Luz, taquígrafos... y auriculares: así ha sido el primer día con lenguas cooficiales en el Congreso
El Hemiciclo ha celebrado este martes el primer Pleno de su historia con permiso para intervenir íntegramente en catalán, euskera y gallego.
Un día histórico en el Congreso de los Diputados, algunos lo quisieron transformar en un día histriónico. La cámara baja celebró este martes, por primera vez en su historia, un Pleno en el que sus señorías podían dedicar la intervención íntegra a expresarse en una de las lenguas cooficiales: catalán, euskera o gallego.
Todo gracias al acuerdo que la Mesa del Congreso, con mayoría de izquierdas, alcanzó hace unos días para que este primer pleno de la legislatura reflejase la pluralidad lingüística del país. Las quejas de la derecha eran obvias: el pleno de este martes era para tramitar la reforma del reglamento que precisamente permitirá el uso de las lenguas cooficiales y se estaba empezando a aplicar antes de llegar a aprobarse.
Con estos mimbres ha arrancado la jornada en la Carrera de San Jerónimo, donde los independentistas y los partidos regionalistas llegaban contentos e incluso algunos entusiasmados, mientras que la derecha llegaba molesta e incluso, algunos, histriónicamente molestos.
Ni Oriol Junqueras, presidente de ERC, ha querido perderse un día tan simbólico que él mismo ha calificado de "histórico" y que ponía fin a "una anormalidad democrática". Coincidía en el calificativo Miriam Nogueras, portavoz de Junts. "Es un día histórico porque, por fin, aquí se respetarán los derechos de los catalanoparlantes", indicaba la diputada catalana, conocedora, como todos a esa hora —faltaba poco para el mediodía— de que el Consejo Europeo había pospuesto la decisión de incluir el catalán, el gallego y el euskera como lenguas oficiales de la Unión Europea.
Aun así, desde Junts han valorado el "esfuerzo" del Gobierno de España por intentar conseguir una de las exigencias de los independentistas a cambio de su voto favorable en una eventual investidura de Pedro Sánchez.
Pero para llegar a esa pantalla, primero hay que superar otras tantas. La investidura, previsiblemente fallida, de Alberto Núñez Feijóo, candidato del PP; y el pleno de este martes, el primero en la historia con auriculares, pinganillos, traducción simultánea y lenguas cooficiales copando el grueso de las intervenciones desde la tribuna.
Sobre las mesas de los diputados ya estaban dispuestos desde primera hora los dispositivos de traducción simultánea: unas petacas alargadas con unos auriculares enganchados para que sus señorías no perdieran ripio de lo que se decía en el Hemiciclo.
El PP pasa y Vox monta el 'show'
Sin embargo, su uso ha sido desigual. Así como los diputados de la izquierda han hecho un esfuerzo mayoritario por ponérselos, sobre todo cuando han intervenido los parlamentarios vascos; en la bancada de la derecha nadie los ha tocado.
Y no tenían intención de hacerlo, ya que Cuca Gamarra, portavoz del PP, ha reclamado sin éxito a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que no se aplicase el acuerdo que permitía hablar en este pleno usando las lenguas cooficiales.
La ultraderecha, por su parte, tenía un plan preconcebido que ha tardado muy poco en poner en marcha. No llevaba ni dos minutos hablando Xosé Ramón Gómez Besteiro, diputado socialista encargado de presentar la propuesta que se debatía y que se estrenaba como parlamentario, cuando la portavoz de la extrema derecha, María José Rodríguez Millán, se ha levantado y ha pedido la palabra, interrumpiendo a su compañero.
Lo ha hecho al escuchar cómo Gómez Besteiro comenzaba a hacer su intervención en gallego. La portavoz ultra ha intentado que Armengol le diera el uso de la palabra, pero esta no se lo ha concedido. "Deje hablar al señor Besteiro y tendrá la oportunidad de tener la palabra cuando le toque", le ha espetado.
No ha hecho falta, porque, según lo trazado, los parlamentarios de Vox se han levantado y, uno a uno, han ido dejando los dispositivos de traducción en el escaño del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ausente por encontrarse en la Asamblea de la ONU en Nueva York (EEUU).
Mientras lo hacían, se ha podido escuchar a varios diputados socialistas gritar "no hace falta que volváis" y "poneos a trabajar".
La fotografía de todos los auriculares apilados sobre el escaño, junto a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, ya forma parte de la historia del parlamentarismo español. Han tenido que ser los ujieres del Congreso quienes recogieran tremendo desaguisado.
El debate ha seguido con normalidad. Al menos, con la nueva normalidad. Mientras los diputados intervenían en las distintas lenguas, de fondo se escuchaba el sonido de la traducción simultánea saliendo de muchos de los auriculares. Algunos, mano en oreja, se enteraban así de lo que se iba diciendo. Otros, como Yolanda Díaz o la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, preferían mirar a una de las pantallas situadas a los lados del Hemiciclo donde se iba traduciendo al instante lo que se decía desde la tribuna.
El mayor uso de los auriculares ha llegado, como era de esperar, con la intervención de los parlamentarios vascos. Eso sí, sólo una mitad del Congreso lo ha hecho. La otra, la que no estaba ausente, la del PP, ha preferido no desenrollar los auriculares, por lo que, en su mayoría, no han prestado atención a lo que decían ni la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, ni el del PNV, Joseba Agirretxea. Algunos diputados incluso se han abierto un libro para entretenerse.
A ellos les ha precedido Gabriel Rufián, portavoz de ERC, que se ha convertido en el primer parlamentario en la historia en completar un discurso íntegramente en catalán en el Congreso.
El portavoz republicano ha defendido la normalidad de hablar en catalán y ha rechazado la idea de quienes lo consideran "una falta de respeto". Para demostrarlo, ha enumerado una serie de anglicismos que todo el mundo aplica en su día a día en España. "¿Les suena? ¿Las usan? ¿Y son el catalán, el aranés, el euskera o el gallego las que amenazan su lengua?", ha preguntado.
Rufián ha reprochado a la derecha que critique esta iniciativa asegurando que "no les molesta que se hablen" las lenguas sino "lo que representan", y ha añadido que esta histórica sesión plenaria no puede ser "una victoria". "Me niego a que sea una victoria. Me niego a que nuestra lengua y nuestra cultura necesite de perdedores. Aquí no hay perdedores, como mucho, ignorantes".
También había intervenido antes Marta Lois, también novata en el Congreso, como portavoz de Sumar. La parlamentaria gallega ha citado las palabras de un ilustre diputado de su tierra, el republicano Castelao: "No somos separatistas. Porque si separatismo viene de separar, separatista será quien no quiera que el gallego sea un idioma español".
Visiblemente emocionada con su portavoz, Yolanda Díaz iba arrancando los aplausos de los suyos para arroparla. Más aún cuando Lois enfurruñó al PP al referirse a ellos como "una minoría que es la España en blanco y negro" y a los que criticó por "llamarse constitucionalistas" y votar en contra de avances sociales como el divorcio o el matrimonio entre personas del mismo sexo.
"El avance en la territorialidad es una condición de posibilidad del avance social", ha dicho Lois, quien ha asegurado que "las lenguas, como los derechos, no compiten entre sí" y ha aventurado que, antes de acabar la legislatura, habría diputados del PP que hablarían en euskera. Qué tino.
Hora y media después de irse, los diputados de la extrema derecha han vuelto para escuchar al único parlamentario de Unión del Pueblo Navarro, que ha criticado el uso de las lenguas cooficiales asegurando que éstas se usan como arma política. Una intervención que ha cosechado los aplausos de Vox y del PP.
Precisamente por los populares ha llegado después el turno de Borja Sémper, que se estrenaba como diputado y que no tardó mucho en dar la razón a la portavoz de Sumar. Porque, para sorpresa de muchos y pese a la petición que había hecho Gamarra para que no se hablase en ninguna lengua cooficial, el diputado vasco comenzó a mezclar su intervención en castellano con el euskera.
Rápidamente, los parlamentarios de Vox, como impulsados por un resorte, decidieron levantarse de sus escaños. Al menos, así lo decidieron Santiago Abascal, su presidente, y los principales portavoces. Al resto, sorprendidos, les costó más abandonar el Hemiciclo.
Esta escena provocó un notable pitorreo entre los parlamentarios de la izquierda. En la bancada de los ministros el jolgorio era notable viendo el espectáculo. La derecha, totalmente desorientada, se partía en dos con sólo unas pocas palabras pronunciadas en gallego y otras tantas en euskera. Lo cierto es que a Feijóo no terminan de salirle las cosas en el Congreso. Primero, la pérdida de apoyos el día de la constitución de la Mesa. Y ahora, este desbarajuste entre lo que dice su portavoz y lo que pronuncia uno de sus diputados.
Para colmo, horas antes, desde Génova, el propio Sémper había dicho que utilizar las lenguas cooficiales en el Congreso era "hacer el canelo". No han tardado en recordárselo, tanto desde la tribuna como desde las redes sociales.
Tanto Sémper, en su intervención, como Rodríguez Millán, otra novata, en la suya, han señalado que la iniciativa de las lenguas salía adelante como exigencia de los nacionalistas a la izquierda. La portavoz de Vox ha ido más allá al asegurar que se estaba persiguiendo al castellano en el Parlamento.
Terminada la sesión, y con la iniciativa tramitándose por la vía urgente —será aprobada este jueves en la votación definitiva—, sus señorías abandonaban un primer pleno de la legislatura marcado por los nuevos rostros, los nuevos sonidos y los nuevos modos. En dos días, un nuevo episodio de la nueva vida en la Carrera de San Jerónimo.