Cataluña y el 12-M: de la 'piedra' que partió al independentismo al 'tsunami' de la amnistía
El fracaso de los presupuestos, con la polémica del proyecto de 'Hard Rock' en el centro, abre un nuevo escenario en el que la amnistía jugará un papel clave... y Puigdemont otro.
La historia empieza a ser rutina: Cataluña vuelve a las urnas en unas elecciones anticipadas. Esta vez ha sido Pere Aragonès el encargado de anunciar el adelanto electoral, para el 12 de mayo, en un momento crítico. El último gran choque interno del independentismo entre ERC y Junts llega en pleno fuego por la amnistía en el Congreso de los Diputados. Su camino legal marcará no sólo la campaña; quizás hasta los nombres en liza, con Carles Puigdemont en el centro de todas las miradas. De momento, ya se ha dejado querer con su posible participación...
Pero antes del futuro, toca mirar al pasado reciente, a qué ha provocado la comparecencia de urgencia del presidente catalán este miércoles. La caída en desgracia de los presupuestos acordados entre ERC y PSC —las dos fuerzas mayoritarias salidas de las urnas en 2021, con pírrica victoria para los socialistas— ha sido la muleta en la que Aragonès se ha apoyado y nace de un eje fundamental, el megaproyecto de ocio de Hard Rock en la región.
El asunto lleva años enfrentando al independentismo y las formaciones cercanas al Govern a cuenta de unos terrenos entre Vila-seca y Salou (Tarragona), donde el grupo internacional busca construir un macrocomplejo de juego y apuestas. Una especie de 'Eurovegas' que la Justicia catalana paralizó en 2020... y que cuatro años después sigue sin tener certezas de su definitiva construcción.
Esta vez, los más beligerantes han sido los comunes, cuyos ocho escaños eran necesarios para que salieran adelante las cuentas a condición de paralizar del proyecto. En este tiempo, el Gobierno autonómico ha alegado no poder frenar la tramitación del Plan Director Urbanístico que debe regular los terrenos previstos para esta iniciativa privada. Pese a evidentes discrepancias de algunas voces internas, el Ejecutivo regional insistía en que la 'mayoría parlamentaria' era favorable a un proyecto nacido en tiempos de Artur Mas. Al menos, hasta ayer.
Porque en anteriores ocasiones, como remarca EFE, los comunes habían avalado presupuestos con el complejo de ocio ya en marcha, pero al ver cercana la aprobación de dicho plan director, han dicho 'basta', amparándose en diversas reticencias y lo que consideran como un riesgo de agravamiento de la sequía que sufre la región. En caso de que el plan saliera adelante, el siguiente paso sería ya la firma del contrato de compraventa de los terrenos, por un mínimo de 120 millones.
Hard Rock, aunque sea la más 'pesada', no es la única 'piedra' en el camino de un Govern que ha ido encadenando controversias, con enfrentamientos entre ERC y Junts a caballo entre Madrid y Cataluña, incluida la salida del Gobierno de Junts tras el cese del que fuera vicepresidente Jordi Puigneró en septiembre de 2022. Desde entonces, el enfrentamiento ha sido evidente, como con la reforma fiscal exigida por los post-convergentes, el grave problema de la sequía o las críticas por la "inacción" que achacan al gabinete de Aragonès a un lado y otro del espectro ideológico.
Lo que viene: el 'tsunami' de la amnistía y el factor Puigdemont
El movimiento abre un frente de posibles consecuencias en un momento crítico, a horas de que el Congreso apruebe la ley de amnistía con el voto conjunto —aquí sí— de ERC y Junts junto al PSOE. Pese al seguro bloqueo del Senado, el texto regresará a la Cámara Baja, donde se espera su final aprobación. Pero los plazos legislativos son los que son y las urnas llegan en apenas dos meses. De hecho, el propio Carles Puigdemont ha apuntado que la aplicación de la nueva norma podría ser más tardía, "a finales de mayo".
La sospecha entre la oposición de que Aragonès haya adelantado los comicios a un marco temporal en el que la amnistía aún no haya surtido efecto es evidente y la ha verbalizado en apenas minutos Junts. Su secretario general, Jordi Turull, ha acusado al presidente catalán de electoralismo por su movimiento.
"Un cálculo que quizás les salga mal", añadía Turull dejando interesadamente una incógnita en el aire, su candidato. Sin mencionar el nombre de Carles Puigdemont, no ha dudado en soltar que "todos saben quién queremos que sea" y que "podría ser el que todos están pensando que sea".
En su primera aparición tras el adelanto, esa persona de la que usted me habla se ha dejado querer, agarrándose a una posible inmunidad especial para él anterior a la entrada en vigor de la amnistía. Legalmente, Carles Puigdemont no está inhabilitado, ya que sólo pesa una orden de detención sobre él. Pero, tal y como están las cosas en este momento, si pusiera un pie en España podría ser detenido.
Sabedor de ello, el expresidente fugado no ha dudado en afirmar que "con el calendario que propone el presidente Aragonés es evidente que podré estar presente en el debate de investidura y me haría mucha ilusión", sin dar una respuesta a la repetida pregunta de los medios en su breve comparecencia desde Estrasburgo. "El día que tome la decisión la comunicaré, es todo muy prematuro", ha rematado el actual eurodiputado, que vuelve al foco... si es que algún día salió de él.
La 'fotografía' de las últimas encuestas
Entre medias del pasado y el futuro, el presente electoral, reflejado en forma de encuestas. Hasta ahora, las más recientes dejan una imagen clara, el predominio de PSC y ERC sobre Junts.
Los últimos sondeos del Institut de Ciències Polítiques i Socials (ICPS) y el Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), los dos grandes en el territorio, reparten la potencial victoria a republicanos y socialistas, respectivamente, marcando ambos distancia sobre los post-convergentes.
Fuera del gran titular de la victoria, también coinciden en prever un aumento de representación del PP como 'primero de los otros', así como el mantenimiento de En Comú-Podem, la caída de Vox y CUP y el hundimiento total de Ciudadanos.
Pero dichas encuestas veían la luz cuando la amnistía aún era un tema de debate, no una realidad parlamentaria. En las próximas semanas todo puede cambiar... y más hablando en Cataluña.