El metano, el principal enemigo del planeta: 80 veces peor que el CO2 y los gobiernos no le prestan atención
"Hay que reducir sus emisiones entre un 40 y un 45% de forma inmediata".
A día de hoy, pocos se atreven a afirmar que el cambio climático es una invención. Aunque los motivos pueden ser de lo más diversos -métodos de producción masivos, emisión descontrolada de gases por parte de las fábricas o potencias que se niegan a reducir sus emisiones-, los datos no engañan y son, ante todo, preocupantes.
Aunque las emisiones de CO2 se consideran el principal problema que lleva años afectando de manera irreversible la capa de ozono, debido al efecto invernadero que generan, hay otro gas del que se habla menos pero es mucho más dañino e influyente en el calentamiento global que el dióxido de carbono.
Se trata del metano y según los expertos, es 80 veces más perjudicial para la atmósfera que el CO2. El principal problema radica en que, durante dos décadas no se le ha responsabilizado de dicho cambio como se debería, al esquivar y evadir todo tipo de reglamentaciones internacionales para la protección del clima.
Un informe publicado por One Earth el pasado 19 de mayo, alerta de que, tras un exhaustivo trabajo de estudio e investigación, se ha concluido que las medidas contra la emisión de este gas son, a todas luces insuficientes para frenar su impacto real en el mundo. De hecho, solo el 13% de las emisiones se encuentran cubiertas por las políticas de mitigación directa.
El objetivo de reducir 1,5ºC, una quimera
En este sentido y con la intención imperiosa de reducir 1,5ºC la temperatura media del planeta como objetivo fundamental, como se recoge en el Acuerdo de París, las emisiones de metano deberían reducirse entre un 40 y un 45%, según la Evaluación global de metano de 2021.
Para lograr este objetivo es obligatorio que los gobiernos de los principales países emisores adopten medidas de control para reducir su emisión con mayor precisión.
“La necesidad de estrategias integrales y específicas de mitigación de metano se destaca en un creciente cuerpo de literatura. Pero las emisiones de metano están aumentando más rápido que en cualquier otro momento desde la década de 1980”, aseguran los expertos en política ambiental Maria Olczak, Andris Piebalgs y Paul Balcombe de la Universidad Queen Mary de Londres/Environmental Defense Fund Europe, la Escuela de Regulación de Florencia del Instituto Universitario Europeo, y la Universidad Queen Mary de Londres, respectivamente.
Revisión urgente y necesaria
En su misión, el equipo de investigadores revisó 281 políticas de los sectores que más metano producen: energía, desechos o agricultura, fundamentalmente. En esta investigación descubrieron que las políticas impulsadas por los distintos gobiernos difieren muchísimo entre unas regiones y otras y que, en la mayoría de los casos son insuficiente, principalmente por que se basan en datos erróneos.
Esto se debe a que los cálculos de emisiones de metano, parten de estimaciones de gases de efecto invernadero no declaradas, además de ser datos privados y que no son publicados
Por todo ello, los investigadores aseguran que para llevar a cabo una actuación efectiva sobre el problema, se requiere "un mayor apoyo social y consenso político. Sin embargo, la reducción de metano todavía se percibe como una opción en lugar de una necesidad que complementa los esfuerzos de descarbonización".
Para que todas estas investigaciones lleguen a buen puerto, deberán ponerse sobre la mesa y evaluarse en Dubai, lugar donde tendrá lugar "el primer progreso colectivo hacia los objetivos del Acuerdo de París", concluyen los expertos.