta su arrogancia y tampoco me gusta que no se fije en Madrid.
Ella solamente habla de España y de Sánchez y habla poco de los problemas de los madrileños. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid tiene una tasa de paro de mitad de la lista. Tiene una tasa de paro mucho más baja el País Vasco, Cataluña o Aragón. ¿Cómo es posible que la Comunidad de Madrid presuma tanto cuando tiene un problema, por ejemplo con el paro, mucho más grave que en muchas comunidades?
Es parte de la arrogancia. También nos venden que Madrid es el destino preferido por todos los turistas y no es verdad. Es el destino preferido por los turistas españoles, pero los turistas internacionales siguen prefiriendo Barcelona. Ahí están los datos.
En el fondo Barcelona sigue siendo más cosmopolita que Madrid. Madrid sigue siendo más cateta. Me jode porque yo soy madrileño desde abuelos, pero a mí sí que me parece que Madrid tiene una imagen en el mundo ahora mismo un poco cateta. No es el Madrid dinámico, por ejemplo, que tuvimos en los años 80 en el que venía gente de todo el mundo que quería saber qué estaba pasando aquí.
Aún así arrasa en las elecciones. Hay muchísimos problemas de sociales. Lo de las residencias ha sido algo muy triste, de una gestión horrible, de una situación complicada, pero que se ha gestionado de una forma horrible y donde la vida de los mayores parece que no tiene valor. Es lamentable, sobre todo para los que nos estamos haciendo mayores.
También el desmantelamiento de la sanidad pública, en especial la atención primaria, que se ha demostrado crucial en la pandemia.
Hay muchísimos problemas de desigualdad, muchísima gente en exclusión, hay mucha disparidad en la renta entre municipios y también entre barrios. Brutal. No se ha avanzado en esto.
Ayuso dice que Madrid es lo mejor del mundo, pero no es verdad porque los datos nos dicen que no.
¿Es un modelo fracasado?
En España hay un problema de modernización y productividad. La Industria está empezando a ser antigua. La cerámica, el automóvil, las herramientas y piezas metálicas del País Vasco. Es una industria que es muy potente, pero un poco antigua, que ha hecho poca innovación.
Afirmó hace unas semanas que Portugal y España eran el flotador de la zona euro.
Han tenido un crecimiento en el año 2023 muy superior a la media de la zona del euro, y eso ha permitido que la zona del euro no entre en recesión. Si no hubiera sido por Portugal, España, Italia y otros países, la zona del euro estaría en recesión.
Lo cual es novedoso porque generalmente somos acusados al revés. Nosotros, los países del sur de Europa, los que hacen que la Europa crezca menos y que dependemos de los presupuestos de los países ricos del norte y ahora está siendo al revés. Eso es muy bueno para los países como España.
¿Se va a mantener este año?
2024 no va a ir tan bien como el 2023, pero espero que en la segunda parte del año mejore cuando los tipos de interés comiencen a bajar. No se sostienen con ni con la situación de la inflación ni con la situación cíclica, digamos, de la Zona Euro que está muy mal.
Si bajan, ayudará a a un mejor crecimiento económico en la segunda mitad del año.