Cuando el 'establishment' republicano se estrelló con la realidad Trump
La cuestión ahora está en el tejado de los republicanos pata negra, que ni se explican cómo Trump ha podido llegar hasta abril liderando todas las primarias, ni cómo es posible que un hombre con un discurso inexistente y descalificador se alce con la abrumadora mayoría de los votos. Pero a la espera de conocerse el discurso sobre política internacional de este miércoles por la tarde, Trump parece imparable. Y lo que es aún más llamativo, sus votantes son los más fieles de la campaña.
Foto: EFE
"El fenómeno Trump es fascinante", decía el ex portavoz en el Congreso y republicano Newt Gingrich tras la contundente victoria de Donald Trump en el cuarto Supermartes de la temporada de primarias. Este martes, Trump conseguía pleno al cinco. Ganó los cinco estados en liza: Pennsylvania, Rhode Island, Delaware, Maryland y Conneticut.
En cuatro de los cinco estados, la victoria superó el 60% de los votos. Contundente. Llegados a este punto es matemáticamente imposible que los dos aspirantes restantes, Ted Cruz y John Kasich, consigan la nominación. Y es posible, matemáticamente hablando, que Trump alcance la cifra mágica de los 1.237 delegados. De ser así, no habría "convención contestada" posible, que sería aquella en la que el aparato del partido tendría margen para hacer que saliera otro candidato a pesar de tener menos delegados electos. Si queda a más de cincuenta delegados de esa cifra, el establishment podría todavía presentar a un candidato alternativo a Trump.
Esta última posibilidad rompería al Partido Republicano, no solo porque Trump está consiguiendo que su movimiento se convierta en transversal (los Republicanos llevan en primarias cinco millones más de votos que los demócratas), sino porque colocarían a las élites contra sus propios votantes.
Trump lo sabe y ya ha advertido que se presentaría como independiente "si le hacen trampas". Esto rompería en dos al partido y le dejaría sin posibilidades de ganar a Hillary Clinton, la aspirante demócrata a la Casa Blanca.
La cuestión ahora está en el tejado de los republicanos pata negra, que ni se explican cómo Trump ha podido llegar hasta abril liderando todas las primarias, ni cómo es posible que un hombre con un discurso inexistente y descalificador se alce con la abrumadora mayoría de los votos.
Es verdad que, de momento, Hillary Clinton le gana por un millón de votos en el conjunto de los votos del partido. Pero no es menos cierto que Trump ha movilizado a las bases republicanas y que están votando por él votantes que nunca antes se habían preocupado por ir a las urnas.
De hecho, el votante de Trump, lejos de ser blanco, pobre y sin estudios -como cuenta el esterotipo- es todo lo contrario. Tal y como explicábamos esta misma semana en este blog, el estudio de The Economist indica que los votantes de Trump, en su gran mayoría, tienen ingresos de mas de 50.000 dólares al año, tienen estudios superiores de forma abrumadora y tienen trabajo.
Trump cuenta con la oposición de las mujeres blancas y de clase media; pero en este punto coincide prácticamente al cien por cien con el rechazo que tiene la candidata demócrata Hillary Clinton.
Tras la victoria de este martes, la NBC hacía pública la primera encuesta nacional en la que más del 50% de los votantes republicanos por primera vez decían que votarían por Trump en las Presidenciales de Noviembre. Y esta tendencia, a juicio del experto en encuestas Nate Silver se incrementará en los próximos meses.
A la espera de conocerse el discurso sobre política internacional de este miércoles por la tarde, Trump parece imparable. Y lo que es aún más llamativo, sus votantes son los más fieles de la campaña.