La cena de investidura fallida
En Viridiana, el restaurante de Abraham García, han debatido mientras disfrutaban de su excelente cocina varios de los presidentes españoles. Imaginemos que, tras la segunda votación, sentamos a los líderes a cenar juntos porque, como apunta Abraham, más les valdría negociar ante un buen menú del que siempre salen los mejores pactos.
En Viridiana, el restaurante de Abraham García, han debatido mientras disfrutaban de su excelente cocina varios de los presidentes españoles. Adolfo Suárez, "un hombre que caía bien a todo el mundo como si estuviera por encima de las ideologías", Calvo Sotelo, "que pese a su aparente laconismo tenía un gran sentido del humor en las distancias cortas y era hombre de buen gusto, como prueba su afición por las carreras de caballos", Felipe González, "con ese aire de dandy de telenovela, excelente conversador" y Rajoy quien, "como corresponde a un gallego, disfruta de la mesa".
Hemos convencido al hombre que revolucionó la cocina durante la Transición. A quien, como pionero de la fusión, no le importó pactar con la despensa del mundo para que asistiera a esta investidura fallida, la que debía haber marcado el inicio de esa segunda Transición de la que tanto hablan los líderes, para idear un menú inspirado en lo que ha visto y escuchado en el hemiciclo.
La periodista Pilar Portero con Abraham García en el Congreso
"A veces, en cocina, los elementos más dispares acaban apareándose. Pero ante la perspectiva de un mal guiso o recurrir a la olla express, siempre prefiero un plazo más cocinado en cazuela de barro. Me parece grotesco que haya que seguir todo este proceso y volver otra vez a cocinar lo mismo. ¡Qué poco digerible! Hasta lo del beso me parece blando, porque como los callos, o son con lengua o no son", dice Abraham tras presenciar el debate.
Imaginemos que, tras la segunda votación, sentamos a los líderes a cenar juntos porque, como apunta Abraham, más les valdría negociar ante un buen menú del que siempre salen los mejores pactos.
"De entrante, en honor a un catalán de madre andaluza como Albert Rivera, chacinas catalanas y una ensalada de cítricos con bacalao -porque a cortar el bacalao es a lo que aspiran todos- y un alioli de membrillo con poquito ajo por si hubiera que besarse de nuevo. Es admirable lo que se puede hacer en Cataluña con un cerdo común.
De primer plato, como homenaje a Rajoy, haría una sopa considerando que el culto por el cocido es tal en Galicia, que hervor y fervor son sinónimos. Dejaremos los percebes y las centollas para mejor ocasión, ahora que la austeridad es la norma. Una sopa con frutos del mar, grelos que aún no están caducados -en el hemiciclo hoy se han hecho varias alusiones al reloj cuando en el campo, el tiempo se mide por el cuco- y su toque de unto.
De segundo plato, dada la pelea de gallos entre dos madrileños de barrios tan populares como Tetuán y Vallecas, un buen gallo de corral - que es lo que parecen en el hemiciclo aunque no ejerzan la poligamia- en pepitoria.
Para acabar el festín, una queimada dado que hemos asistido a unos fuegos fatuos".