Los científicos admiten un error que ha durado 38 años con el planeta más cercano a la Tierra
Las conclusiones publicadas en un nuevo estudio podrían echar por tierra la concepción que se tenía acerca de Urano.
Un reciente estudio publicado en la revista especializada Nature Astronomy, ha desvelado algunos datos, hasta ahora desconocidos, sobre determinados aspectos del séptimo planeta de nuestro sistema solar, Urano.
Este planeta siempre ha levantado una curiosidad mayúscula por parte de los científicos y astrónomos por sus características tan particulares, aunque lo desvelado en este nuevo estudio podría tirar por tierra muchos de los conocimientos que se creían ya asimilados acerca de Urano.
Para comprender de donde viene esta curiosidad y estos conocimientos supuestamente erróneos, hay que remontarse hasta el año 1986, cuando tuvo lugar el vuelo de la nave Voyager 2 alrededor de Urano, conocido como el planeta de hielo. Precisamente este concepto podría ser una de las grandes equivocaciones históricas acerca de este planeta, ya que ahora se ha descubierto que la imagen captada por la nave en los 80 podrían haberse visto condicionadas por un evento cósmico puntual.
Uno de los factores tan intrigantes en torno a Urano era el de su campo magnético, particularmente asimétrico, así como su magnetosfera supuestamente libre de plasma. Todos estos conceptos podrían volar por los aires gracias a un nuevo análisis por parte de los investigadores, que se dieron cuenta de que la Voyager 2 habría pasado por Urano justo después de un intenso evento de viento solar.
El efecto de estos vientos habría provocado que se comprimiera y distorsionaran las magnetosferas del planeta, modificando de forma temporal la estructura de su campo magnético y reduciendo la densidad del plasma. En otras palabras, la realidad habitual y la apariencia de Urano no sería la captada por la Voyager 2.
¿En qué se pueden traducir estos nuevos conocimientos?
Pues bien, principalmente, esta nueva concepción en torno a Urano podría tener implicaciones mucho más directas respecto a nuestra comprensión sobre sus lunas. Y es que, en base a las imágenes de la Voyager 2, la comunidad científica llegó a la conclusión de que las lunas de Urano estaban geológicamente inactivas, pero la magnetosfera del planeta podría ser más dinámica y rica en plasma de lo que se podría pensar en un principio, viéndose sometidas a un bombardeo mayor de partículas cargadas, pudiendo generar suficiente calor para mantener los océanos de agua líquida bajo la superficie helada en algunas lunas.
La presencia de agua es fundamental para que haya una posibilidad de surgimiento de vida en el lugar, por lo que en caso de que este nuevo estudio confirme esta información, las lunas tendrían una importancia mucho mayor.