Murcia se auto castiga con el exterminador cangrejo americano
'Efecto tenaza'.
La introducción de especies foráneas en ecosistemas que no son propios de ellos acostumbra a ser una pésima idea. Sin embargo, la realidad es que a lo largo de la historia esta ha sido una apuesta por parte de algunos países que querían combatir a otro tipo de animal o que, por cuestiones comerciales, buscaban una nueva vía de riqueza.
Esa última opción, la de explorar nuevas especies para su explotación y comercialización, la tomó la Región de Murcia a mediados de la década de los 60, con la introducción de una nueva en aguas del Guadalquivir. Spoiler: salió mal.
Hablamos pues, de la llegada y posterior proliferación del conocido como Procambarus clarkii. Aunque quizás se le conozca más por su nombre común, el cangrejo rojo de río americano típico del sureste de EEUU -fundamental en la cocina de Nueva Orleáns, por ejemplo-.
¿Cuál ha sido el impacto del cangrejo rojo americano en Murcia?
En este sentido, esta especie de crustáceo decápodo perteneciente a la familia Cambaridae, fue llevado a las aguas de dicho río en los sesenta, haciendo honor a su característica de rápida extensión. Este rápido avance no se debió únicamente a las buenas condiciones del entorno para que se produjese, también vino de la mano de su explotación comercial.
Este cangrejo se vendía vivo en las pescaderías y hubo quien acabó soltándolo. Spoiler: mayor error aún. ¿Por qué? Porque la proliferación de esta especie invasora constituía una auténtica amenaza para los sistemas de irrigación de los arrozales. También es nocivo para la flora acuática y el lecho del río, al alimentarse este mediante un sistema de escarbado que puede ser muy agresivo con la vegetación y alterar el medio.
Esa es solo la primera pata de un problema que persiste a día de hoy. Su alimentación es la otra gran clave. Le gustan los huevos y larvas, pero también incluso los renacuajos -anfibios-, por lo que estos sirvieron de trampolín para que se multiplicasen los cangrejos.