La manosfera o cómo el machismo quiere derribar en la red los logros del feminismo

La manosfera o cómo el machismo quiere derribar en la red los logros del feminismo

Los mensajes de odio que se transmiten en este ambiente y mediante estos canales dificultan el activismo feminista.

El odio hacia el feminismo se ha incrementado en redes sociales en lo que se conoce como manosfera

Mensajes como “mala madre”, “te tendrían que quitar a tu hijo” e incluso “ojalá te degollaran en la calle como la puta cerda que eres” son solo algunos de los que recibió la activista Pamela Palenciano en redes sociales con motivo de sus mensajes feministas y contra la violencia de género y de su monólogo No solo duelen los golpes, que incluso llegó a estar censurado por algunas comunidades autónomas en las que gobierna Vox.

Su caso no es el único. Su nombre se soma al de numerosas activistas como Cristina Fallarás, Irantzu Varela y rostros conocidos como Candela Peña, que recibió numerosas amenazas para ella y su hijo, Cristina Pedroche, que también fue amenazada de muerte, e incluso Sara Sálamo, que ha vivido el acoso en redes sociales a raíz de los partidos de su marido el futbolista Isco Alarcón.

La violencia en redes sociales está a la orden del día en todos los ámbitos, pero es aún más fuerte contra las mujeres. A pesar de vivir en un momento en el que en España el feminismo ha alcanzado hitos como la aprobación de la ley del sí es sí o la ley LGTBI, el fenómeno machista en redes no hace más que expandirse en canales de YouTube, Twitch o grupos de Facebook donde se difunden abiertamente mensajes misóginos y machistas.

Este ambiente se conoce como manosfera (del término “man” y “esfera”) y es un fenómeno que incluso ha generado investigaciones que se han centrado en su influencia. Según el Informe HOPE no odio de 2020, la manosfera influye en las creencias de los más jóvenes sobre el feminismo. “Los niños repiten los puntos de conversación de la manosfera en la escuela e incluso acosan a las maestras”, apuntan. “El informe encontró que el 50% de los hombres jóvenes de entre 16 y 24 años cree que el feminismo dificulta que los hombres tengan éxito”, añaden.

En España, la investigadora y socióloga de la Universidad Complutense de Madrid, Elisa García-Mingo, ha indagado en este espacio en su estudio Jóvenes en la Manosfera. Influencia de la misoginia digital en la percepción que tienen los hombres jóvenes de la violencia sexual del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fundación FAD Juventud.

Un posmachismo vinculado a la extrema derecha que intenta frenar los avances feminismo

García-Mingo quiso fijarse en este fenómeno, no solo porque se ponga el foco en los perpetradores de la violencia y no en las víctimas o activistas como se ha hecho habitualmente, sino porque “muestra cómo es la sociedad contemporánea”.

“La estamos viendo en fenómenos como la polarización, las tecnoculturas tóxicas, los delitos de odio, las masculinidades digitales... Son fenómenos que nos interesan y que nos permiten llegar a esto”, explica a El HuffPost y matiza que en estos espacios se pueden ver “exuberantes” algunos de estos rasgos.

Prueba de la fuerza de la manosfera es que críticas o bulos contra avances feministas como la ley del solo sí es sí se conviertan en trending topic en Twitter con facilidad, que creadores de contenido como El Xokas puedan lanzar discursos como el que hizo bromeando con que un amigo suyo ligaba con chicas borrachas o que Naim Darrechi cuente como anécdota que se quitaba el preservativo mientras sin el permiso de sus parejas mientra mantenían relaciones. En la manosfera estos discursos hacen frente a los avances feministas.

Para García-Mingo este espacio no es un “internet masculino” sino que lo define como “una suma de espacios digitales (blogs, canales de YouTube, Twitch…) en los que se comparten ciertos postulados sobre la masculinidad y, sobre todo, ciertos postulados antifeministas y, en algunos casos, también misóginos”.

“Nos interesaba la manosfera porque solemos tratar violencia de género, concretamente violencia sexual contra mujeres y niñas y nos dábamos cuenta que había una fuente de discursos que estaba banalizando la violencia de género o negándola diciendo que es un invento ideológico y nos cuestionábamos de dónde vienen estas ideas”, explica la experta.

Para ella “es muy importante saberlo porque están frenando el discurso por la igualdad y todas las políticas públicas de erradicación de la violencia”. “Tenemos el pacto de Estado contra la violencia de género, un montón de políticas públicas… y hay una corriente negacionista de esta violencia”, añade.

Estás ideas antifeministas y misóginas de la manosfera, aunque se transmitan en redes sociales, también se transmiten o llegan a la tribuna política de la mano de la extrema derecha y de partidos como Vox.

Precisamente García-Mingo cree que este perfil, generalmente de varón joven, no es que crea que la violencia de género sea un “invento ideológico” sino que están suscribiendo el discurso de estos partidos que establece postulados como que “la violencia no tiene género”, que “no es tan grave” o que la inmigración juega un rol fundamental en la violencia machista.

Es habitual es el discurso de que ‘no pasa tanto, sale mucho en los medios, pero no es tan común’. Hasta que preguntas por casos cercanos y ves que empiezan a recordar le pasó a una amiga, a una prima, a una exnovia… Ahí entran en un reconocimiento del fenómeno
Elisa García-Mingo, socióloga e investigadora sobre la manosfera

“Los políticos han encontrado en oponerse a todo el tema del género parte de su columna vertebral ideológica”, apunta la especialista. García-Mingo ha visto que uno de los argumentos más repetidos entre estos adultos jóvenes es que “eso existe en otras partes del mundo, pero que aquí no pasa…”. “Hemos encontrado también el cruce de sexismo y racismo, que todas las manadas son como la de Manresa, que son MENAs, la idea del MENA violador, es una manera de negar el fenómeno…”, indica.

Además, recuerda que hay una especial inquina ante la ministra de Igualdad, Irene Montero, de la que llegan a decir despectivamente “el Ministerio de Irene Montero” y de la que cuestionan su lucro, al igual que de las víctimas de violencia de género.

La socióloga recuerda que la mayoría de ellos mantiene esa visión de desconfianza aparente hasta que se les presenta un caso cercano. “Es habitual es el discurso de que ‘no pasa tanto, sale mucho en los medios, pero no es tan común’. Hasta que preguntas por casos cercanos y ves que empiezan a recordar le pasó a una amiga, a una prima, a una exnovia… Ahí entran en un reconocimiento del fenómeno”, recalca.

Un espacio para los incels, cursos para ligar y padres por la custodia compartida

Dentro de la red y de la variedad de la manosfera, los discursos misóginos y antifeministas son diversos y llegan a varios perfiles de hombres, tanto de distinta edad, con distintos objetivos y distinto estrato socioeconómico.

“En la manosfera hay de todo. No hay un perfil concreto, depende del estrato de la manosfera o de los canales”, explica García-Mingo, quien recoge que hay “grupos de Facebook por los derechos de los hombres con 45.000 miembros, que son varones mayores, adultos de más de 40 años, que están más alineados con los derechos de los padres”. Tal y como detalla, estos hombres están muy preocupados por las “denuncias falsas”, quieren abolir la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género de 2014 o que creen que “están destruyéndole la vida a los padres o los maridos”.

Más allá de este perfil, García-Mingo reconoce otros como el tipo incel —denominación del inglés involuntary celibate hacia un tipo de hombre joven que socializa en foros como Reddit y que se caracteriza por el odio a las mujeres— o el que se conoce como MGTowMen Going Their Own Way, hombres que eligen su propio camino y que tienen un pensamiento anti-feminista de no necesitar socialmente a las mujeres—, ambos “más aislados poco politizados y que están mucho en los videojuegos, en los foros...”.

Otro tipo de hombre presente en la manosfera es el que García-Mingo define como el “gurú de la seducción”, como el conocido youtuber Álvaro Reyes que incluso ha sido denunciado por promover el acoso en sus cursos, y todos aquellos que le siguen. “Están en grupos de WhatsApp y aplicaciones de pago en los que les asesoran con qué foto de Tinder subir, que les enseñan a comprar ropa...”, añade. “Es un fenómeno en el que hay de todo: desde hombres que fardan o que ligan muchísimo a otros que no son célibes involuntarios, pero sí que comparten postulados de los incels de resentimiento con las mujeres, etc.”, explica.

Del mismo modo, a diferentes perfiles de hombres en la manosfera, les corresponden distintos tipos de violencia hacia las mujeres. García-Mingo considera que hay tres tipos de de violencia digital: una dirigida a mujeres de gran visibilidad pública (mujeres políticas como Irene Montero, artistas o activistas como Pamela Palenciano, deportistas...), la manosfera que actúa organizada de forma colectiva hacia las mujeres y la violencia sexual digital hacia las mujeres anónimas, como puede ser el acoso a través de redes sociales.  

Para la especialista, todos estos ataques están relacionados, ya que desde la manosfera se pueden hacer ataques a mujeres reconocidas o anónimas que han sido víctimas de violencia, como es el caso de la filtración de datos personales de la víctima de La Manada en Forocoches.

“La manosfera está promoviendo culturas tóxicas como todo este ambiente del odio, un ambiente troll mal entendido, que trasciende el troleo más divertido, irreverente o bizarro y es abiertamente violento, están contribuyendo a que estas tecnoculturas tóxicas tengan el impacto que internet sea un sitio muy hostil para las mujeres”, explica.

Tal y como recuerda la experta, estos mensajes “calan en muchos jóvenes que están conformando su intención de voto o su visión del mundo” y tiene mucho que ver en su percepción de “quién es la verdadera víctima” o “qué es el consentimiento”.

Cómo hacer frente a estos comentarios desde el feminismo

La presencia de estos variados perfiles en el espacio digital suele conllevar mensajes violentos y agresiones online. De hecho, según el estudio Las violencias machistas en línea hacia activistas publicado por la Fundación Calala Fondo de Mujeres en 2020, el 82,61% de las activistas feministas o LGTBI han recibido en alguna ocasión violencia en redes sociales. La red donde más violencia habían sufrido era Facebook, con un 73,37%, seguida de Twitter, con un 65,21%.

En muchos casos, tal y como recoge García-Mingo, esto conlleva la salida de las mujeres y activistas de los espacios online. “Se ha investigado mucho sobre videojuegos con perspectiva feminista, que son ambientes muy tóxicos para videojugadoras mujeres, ambientes muy misóginos, tiene como muchas implicaciones la existencia de esto”, explica.

Para Andrea Momoitio, activista feminista y LGTBI, periodista y coordinadora de Píkara Magazine, esta violencia la afronta con un “perfil cada vez más bajo”: “Opinando cada vez menos o apostando por crear otro tipo de contenido o relatos periodísticos donde estoy menos expuesta”. Aunque, tal y como se muestra en el estudio de la Fundación Calala, más de un 50% ha sufrido frustración, inseguridad e incertidumbre a raíz de estas agresiones. Algunas de estas encuestadas han llegado incluso a sufrir ansiedad aparece en el 40,76% de los casos; la tristeza y depresión, en el 35,87%, y el miedo, en el 30,43%.

Momoitio no cree que haya un auge del machismo, pero sí que estos mensajes misóginos y LGTBIfóbicos han encontrado un altavoz en Internet. “Aunque se escondan en un discurso de lo ‘políticamente incorrecto’, de lo ‘revolucionario’, de todo lo que no se puede decir, se topan de frente con creadoras feministas, transfeministas, peña queer, no binaria, que han encontrado en Internet un lugar en el que lanzar un discurso muy potente y super cañero”, explica.

Aunque se escondan en un discurso de lo ‘políticamente incorrecto’, de lo ‘revolucionario’, de todo lo que no se puede decir, se topan de frente con creadoras feministas, transfeministas, peña queer, no binaria, que han encontrado en Internet un lugar en el que lanzar un discurso muy potente y super cañero
Andrea Momoitio, activista feminista y LGTBI, periodista y coordinadora de Píkara Magazine

También ve difícil que las agresiones que se dan fuera de las redes lleguen a las calles porque tiene que ver con el anonimato, aunque no cree que esto se deba criminalizar porque también es una herramienta para las mujeres en peligro. “Gracias a eso nos han llegado muchos testimonios de mujeres que quizás de otra manera con su nombre y apellido no llegan. Aunque el anonimato ha ayudado a este discurso de odio, creo que acabar con él no es una de las soluciones porque perderíamos otras muchas voces diversas”, explica.

Para ella, los avances feministas han hecho que haya “más resistencia” a los mismos, aunque en su caso personal, lo que más ha sufrido no ha sido machismo sino “lesbofobia”, aunque esta violencia tiene gran relación con la misoginia y la violencia machista.

Entre los insultos y descalificaciones que más reciben las activistas, según el estudio de la Fundación Calala, están los insultos basados en el binarismo, la sexualización y cosificación de la mujer, el uso del terror sexual y las amenazas de agresiones sexuales o violaciones, la infantilización de las opiniones y las valoraciones sobre el aspecto físico.

A la hora de hacer frente a esta manosfera, cada vez más potente en redes sociales, ni García-Mingo ni Momoitio pierden la esperanza. Según recuerda la investigadora, también ha crecido el porcentaje de varones jóvenes que se consideran feministas, según la tercera oleada del Barómetro de juventud de la FAD. “Se encuentra mayor conciencia feminista en varones jóvenes, que están consternados y concienciados con la violencia hacia las mujeres”, explica y detalla que lo que esto provoca es un aumento en la polarización también entre los hombres.

Momoito por su parte cree que el colectivo LGTBI y las feministas están cogiendo también las riendas de las redes sociales y que mediante su propio discurso pueden hacer frente a la manosfera. “Es probable que cada vez hay un discurso más fuerte machista, pero cada vez hay un discurso más potente que le hace frente”, enfatiza.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es