La ciencia desvela una piedra clave con propiedades disponible en España
Este descubrimiento podría acelerar la tan ansiada transición ecológica a nivel mundial.
El objetivo prioritario por gran parte de los países a nivel mundial es el de frenar el cambio climático. La rápida (y obligada) transición que está teniendo lugar en la mayoría de los países occidentales tendencia y que aboga por las energías renovables, podría haber encontrado un gran aliado.
Se trata de una piedra volcánica y que está presenta en casi todos los países del mundo: el basalto. Según un último estudio científico, esta piedra podría ser una de las soluciones para contener y frenar este cambio climático así como las terribles consecuencias del efecto invernadero.
Para comprender la utilidad que tendría el basalto en el proceso hay que destacar que, a lo largo de los años, el modo de producción implementada en el mundo -explotación intensiva- ha provocado que la tierra pierda poco a poco sus nutrientes, al tiempo que emite ingentes cantidades de gases contaminantes al utilizar maquinaria pesada.
Con el objetivo de frenar esta pérdida de nutrientes y combatir la acidez de la tierra, una práctica muy extendida entre los agricultores es la de esparcir por sus campos piedra caliza. Una práctica que podría verse relegada si se termina por confirmar los últimos estudios sobre el basalto.
Los beneficios de utilizar esta piedra son varios y estos se deben a que el basalto se crea después de que el magma volcánico se haya enfriado, lo que provoca que conserve una gran cantidad de nutrientes que son muy beneficiosos tanto para la tierra como para absorber el carbono de la atmósfera.
Una posibilidad que continuará estudiándose
Pese a que todo apunta a que se trata de un descubrimiento muy positivo, ahora surge un problema: conseguir que los agricultores cambien sus costumbres y vean con buenos ojos esta nuevo método.
Según se apunta en The Wired, para el año 2028 se prevé que el basalto haya acabado con 154.000 toneladas de dióxido de carbono. Estos datos, aunque optimistas, son todavía prematuros, y los científicos esperan continuar investigando todos los aspectos tanto positivos como negativos, con el objetivo en el horizonte de las cero emisiones en el año 2050.