Cataluña encara el 12-M con el independentismo alejado del debate
Después de una década siendo el tema protagonista, los partidos políticos han centrado el debate en asuntos que más preocupan a la ciudadanía, como la sequía, la vivienda o la política fiscal.
Si en las últimas elecciones vascas fue la victoria del Athletic en la Copa del Rey lo que puso en pausa el inicio de la campaña electoral, en Cataluña quien pulsó el botón de receso fue el presidente del Gobierno. Poco más de un día antes del inicio de la contienda electoral, Pedro Sánchez quiso pararlo todo y tomarse unos días para decidir si merecía la pena seguir o no al frente del Ejecutivo. La campaña electoral catalana permaneció unos días en una suerte de posición de espera. La pregunta que rondaba las cabezas de quienes aspiran a liderar el futuro de Cataluña no era tanto qué pasaría con Sánchez, sino cómo afectaría su decisión, sobre todo en un momento en el que quedan apenas unos días para la aprobación de la amnistía.
Sánchez se quedó y los partidos catalanes trataron de recobrar la normalidad de una campaña anómala en muchos aspectos. Pese al camino hacia la normalización política, lo sucedido en los últimos años aún se nota. Tanto es así que el candidato de Junts, Carles Puigdemont, se vio obligado a hacer campaña a pocos kilómetros de Cataluña, en Francia, ante el riesgo de ser detenido si entraba en el país. No obstante, como también sucedió en las vascas, la soberanía y los diferentes proyectos de independencia quedaron en segundo plano frente a asuntos como la fiscalidad, la sequía, la vivienda, las infraestructuras y, sobre todo, los posibles pactos electorales con el candidato del PSC, Salvador Illa, como favorito en todas las encuestas.
A su cierre, la campaña catalana apunta a un escenario colmado de dudas. El independentismo batalla por revalidar la mayoría parlamentaria de los últimos años, pero incluso si fuera así se desconoce si terminarían gobernando. Illa, por su parte y siempre y cuando le den los números, podría optar por un Gobierno con ERC y los Comuns. O con Junts, incluso con el Partido Popular como llave. Más allá del veto acordado entre ERC, PSC, Junts, CUP y Comuns a la ultraderecha que representa Aliança Catalana, por quién decantará cada uno la balanza a partir del domingo es todavía incierto. Es tal la incertidumbre que no se puede despreciar siquiera la posibilidad de nuevas elecciones.
Atendiendo a las encuestas, todo apunta a una victoria de Illa y a un crecimiento de Puigdemont, que podría superar al candidato de ERC, Pere Aragonés. El Partido Popular aspira a ser cuarta fuerza, aprovechándose de la desaparición de Ciudadanos y tratando de captar el voto de Vox mediante la apropiación del discurso ultra de los de Santiago Abascal. La candidata de Comuns, Jessica Albiach, busca ser necesaria para un Gobierno progresista manteniendo unos resultados muy similares y la gran sorpresa podría ser Silvia Orriols, la candidata de la ultraderecha independentista. Atendiendo a las encuestas, no obstante, también se observa un gran porcentaje de voto indeciso, hasta un 40% no tiene el voto claro según el último CIS. De nuevo, las dudas.
Pese a que Illa se muestra convencido de su victoria, en Junts creen que están cada vez más cerca del candidato socialista. Centrar su candidatura en Puigdemont, que avisó de que abandonaría la primera línea política si no era investido presidente, ha sido un acierto, creen en Junts. Tanto es así que, a apenas unos días de terminar la campaña, decidieron cambiar la ubicación de su acto de cierre, de Barcelona a Elna, para asegurar la participación presencial de su candidato. Convencidos de que el empate técnico en el independentismo se volcará en su favor, confían en alcanzar al PSC. Pero, aun siendo así, todo seguiría dependiendo de ERC que, incluso siendo tercera fuerza, podría tener en su mano el futuro de Illa y Puigdemont.
Más allá del resultado electoral del domingo, la carambola de pactos electorales puede tener un efecto mariposa que acabe sacudiendo el Congreso. Todos los líderes nacionales se volcaron con sus candidaturas al final de campaña, conscientes de que la estabilidad del Gobierno de coalición puede estar en juego. Por donde se incline Illa, si por Junts o por ERC, si estos no gobiernan de manera conjunta, puede determinar el apoyo de estas dos formaciones a las medidas que busque sacar adelante el Ejecutivo.
Estas elecciones sí contemplan, de todos modos, una certeza, la de que Cataluña parece haber pasado al menos una página después de una última década con la independencia como tema central. Cómo serán los años venideros lo decidirán en las urnas los catalanes y las catalanas este domingo.