Desnacionalizando #Bankia
Hay que esperar. Pero no conozco ningún Estado que en diez meses haya conseguido estabilizar una entidad sintémica, fundamentalmente de crédito hipotecario y a PYMES, en un país en doble recesión continuada, y con la quiebra de uno de los sectores vectores del hasta entonces crecimiento del PIB: la construcción.
El Estado - entendido por el que somos todos- acaba de empezar a vender su partición adquirida a través del FROB en Bankia. Lo ha hecho vendiendo el 7,5% del 88,3% que tenía gracias a la inyección de 10.620 millones de euros el pasado mes de mayo del 2013. El FROB compraba esta participación de BFA -la matriz de Bankia- casi un año casi después de que Goirigolzarri llegase a la Presidencia de Bankia y pidiera 22.500 millones de euros.
El Estado inyectó directamente 22.500 millones de euros aproximadamente por el 100% de BFA. Un año después el FROB adquirió el 68,3% de Bankia por 10.700 millones de euros. Esta parte, la que el FROB controla en Bankia a través de BFA, es la que ahora empieza a salir a la venta. Teniendo en cuenta que el FROB compró a 1,38 euros la acción y que la ha vendido a 1,51 euros, ha obtenido unas plusvalías de 301millones de euros netos para BFA. El precio final de la operación de colocación entre inversores institucionales, con el compromiso por parte del Estado de no vender más en 90 días, ha sido de 1304 millones de euros, algo por encima de las estimaciones que hacía el mercado. El FROB ha recuperado un 12% de lo que invirtió, y se incrementa el capital circulante que era prácticamente cautivo en un 32%.
También hay que entender que BFA no solo es Bankia, cuenta con otros activos como un paquete importante en Iberdrola y en Mafre. Si hacemos la cuenta de los 22.500 millones de euros puestos en la capitalización de Bankia totales, efectivamente, el Estado tiene minusvalías, pero en estos momentos hablamos de la participación del FROB en Bankia a través de BFA, y no de la venta de BFA.
¿Y todo esto qué significa? Pues implica dos cosas, la primera que hay efectivamente interés institucional inversor por entrar en España y no solo, también por entrar en el capital de la institución que fue el buque insignia del Colapso económico de España. El 99,9% se ha colocado entre inversores institucionales internacionales. En segundo lugar dice mucho, y bien, de la actuación de los actuales gestores de Bankia, que en tiempo record -menos de dos años-, han conseguido sacar a flote una institución que no valía nada. Es más, tenía un agujero de 22.400 millones de euros.
Es cierto que yo siempre me opuse a la nacionalización de Bankia. Siempre he defendido que los acreedores tendrían que haber sufrido una quita importante y que habría que haber vendido/subastado la entidad porque el coste de generación de recursos para salvar a Bankia ha supuesto la detracción de un montón de (otros) recursos públicos que podrían haber sido destinados a cubrir diferentes necesidades (máxime en tiempos de crisis).
Pero en 2012 se impuso la opción salvar a la entidad sistémica del que un año antes era el "sistema financiero más sólido del mundo". Finalmente se está empezando a recuperar algo del dinero puesto -que ya es una buena noticia-, porque en realidad no hemos visto nada de lo metido ni en las Cajas gallegas, ni en las catalanas, ni en el Banco de Valencia o tras el colapso de Caja Castilla-La Mancha. La única operación de fusiones de cajas de ahorros que no ha costado un solo euro al contribuyente, según los principales ejecutivos de la propia Caixa, ha sido la absorción de Banca Cívica.
La operación de Bankia, efectivamente, a éstos precios no permite la recuperación total del dinero que se utilizó para la capitalización. Habría que vender a 2,80 euros por acción. Pero no es menos cierto que aún faltan tres años para que finalice la operación según Goirigolzarri, y si los mercados responden, es posible recuperar aún mas.
Hay que esperar. Pero no conozco ningún Estado que en diez meses haya conseguido estabilizar una entidad sintémica, fundamentalmente de crédito hipotecario y a PYMES, en un país en doble recesión continuada, y con la quiebra de uno de los sectores vectores del hasta entonces crecimiento del PIB: la construcción.